Una “reverencia” a Armendáriz, manos cruzadas y con un cuaderno para tomar apuntes: cómo vivió Manuel Monsalve su formalización
El exsubsecretario del Interior ingresó a la sala 103 esposado y escuchó los cargos en su contra de manera tranquila. Su voz lució temblorosa al momento de entregar sus datos personales. No hizo movimiento alguno de su rostro cuando escuchó al fiscal regional Centro Norte, Xavier Armendáriz, describir los delitos de violación y abuso sexual contra una subalterna suya, una funcionaria de la cartera que dirigió.
A las 8.46, el vehículo de la Policía de Investigaciones que trasladó al exsubsecretario del Interior Manuel Monsalve ingresó hasta las dependencias del Centro de Justicia. Lo hizo por un entrada al costado de la ex-Penitenciaría y bajo fuertes dispositivos de seguridad: en el lugar había dispuesto un gran contingente de Carabineros que ordenaron el ingreso del auto policial ante la alta expectación de la prensa.
Desde ahí, la exautoridad de gobierno fue trasladada hasta el Séptimo Juzgado de Garantía, donde lo esperaban los fiscales Xavier Armendáriz, Francisco Jacir y Marcelo Borbarán para formalizarlo por los delitos de violación y abuso sexual contra una trabajadora de esa misma Subsecretaría, una subalterna suya, en hechos ocurridos el 22 y el 23 de septiembre.
A las 9.11, Monsalve ingresó a la audiencia, esposado, vestido de traje y sin corbata, tal como muchas veces se le vio en actividades policiales, donde solía dar cuenta del combate de la delincuencia por parte del Ejecutivo. Esta vez, desde la vereda del frente, el ex “sheriff” de seguridad, hombre fuerte de Interior, pasó a sentarse en el banquillo de los acusados por graves imputaciones.
Al ingresar a la sala 103, el imputado Monsalve saludó a los fiscales Armendáriz y Jacir con una gesto con su cabeza, como haciendo una reverencia. Como un acto de cortesía, el jefe de la Fiscalía Centro Norte le devolvió el saludo.
En uno de sus primeros alegatos, una de sus abogadas, María Inés Horvitz, solicitó al juez Mario Cayul poder retirarle las esposas a Monsalve, puesto que su presencia “no representaba peligro” al interior de la sala.
El magistrado acogió la solicitud y consultó con el jefe de Gendarmería que estaba a esa hora en la sala cómo había sido el comportamiento del detenido hasta ahora. “¿Cómo se ha portado el imputado?, ¿no ha habido algún problema a priori?”. La respuesta del funcionario fue positiva, lo que valió que Monsalve pudiera escuchar las imputaciones en su contra con las manos libres.
Manos cruzadas y tomando apuntes
“Manuel Zacarías Monsalve Benavides. 59 años. Casado. Con residencia en calle Sol y Mar, en Viña del Mar”. Esa fue parte de la respuesta del exsubsecretario cuando el juez le pidió identificarse y entregar sus datos personales. Lo hizo con la voz temblorosa. Posterior a ello, llenó su vaso plástico con agua.
El imputado escuchó los incidentes planteados por su defensa de manera atenta, tranquilo, con las manos cruzadas a la altura de la boca. Esa pasividad era solo interrumpida a ratos para mirar a su alrededor y llenar su vaso plástico con agua. Fue en esos momentos donde esbozó una leve sonrisa, que fue registrada por las cámaras.
Entre esas incidencias, María Inés Horvitz Lennon, Cristián Arias y Lino Disi Pavlic plantearon que la detención había sido ilegal, que no se habían cautelado los derechos de su defendido, que el tribunal no era el competente en relación a los hechos y que no tuvieron el tiempo “suficiente” para leer las 53 mil páginas que contiene la carpeta de la Fiscalía. Todos esos puntos fueron rechazados por el Ministerio Público.
Solo la última parte fue acogida parcialmente por el magistrado, quien dio un receso para que la defensa pudiera interiorizarse de las fojas. Ya al momento en que Armendáriz imputó los cargos, a eso de las 10.11, Monsalve tomó un lápiz pasta azul y un cuaderno para tomar apuntes.
Fue haciéndolo de manera ordenada, dividiendo los hechos en títulos, esquemas y trazando líneas. Puso mayor atención cuando el persecutor se refirió a la ida al Hotel Panamericano, durante la noche del 22 de septiembre, donde se produjo el primer hecho denunciado. Hizo lo mismo cuando el investigador se pronunció respecto al hecho de abuso sexual, ocurrido al día siguiente.
Posterior al relato del fiscal, el juez consultó si la defensa tenía algún reparo con los hechos expuestos. La respuesta de los tres abogados fue negativa. También le consultaron a Monsalve, quien respondió con un ligero movimiento de cabeza en señal de que no tenía nada que decir.
Para el receso, Monsalve se quedó sentado en su pupitre, en compañía de su abogado Cristián Arias, con quien dialogó sobre el proceso judicial que se encuentra enfrentando.
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