Trump v/s Biden: Las expectativas que se abren en Chile, de ganar el demócrata
El resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos es mirado con atención en Chile y el resto de América Latina, ante la posibilidad de que haya un cambio en la política exterior de Washington hacia la región. ¿Cuáles podrían ser las prioridades del próximo ocupante de la Casa Blanca y en qué nos podría afectar? Aquí se lo contamos.
La anécdota refleja en buena medida las expectativas que circulan en Chile de lo que podría ocurrir a partir del resultado de esta noche en las elecciones presidenciales en Estados Unidos, más aún si se cumplen los vaticinios de las encuestas que dan por triunfador al abanderado demócrata Joe Biden.
Ocurrió en la mañana del 1 de abril de 2016 en Washington, y quien la relata es el excanciller chileno y exembajador en Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés.
Ese día, temprano en la mañana, la entonces presidenta Michelle Bachelet, acompañada por su canciller, Heraldo Muñoz, y por quien en esos momentos estaba a cargo de la misión diplomática de Chile en Washington llegaron a tomar desayuno a la residencia del vicepresidente estadounidense, en el Observatorio Naval.
Tras los saludos protocolares, se dio inicio a una “conversación muy animada. Biden hizo un recorrido por todos los temas que estaban ocurriendo en América Latina en esos momentos y que eran parte de las preocupaciones del gobierno estadounidense”, relata Valdés.
Según una nota de prensa de la Casa Blanca, que dio cuenta de ese encuentro, “el vicepresidente Biden alabó el papel constructivo de Chile a la hora de abordar un número de desafíos regionales en el continente, incluyendo su apoyo para el desarrollo de los países del Triángulo Norte de Centroamérica y su papel vital como facilitador en el proceso de paz de Colombia”.
Lo que se desconocía es que, en un momento de esa cita, según relata Valdés, el vicepresidente estadounidense habló sobre la situación en Haití. “Biden nos dijo que estaba desesperado, que no sabían qué hacer”. Porque, después de haber gastado 14 millones de dólares en la realización de elecciones libres, los resultados no eran reconocidos por los haitianos. “No sabemos qué hacer, nuestro embajador está muy complicado porque no ha podido hablar con nadie, nos dijo Biden”.
-¿Por qué no enviamos a Valdés?- planteó Bachelet.
-¿Por qué a él?-preguntó sorprendido e interesado a la vez el segundo en la administración del Presidente Obama.
-Es que Valdés estuvo a cargo de la misión de la ONU en Haití y conoce a todo el mundo allá- le explicó Bachelet.
Biden no lo dudó ni un solo momento. “Pues se va hoy mismo a Puerto Príncipe”, les dijo mientras tomaba contacto con el presidente Barack Obama y el Departamento de Estado para organizar la misión que emprendería el diplomático chileno. “Ha sido la única vez en mi vida que he partido a una misión con el mandato de dos presidentes”, recuerda Valdés sobre ese viaje que terminó con la repetición de la elección presidencial en Haití.
Durante los ocho años que estuvo como segundo en la Casa Blanca (2009 al 2017), Joseph Robinette Biden Jr. prestó especial atención en política exterior a los temas vinculados a América Latina y el Caribe. Así, mientras Obama y el secretario de Estado, John Kerry, se preocupaban de las negociaciones con Irán, Corea del Norte y del Medio Oriente, el actual abanderado demócrata bregaba por los asuntos en la región, recuerda Arturo Valenzuela, uno de los chilenos más cercanos a las últimas administraciones demócratas. Éste fue asesor del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca durante la presidencia de Bill Clinton, periodo en la que le tocó trabajar en el Plan Colombia. “En esa época, Biden era presidente de la Comité de Relaciones Exteriores del Senado y desde ahí tuvo mucho que ver con todos los temas internacionales”, señala.
Biden viajó en 26 ocasiones a Centro América y América del Sur -ya había visitado Chile con anterioridad, en abril de 2009, en calidad de presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado-, preocupado por la situación de violencia y pobreza que empujaba una fuerte ola migratoria hacia Estados Unidos. No sólo fortaleció los contactos con líderes latinoamericanos, sino que se ocupó personalmente de convencer al Congreso estadounidense de aprobar en 2015 un paquete económico cercano al billón de dólares para ir en ayuda de los países del triángulo centroamericano (Salvador, Honduras y Guatemala), precisamente las naciones desde las cuales saldrían pocos años después las masivas marchas de migrantes con la esperanza de llegar a Estados Unidos.
