Salman Rushdie tras recuperarse del covid-19: “Cada día que pasa doy gracias por lo afortunado que he sido”
Radicado en Nueva York hace 20 años, el escritor anglo indio se contagió de coronavirus a mediados de marzo. Ya recuperado, promociona la edición española de su novela Quijote, que traslada la historia de Cervantes a Estados Unidos del siglo XXI, y afirma: “Pasará mucho tiempo antes de que vuelva a escribir ficción”.
A inicios de marzo, promocionaba la edición de bolsillo de su novela Quijote, aparecida en Estados Unidos el año pasado. El libro es una extravagante adaptación de la novela de Cervantes a la época de los reality shows. Entonces Salman Rushdie decía: "Las cosas que habrían parecido completamente improbables ahora suceden a diario… Lo inverosímil se ha convertido en cotidiano”.
Por esos días la pandemia del coronavirus aún no explotaba en Nueva York. Poco después, el autor anglo indio y radicado hace 20 años en Estados Unidos se contagió de covid-19. “El coronavirus también me paralizó a mí. Contraje la enfermedad a mediados de marzo y pasé dos semanas largas verdaderamente difíciles. Afortunadamente estoy plenamente recuperado. Cada día que pasa doy gracias por lo afortunado que he sido”, dijo el escritor recientemente al diario El País.
Nacido en Bombay en 1947, educado en Cambridge y vecino de Nueva York desde el año 2000, Rushdie tenía agendada una gira de promoción en España por la traducción de Quijote, que tuvo una recepción irregular en Estados Unidos. Naturalmente, el tour fue cancelado y el autor respondió entrevistas desde su casa en Manhattan.
Tras recuperarse, Rushdie dice que sale a caminar, si bien no ve gente y se mantiene aislado. “Acabo de terminar una colección de ensayos (nada que ver con el coronavirus) que saldrá a la luz el año que viene. Todo el mundo me dice: ‘Este debe de ser un momento estupendo para escribir’, a lo que respondo: ‘¡Sí, claro; miles de personas mueren a diario, pero lo importante es que es un momento estupendo para ser novelista!’. Pasará mucho tiempo antes de que vuelva a escribir ficción”, afirma.
En su 19 novela, el escritor que fue amenazado de muerte por el ayatola Jomeini de Irán, a raíz de su libro Los versos satánicos, toma la figura de Don Quijote para narrar dos historias: la de un inmigrante de la India que, tras ver horas y horas de tele basura, deja su trabajo como vendedor de una farmacéutica y cruza Estados Unidos en automóvil para ir tras de su Dulcinea, Salma R, una estrella de televisión, y la de un escritor de novelas comerciales, de discreto talento, que decide escribir la obra de su vida.
“A todos, en mayor o menor medida, nos ha pasado eso viendo la tele, hemos enloquecido”, dice Rushdie a La Vanguardia. “El problema de la avalancha de basura televisiva es que resulta muy difícil esquivarla, no ser tocado nunca por sus mentiras, por la lógica de los reality shows.”, agrega.
“Así, la gente desconfía de la ciencia, recela de la medicina, de la educación”, prosigue. “Estos días, millones de personas han visto el video Plandemic, un supuesto documental que sostiene que todo esto es un complot contra la gente, que el coronavirus lo han lanzado las grandes empresas para vendernos luego vacunas y que usar mascarilla puede enfermarnos. Si Cervantes estuviera aquí, hablaría de esto”.
Sobredosis
Luego de dos novelas ambientadas en Nueva York, Furia y La decadencia de Nerón Golden, Rushdie decidió ampliar su mirada sobre Estados Unidos. Tomó su auto y salió a recorrer el país con su hijo, como lo hace el protagonista de su novela. Más allá de la locura que experimenta el personaje, el autor dice que el tema central de la historia es el optimismo, si bien a Quijote le tocará conocer aspectos poco luminosos de la sociedad americana, como la xenofobia.
“Mis amigos se ríen de mí porque en los tiempos que corren sigo siendo optimista. Mi Quijote es una versión exagerada de esa visión. Don Quijote es optimista hasta extremos absurdos. Siempre intenta ver lo mejor de la gente aunque tenga los defectos más deplorables y persigue un amor imposible en contra de toda evidencia. Necesitaba que un personaje así emprendiera un viaje por un país que atraviesa un momento nefasto. Sancho surge directamente de su imaginación, y en medio de la novela loca que he escrito, es quien tiene más necesidad de realidad. Mi Dulcinea, Salma R, es otra proyección de mis obsesiones, y como personaje es muy problemático”, cuenta.
Salma R es una estrella de televisión y parece tenerlo todo, pero en la intimidad su vida es realmente triste: carga un pasado de abuso sexual y tiene un problema de drogadicción. A través de su figura, Rushdie se asoma a un dolor familiar: “Mi hermana menor murió de sobredosis hace 12 años. Su tocador del lavabo parecía una farmacia. Jamás sospeché que tenía una adicción llegada a esos extremos. Como hermano te preguntas: ¿por qué le fallé? ¿Por qué no hablábamos? ¿Por qué no me lo contó?”.
De este modo, el escritor aborda también otros pliegues del amor y las relaciones familiares. “La literatura suele tratar el amor romántico, pero yo quiero escribir de otros tipos de amor: entre padres e hijos, entre hermanos, entre amigos, son amores menos conocidos pero algunos duran una vida eterna, y otros por supuesto salen mal. La relación con mi padre fue horrible, y por eso hay padres tan difíciles en mis libros”.
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