¿Trampolín político? Los “rostros” que se impulsaron (y los que cayeron) con la crisis sanitaria
La CEP posicionó a Paula Daza como la figura política mejor evaluada, seguida del ministro de Salud, Enrique Paris, y la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches. Mientras otros personajes que intervinieron en la crisis sanitaria disputarán cupos políticos. Expertos destacan que la exposición asociada a la pandemia ayudó a levantarlos, a la vez que se han “castigado” las personalidades más críticas o agresivas.
Un escenario “abierto” -al menos en lo que concierne a la carrera presidencial- es lo que reflejó la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP). Ante la pregunta: “¿Quién le gustaría a usted que fuera la o el próximo presidente?”, el diputado Gabriel Boric y el exministro Sebastián Sichel obtuvieron un 13% y un 11% de las preferencias, respectivamente, aunque hay un 50% de electores que aún no sabe a quién dar su voto en noviembre.
Pero en la valoración positiva o negativa de las figuras políticas no hay medias tintas. Los rostros que han marcado la crisis sanitaria son los que ganan terreno, y en el primer lugar está la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza: la doctora alcanza un 46% de evaluación positiva, versus un 21% de imagen negativa, la cifra más baja de todos los personajes evaluados.
En el segundo lugar está la diputada Pamela Jiles, quien alcanzó mayor notoriedad por respaldar los retiros de los fondos de pensiones en medio de la pandemia, y el tercer lugar es compartido por el ministro de Salud, Enrique Paris; y la presidenta del Colegio Médico (Colmed), Izkia Siches, con un 35%. ¿La diferencia? Las menciones negativas del jefe de la cartera sanitaria son menores (27%) a las de la doctora Siches (33%).
Pero más allá del sondeo del CEP, los expertos apuntan a que existen otras figuras “nuevas” en el mapa político, surgidas en pandemia, como el exsubsecretario de Redes Asistenciales Arturo Zúñiga (UDI) -hoy convencional constituyente- o la exsubsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell -actual vocera de campaña del candidato Sichel-, que son piezas claves del nuevo escenario que se conforma.
Incluso, el exministro Jaime Mañalich, que ya tenía un nivel de conocimiento relevante que arrastraba desde el primer gobierno del Presidente Sebastián Piñera, alcanzó su máxima notoriedad durante los meses en que estuvo a cargo de la crisis sanitaria y hoy es candidato a senador por la Región Metropolitana como independiente en cupo Evópoli.
Todos ellos, apunta el cientista político de la U. Central, Marco Moreno, tienen una característica en común: “Son personas que en estos casi dos años están relacionadas con el manejo de la pandemia. Aunque lo hayan hecho relativamente bien o mal, han sido las personas más expuestas, que han estado en la conversación. Pocas veces uno recuerda el nombre de un subsecretario, pero en el caso de Daza o de Zúñiga, han estado continuamente en la palestra. Es la conversación cotidiana que se hace sobre esos actores la que los coloca en un nivel alto de exposición, en efecto ‘recordatorio’”, analiza.
Continua exposición
La frase del ministro Paris “esta pregunta la responderá la subsecretaria Daza” se convirtió en la más renombrada de los balances por coronavirus que, hasta hace poco, se realizaban tres veces a la semana. Y, más allá de las bromas o memes que ha generado, el director de la escuela de Publicidad de la U. Diego Portales, Cristián Leporati, analiza que la buena evaluación de la doctora Daza puede estar asociada a un contexto donde ella se ha convertido como la figura de “emisaria” que entrega respuestas a la crisis. “No sería extraño que más adelante al doctor Paris o a la doctora Daza los sondeen para un cargo político”, dice.
“A la subsecretaria se le asocia que en un contexto muy politizado, ha puesto tranquilidad y mesura. A un inicio, frente a un primer ministro (Jaime Mañalich) muy político. Y por otro lado, Daza se amoldó muy bien a un ministro como Enrique Paris, que tiene un perfil distinto al de Mañalich, que delega bastante. La gran fortaleza de ella es que ha mantenido un temperamento independiente del ‘jefe’ que tenga, además de su neutralidad, sin grandes hipérboles políticas”.
En el caso del exsubsecretario Zúñiga, plantea que “por el contrario de Daza, que tiene un perfil más amplio, el del exsubsecretario es más ideológico. Se destacó a partir de la pandemia, pero circunscrito a su segmento político”.
A la interna de la UDI, en tanto, evalúan bien el trabajo que ha hecho el ahora constituyente Zúñiga. Al menos en la bancada de la colectividad transmiten que él ha sabido marcar bien los puntos del sector y que, según estiman, ha hecho una “labor extraordinaria”.
El mismo rasgo “neutral” de Daza -aunque con matices- evocaría la doctora Izkia Siches, describe Leporati. La líder gremial, aunque ha tenido un discurso más duro en ocasiones, sobre todo en la época Mañalich, el experto en comunicación afirma que “las personas perciben que nunca salió de su rol de doctora”. Un punto a favor es que a diferencia de otros rostros, Siches no ha apuntado a obtener cargos de representación popular.