Programas de ayuda que fueron suspendidos por la administración Trump -los que reemplazó por una política más agresiva, de sanciones y castigos, para los migrantes latinos- y que Biden ya anunció que repondrá, de llegar a la Casa Blanca. Durante la campaña, Biden y sus asesores en temas internacionales comprometieron planes de ayuda financiera de más de cuatro mil millones de dólares destinados a países centroamericanos, para apoyar programas contra la corrupción y la pobreza y, por esa vía, frenar la migración.
“Biden conoce muy bien la región y sabe, obviamente, que lo que hay que hacer es tratar de recomponer una relación de trabajo conjunto, volver al multilateralismo, privilegiar las instituciones internacionales. En ese sentido, creo que habrá una preocupación importante. lo que está sobre la mesa es cómo recuperar la economía internacional, así que todos los grandes temas como comercio internacional, la OMC, el Banco Mundial, el BID, todos van a jugar un papel importante en el gobierno de Biden", asegura Arturo Valenzuela.
“De todas maneras podemos esperar que se produzcan cambios en la política exterior de Estados Unidos en caso de ganar Biden. Otra cosa es que esos cambios sean efectivos, eso sólo se verá con el tiempo, pero en lo que no hay dudas es que la actitud cambiará de una manera muy significativa, porque hoy en día no existe una política exterior de Estados Unidos hacia América Latina, más allá de la política del Estado de Florida hacia Cuba y Venezuela, y por cierto hacia los fenómenos de migración desde Centroamérica. Biden ya ha comprometido varias acciones y políticas que van a requerir la colaboración de los países latinoamericanos”, señala Juan Gabriel Valdés.
Y ahí, Chile puede tener un rol que jugar.
“Biden sabe que no puede hacer política hacia América Latina sólo desde Estados Unidos, es consciente de que para eso requiere de la acción de países aliados en la región”, señala el exsubsecretario y exembajador de Chile en la Naciones Unidas, Cristián Barros.
En materia de migración, Biden no demorará mucho en mostrar sus cartas si es que gana esta noche la elección, como lo anticipan las encuestas. Es probable que en los primeros meses de mandato revierta -por la vía de decretos ejecutivos- varias de las medidas más polémicas decretadas por Trump en esta materia, como la separación de menores de edad de sus padres o las trabas para solicitar refugio en Estados Unidos.
“Biden, eso sí, se va a cuidar mucho de que esos cambios no sean interpretados como un mensaje de apertura de la frontera a la migración masiva”, recalca Barros.
Migración no es el único tema que el equipo internacional de Biden -que es prácticamente el mismo grupo que lo acompañó durante la administración de Obama-, tomará acciones en los primeros meses de un eventual gobierno. Ya han anunciado que por la vía de decretos ejecutivos se relajarán las restricciones impuestas por Trump a la relación con Cuba y a la posibilidad de viajar a la isla, recuperando así los acercamientos que se habían producido entre Washington y La Habana al final del gobierno de Obama.
Cuba, Venezuela y el embajador en Chile
También deberían esperarse cambios en la política exterior estadounidense respecto de Venezuela. No en cuanto al objetivo -la salida de Maduro-, sino respecto de los mecanismos. Biden se alejaría de las actitudes más hostiles de la administración Trump y volvería a la presión política por una solución pacífica y negociada entre los actores políticos venezolanos, señala Barros.
Venezuela se ha convertido en un tema de interés hemisférico y también un problema de seguridad regional. La crisis política, social y económica ha empujado una fuerte ola migratoria sobre los países vecinos. A Chile, pese a la distancia, ya han llegado cerca de medio millón de venezolanos.
