“Tenemos que hablar de Chile”: Así se gestó la plataforma virtual de diálogos ciudadanos impulsada por la UC y la U. de Chile
La iniciativa busca sumar a miles de personas para que compartan ideas, sentimientos y experiencias acerca del país tras el estallido social y la llegada del coronavirus. Hasta la fecha, cinco mil personas han contestado la encuesta online y se espera que entre junio y septiembre se realicen más de tres mil conversaciones virtuales en las que participarían quince mil personas.
La iniciativa está siendo impulsada en conjunto por la Pontifica Universidad Católica y la Universidad de Chile; y es apoyada por más de 20 organizaciones, entre ellas Fundación Chile, Matríztica, Urbanismo Social, Huella Local, además de la colaboración de Google, para el soporte digital.
La idea comenzó a gestarse en octubre, cuando un grupo de académicos empezó a mirar con atención los cabildos y encuentros sociales autoconvocados que se estaban realizando en distintos puntos del país en el marco del estallido social. Instancias en que las personas manifestaron su interés de conversar sobre “un futuro común”, relata a La Tercera Hernán Hochschild, director ejecutivo de “Tenemos que Hablar de Chile”.
Luego tomó forma cuando personas vinculadas a la UC y la U. Chile, como los profesionales Ignacio Irrarázabal, Francisco Soto y Claudio Fuentes, entre otros, que habían participado en el proceso de sistematización de los “Encuentros locales autoconvocados” (ELA) -impulsados en el gobierno de la expresidenta Michelle Bachelet- vieron que era factible tener una “gran conversación país”. Una idea que rápidamente fue analizada y respaldada por los rectores de ambas casas de estudio: Ignacio Sánchez de la UC y Ennio Vivaldi de la U. de Chile.
“Esto nació por la necesidad de conversar y encontrarnos entre las personas que vivimos en Chile. Cuando ocurre el estallido social muchos vimos emerger un fenómeno natural de cabildos y encuentros sociales, unas ganas tremendas de las personas de conversar sobre un futuro común, un ánimo de reunirnos desde nuestras diferencias. Con los días ese fenómeno de encuentro chocó con una tensión y polarización, en especial en las redes sociales, que terminó dominando la discusión pública. Pero esas ganas de encuentro están latentes y ahora con la pandemia esa necesidad reflota con mucha fuerza”, explica Hochschild.
La alianza entre las dos Universidades terminó de cerrarse hace un par de semanas y consiste en una coordinación bidireccional en los aspectos metodológicos, operativos y comunicacionales. "Es una alianza muy importante, que nos va a ayudar a construir una plataforma abierta, participativa, rigurosa en su representatividad y con capacidad de incluir e integrar a diferentes grupos y que busca sumar a la mayor cantidad de instituciones, diversidad, pluralidad y rigurosidad. Para que Chile converse, se escuche, busque entendimiento y produzca también contenido que ayude a encaminar el futuro”, agrega Hochschild.
El director ejecutivo de “Tenemos que hablar de Chile” cuenta que en este periodo se han revisado cerca de 40 iniciativas a nivel internacional -donde destaca la experiencia colombiana "Tómate un tinto (café) con el que piensa distinto”, y también se ha realizado un análisis profundo de otras desarrolladas en Chile. Hoy, por ejemplo, están estudiando los modelos de los pueblos originarios que tienen gran experiencia en este proceso. “Su mirada es un aporte tremendo, las lógicas y dinámicas de conversación de las comunidades más antiguas de esta tierra, tienen mucho que enseñarnos al Chile actual”, explica.
La metodología mezcla varios de los procesos que se están estudiando y busca conectar a los participantes desde sus propias experiencias y sentimientos generando así una simetría entre las personas. Luego, se invita a los participantes a exponer sus diferencias sobre la mesa frente a preguntas abiertas, pero desde esas divergencias se reconocen espacios de convergencia y se apoyan conclusiones de la conversación. “Eso se convoca desde la corresponsabilidad. El futuro de Chile es la pregunta que abre, pero el qué hacemos nosotros es la forma en que se cierra”, agrega el director ejecutivo.
Hasta la fecha, cinco mil personas han contestado una encuesta online acerca de las emociones que han surgido a nivel personal en los últimos meses, y se espera que entre junio y septiembre se realicen más de tres mil diálogos virtuales en los que participarían al menos quince mil personas. Una vez terminados los procesos de participación, se crearán una serie de documentos para incidir y aportar en las discusiones de las políticas públicas.
Respecto a cómo la coyuntura pone urgencia a estas conversaciones, Hernán Hochschild reflexiona: “Esta pandemia que estamos viviendo nos pone a prueba como sociedad y también nos obliga a reflexionar sobre el mundo que viene. Eso claramente es el impulso final de esta plataforma (...)", y agrega: "Por último, en Chile hay demasiadas personas pasándolo mal. Tenemos que hablar de lo que está pasando, tenemos que encontrarnos en nuestras diferencias, tenemos que mirar un futuro común y tenemos que responder juntos a la crisis sanitaria, social, económica y medioambiental. Por eso tenemos que hablar de Chile”.
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