Sin embargo, algunas de sus intervenciones sí le han provocado conflictos a la interna de los médicos. A mediados de marzo de este año -en un podcast con Mirko Macari, Alberto Mayol y Darío Quiroga- cuestionó las políticas gubernamentales frente a la pandemia, apuntó al Segundo Piso y a “ingenieros que se las dan de epidemiólogos”, planteó que la Mesa Social que integra “no corta nada” y aseguró que el ministro de Salud es un “buen soldado”, pero que no dirige la respuesta ante la crisis.
Y más recientemente, en grupos del Colmed suscitó polémica una propuesta donde la administración actual buscó prorrogar el mandato por cinco meses, para que las elecciones de una nueva directiva se realizaran en mayo de 2024 y no en diciembre de 2023 como estaba estipulado.
Voceras y candidatos
En su momento, Katherine Martorell, militante de RN, fue sondeada como candidata al Parlamento y para la Convención Constituyente. ¿La razón? La notoriedad de la exsubsecretaria comenzó a ir “al alza” cuando se instaló como una invitada recurrente a los reportes sanitarios, informando qué comunas entraban a cuarentena y cuáles avanzaban. En Salud, como dupla de Daza, siempre se le evaluó como una “buena vocera”.
No fue hasta hace poco más de un mes que Sebastián Sichel la contactó directamente para pedirle que fuera su vocera de campaña. Previamente, el abanderado oficialista se había comunicado con el Presidente Sebastián Piñera para transmitirle sus intenciones de que Martorell fuera vocera y dejara la Subsecretaría de Prevención del Delito. Así, en el entorno de Martorell, dicen que ella accedió porque Piñera le dio su venia.
En el comando de Sichel dicen que el candidato que, si bien no era cercano a Martorell, le pidió ser su vocera porque es mujer, con habilidades políticas y con cercanía a los partidos. En el oficialismo, en todo caso, dicen que su llegada también responde a su cercanía con Andrés Chadwick, quien habría influenciado en Sichel para ficharla, lo que es descartado en el entorno de la exsubsecretaria.
Tras la fuerte exposición que mantuvo en la pandemia, cercanos a Martorell piensan que es una figura política con proyección y que, en caso de que gane Sichel, podría ser ministra.
Por otro lado, con el exministro de Salud, Jaime Mañalich, las gestiones que debió realizar Evópoli no fueron fáciles. Previamente, el doctor había planteado que no postularía a ningún cargo de elección popular tras abandonar el ministerio, justo cuando arreciaba el peak de la primera ola. Sin embargo, en entrevista con Radio Duna hace algunas semanas expresó que “soy un hombre más bien de centro y la cercanía filosófica, política y de personas con Evópoli es intensa (...) No me siento de derecha”.
En el mismo fenómeno de “trampolín” en el contexto de la pandemia se enmarca la exseremi de salud de la Región Metropolitana, Paula Labra, quien abandonó el cargo para optar por un escaño de la Cámara de Diputados, en representación de Maule Sur.
Redes sociales
Y si bien la pandemia hizo crecer la tribuna de variados personajes, el mayor nivel de exposición no terminó bien para todos.
Así ocurrió con el psicólogo Gonzalo Bacigalupe y el médico Ramón Yuc Kong alcanzaron notoriedad durante los peores momentos de la crisis sanitaria, como elementos críticos de la gestión que se estaba haciendo. En ese contexto, ambos engrosaron su lista de seguidores y se convirtieron en asiduos invitados a programas de radio y televisión.
Viendo aumentada su popularidad, Bacigalupe -quien ha sido objeto de numerosas funas de parte de expertos- se presentó como candidato a la Convención por un cupo en la lista Apruebo Dignidad en el distrito 9 -el mismo que Zúñiga- pero obtuvo solo el 1,7% de las preferencias, con 5.502 votos.
A juicio de Marco Moreno, las figuras más “críticas” que aparecen en Twitter “no logran romper la burbuja en que ellos se mueven. Todos los que estamos en Twitter generamos cámaras de eco, gente que te sigue, que piensa parecido a ti, se leen entre los mismos, se dan likes entre los mismos”.
Leporati añade que “en general, los discursos más críticos, agresivos, en Chile no se premian. La conducta de la población es una conducta de acuerdo, salvo en momentos históricos de crisis. Quienes tienen discurso muy duro como Bacigalupe, o el ejemplo de Sichel semanas atrás y sus declaraciones contra Boric, quedan fuera del sistema”.
Ahora, esa posta la tomó Kong, quien se presenta como candidato a diputado por el distrito 7 de Valparaíso. Aunque el médico recientemente se vio envuelto en una polémica por lanzar una plataforma de servicios que vende órdenes de exámenes médicos bajo la premisa de promover chequeos preventivos.
Eso fue criticado por sus pares, e incluso Izkia Siches, quien opinó que “los exámenes son un complemento diagnóstico que deben ser solicitados luego de una evaluación médica y ajustados a las necesidades de cada paciente. No puedo respaldar este tipo de iniciativas. Creo que debería bajar su página”.
Moreno apunta a que ese perfil de candidatos deben romper “la burbuja” de las redes sociales y conectar el sentir más “moderado” que está fuera de las redes sociales.
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