Más cauto, Darío Paya, exembajador de Chile en la OEA durante el primer gobierno de Piñera, no cree que se vayan a dar giros muy significativos en la política exterior de Estados Unidos sea cual sea el ganador de esta noche y que se pueda presumir que Biden, de salir victorioso, tendrá espacios para dar una mirada más latinoamericanista. “No se debiera esperar casi ningún cambio, no sólo respecto de la relación con Chile, salvo que se puede prever que Biden tendrá un gobierno más predecible y una relación más fluida con los organismos multilaterales”, señala Paya, quien sigue atentamente la política estadounidense por su rol en el Leadership Institute.
En ese sentido, la mayoría de los expertos y analistas internacionales aseguran que Biden, a diferencia de lo que hizo Trump en su gobierno, buscará fortalecer el trabajo del Departamento de Estado, la secretaría a cargo de la política exterior estadounidense.
Valdés, incluso, ya aventura la que podría ser la carta de Biden para ocupar el cargo de jefe del Departamento de Estado. Se trata de Susan Rice, quien se desempeñó como embajadora de Obama en la ONU y fue consejera de Seguridad Nacional. Rice, estuvo dentro de las cartas que analizó Biden como compañera de fórmula para esta elección, antes de decantarse por la senadora afroestadounidense Kamala Harris.
Entre las figuras del partido Demócrata estadounidense hay consenso sobre el debilitamiento del equipo a cargo de la diplomacia durante la era Trump. Aún hay varios puestos de embajadores sin llenar o pendientes de ratificación. Un retraso que se debió en buena parte a la pretensión de Trump de colocar en los cargos a personas sin experiencia en política exterior, pero que trabajaron en la recolección de fondos para las campañas del mandatario republicano.
Es el caso, precisamente, de Chile. Estados Unidos no tiene embajador en Santiago desde el 24 de enero de 2019, fecha en que terminó su gestión la embajadora Carol Pérez, quien había sido designada por Obama. En su reemplazo, Trump propuso primero a Andrew Gellert, nombre que tuvo que retirar al poco tiempo. Desde entonces, el mandatario estadounidense ha insistido en a lo menos dos ocasiones ante el Congreso para que ratifiquen la designación de la empresaria de origen cubano Leora Levy, quien es una destacada recolectora de fondos del Partido Republicano en el estado de Connecticut.
Valdés y Barros ven muy difícil que Levy asuma finalmente en Santiago si Biden gana la presidencia. Todo indica que, en ese caso, la Casa Blanca echará mano a los equipos profesionales del Departamento de Estado y se designarán nuevos representantes de Estados Unidos en Chile y en otros países.
La duda sobre los organismos multilaterales
Otro punto pendiente en términos de la diplomacia estadounidense es si EE.UU. retornará a los organismos multilaterales, con los que rompió Trump, de ganar Biden, quien hizo una promesa en ese sentido durante la campaña.
Los conflictos no son sólo con la OMS, de la cual Trump se retiró en medio de la pandemia. También ha tenido conflictos con la Organización Mundial de Comercio (OMC). Hace sólo unos días, Trump insistió en su respaldo al candidato surcoreano y con eso impidió la elección de la exministra de Finanzas de Nigeria Ngozi Okonjo-Iweala, quien había sumado respaldo mayoritario, especialmente de las naciones europeas.
Con Biden en la Casa Blanca, señala Barros, se espera un acercamiento de Estados Unidos a sus aliados europeos. Lo mismo podría ocurrir con América Latina. Es más, agrega el exdiplomático, el equipo de Biden ha dado señales de que podría cambiar al recién electo director del BID, el estadounidense Mauricio Claver-Carone, en un gesto hacia los países de la región, entre ellos Chile, que cuestionaron a Trump por proponer el nombre de un estadounidense para este puesto.
China y la presión por retomar el TPP
Un eventual triunfo de Biden, sin embargo, podría traer algunas complicaciones para Chile.
Para los analistas y exdiplomáticos chilenos que siguen de cerca la política estadounidense, es claro que la competencia entre Estados Unidos y China ya está lanzada y que, en adelante, ningún mandatario estadounidense si desea mantener incólume su mandato y proyección futura, podrá eludir y dejar de enfrentar el desafío chino. “Eso no significa que si Biden es presidente vaya a mandar barcos de guerra al Mar de China a provocar como lo hizo Trump. Eso no lo creo. Lo más seguro es que buscará retomar la estrategia que llevó adelante la administración Obama”, señala Valdés.
Y ahí, si se abre un flanco para Chile. Porque es previsible que Biden busque retomar las negociaciones para que Estados Unidos ingrese al TPP (Tratado Trans Pacífico) como una estrategia para imponerle a China condiciones más duras en materia de propiedad intelectual.
“Eso complica a Chile. En el gobierno de Bachelet se decidió no seguir avanzando en el TPP si se imponían las lógicas de propiedad intelectual que buscaba imponer Estados Unidos. El entonces canciller Heraldo Muñoz viajó a Washington y se reunió con Joe Biden para decirle que no podíamos seguir adelante en esas condiciones”, relata Valdés. El exembajador chileno estuvo presente en esa cita y recuerda que Biden supo escuchar la posición de Chile. “Estados Unidos estuvo obligado a dar marcha atrás en algunos aspectos porque se dio cuenta de que estaba complicando a sus aliados, varios de los cuales estaban amenazando con desertar, no sólo Chile”, señala.
Pese a que Chile fue pionero de esta iniciativa junto a Nueva Zelanda, Brunei y Singapur, el Congreso chileno aún no ratifica el ingreso a este acuerdo comercial, el que aún genera una fuerte controversia en algunos sectores políticos. “Estados Unidos para pelear con China debe insistir en introducir los temas de propiedad intelectual y ese concepto hiere a sus aliados más pequeños, como es el caso de Chile”, dice Valdés.
Medioambiente, un foco de conflicto con Brasil
Hay otro factor que Chile debería tener en cuenta, señala Juan Gabriel Valdés. “Biden y su equipo tiene una cierta obsesión por los temas medioambientales”, asegura. El abanderado demócrata no sólo se comprometió al reingreso de Estados Unidos al Acuerdo de París para el control de emisiones de carbón a la atmósfera y frenar el cambio climático. Durante los debates presidenciales en Estados Unidos, el único tema que Biden abordó sobre la región, aparte del migratorio, fueron los incendios y la tala de bosques en la Amazonas, lo que provocó una airada reacción del mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, quien se quejó de “intromisión en los asuntos internos de Brasil”.
“Es razonable pensar que Biden el único tema en el que va a jugar hardball (pelota dura o juego agresivo) será en el tema medioambiental. Con Cuba y Venezuela, debiera buscar el camino de las negociaciones”, señala Valdés.
En ese sentido, muchos prevén que -de ganar Biden- se abrirán focos de conflicto entre Washington y el gobierno de Bolsonaro, quien ha mantenido una inusual cercanía con la administración Trump.
Es posible, sostiene Valdés, que si Biden llega a la Casa Blanca se inicie una etapa de mucha presión en favor de la suscripción de tratados internacionales en materia medioambiental, “para el gobierno de Chile no será tan fácil decir que no firma el acuerdo de Escazú, simplemente porque no le gusta”, remarca el excanciller.
Para el diputado UDI Issa Kort, miembro de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja y presidente del comité Parlamentario Chile-Estados Unidos, es momento de poner paños fríos a las expectativas que genera las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
“Las relaciones bilaterales entre Chile y Estados Unidos tienen una larga y profunda historia de amistad, cercanía y complementariedad. Las distintas coyunturas políticas domésticas no deberían influir necesariamente en las relaciones diplomáticas y estratégicas”, sostiene. Por lo mismo, afirma, lo peor que podrían hacer los chilenos es tomar favoritismo público por cualquier candidato.
Muchos recuerdan precisamente las altas expectativas que hubo en marzo de 2011, cuando Barack Obama vino a Chile a anunciar desde Santiago lo que sería la política exterior de Estados hacia América Latina.
Más allá del simbolismo de ese hecho, poco o nada ocurrió. “Cualquiera que haya leído con atención ese discurso se daba cuenta que estaba lleno de lugares comunes, incluso, de frase completas sacadas de mensajes de los años 60 y 70. Para Chile no fue trivial que Obama haya decidido darlo desde Chile, pero fuera del simbolismo, no había ninguna sustancia”, recalca Darío Paya.
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