Wellington Dias, ministro de Desarrollo y Asistencia Social de Brasil: “Lula está interesado en ampliar la relación con Chile en el área de seguridad alimentaria”
De reciente visita en Chile, Dias participó de la reunión de ministros y autoridades de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) para abordar acciones de seguridad alimentaria, nutrición y erradicación del hambre en América Latina.
De visita en Santiago con ocasión de la reunión en que participaron ministros y autoridades de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) para abordar acciones de seguridad alimentaria, nutrición y erradicación del hambre en América Latina, el ministro brasileño de Desarrollo y Asistencia Social, Familia y Combate al Hambre de Brasil, Wellington Dias, presentó las propuestas del gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva para garantizar el derecho a la alimentación y a una vida digna.
Además de compartir la exitosa experiencia de Brasil en materia de combate al hambre y erradicación de la pobreza, Dias se enfocó en las agendas bilaterales, junto al ministro de Agricultura de Chile, Esteban Valenzuela, y al subdirector general y representante regional de la FAO en América Latina, Mario Lubetkin, además del encuentro con su par de Desarrollo Social y Familia, Javiera Toro.
A 20 años de la creación del programa estrella del gobierno del presidente Lula, Fome Zero (Hambre Cero), que sacó a Brasil del mapa del hambre de la ONU en 2014, hoy el gobierno brasileño trabaja en 80 acciones para nuevamente retirar al gigante sudamericano de este indicador, de aquí a 2030.
En la siguiente entrevista con La Tercera, Dias se refiere a ese desafío y a la agenda de trabajo Brasil-Chile en materia de seguridad alimentaria, entre otros temas.
El programa Hambre Cero cumple 20 años. ¿Cuáles han sido los mayores logros de esta iniciativa estrella del presidente Lula?
El Programa Bolsa Familia fue lanzado en 2003 por el presidente Lula. Los estudios del Banco Mundial y de la Fundación Getúlio Vargas muestran algo extraordinario: en primer lugar, que el 64% de los niños y adolescentes que en 2005 fueron beneficiados por Bolsa Familia abandonó el Registro Único hasta 2019, con la inserción de este segmento al mercado laboral formal. Estos jóvenes salieron de la pobreza, y el principal indicador es la integración. Desde la implementación del programa existía como condición que niños y adolescentes asistieran a la escuela, lo que garantizaba no solo el acceso al apoyo financiero, sino también el acceso a la educación. Fue la prioridad dada por Brasil a los más pobres lo que condujo a esta evolución. Destaco también la importancia de la circulación del ingreso. Este dinero es más que una simple transferencia de recursos. Circula en la economía y se multiplica por dos, generando impacto en la economía local. La iniciativa también se destaca por su integración con otros 36 programas, como el acceso a la vivienda, electricidad, internet, cultura y deporte, brindando una estructura adecuada y brindando dignidad a sus beneficiarios. Además, nos preocupa la adecuación alimentaria, que solo es posible gracias a la existencia del Plan Safra, que es más que un crédito. Se trata de un plan para la producción, que considera lo que Brasil produce para exportación y lo que Brasil genera en términos de alimentación saludable para el consumo interno. Cuando evaluamos los 20 años del programa, vemos que este realmente trae resultados extraordinarios.
Hoy el gobierno brasileño trabaja en 80 acciones para nuevamente retirar a Brasil del mapa del hambre de la ONU, tal como lo hizo en 2014. ¿Qué medidas se están adoptando al respecto?
En primer lugar, fue actualizado el Programa Bolsa Familia, y ahora se introdujo una norma prevista en nuestra Constitución llamada Renta Básica de la Ciudadanía, un monto per cápita para las personas que están en el Registro Único de todos quienes se encuentren en alguna situación de vulnerabilidad, con transferencias de recursos monetarios, especialmente para aquellos con ingresos mensuales inferiores a 218 reales, cerca de 41 mil pesos chilenos. Destaco también un plan de acción coordinado por la Cámara Interministerial de Seguridad Alimentaria y Nutricional, en la que participan 24 ministerios y que lanzó el Plan Brasil Sin Hambre y el plan de reducción de la pobreza para mayor igualdad. También se integra con otras políticas, como medidas orientadas a los cuidados y a la familia. Es una mirada especial a quienes más lo necesitan: las personas con discapacidad, personas en situación de calle, población indígena, quilombolas, ancianos, primera infancia, niños, niñas y adolescentes. El objetivo es que cada programa constituya una alternativa para, en primer lugar, erradicar el hambre, y, en segundo lugar, sacar a las personas de la pobreza, promoviendo la dignidad, el empleo, el emprendimiento y la vivienda.
¿Por qué hubo un retroceso en esta materia durante la gestión de Jair Bolsonaro? ¿De qué magnitud fueron esos retrocesos?
El presidente Lula imaginó que sería prácticamente imposible que Brasil retrocediera, al menos al nivel que alcanzamos en 2019, cuando tuvimos una ruptura en la integración entre el gobierno federal y los estados y municipios. Además, hubo un quiebre en el corazón de este sistema, que era un Registro Único, eficiente, actualizado y con criterios que tomaban en cuenta el tamaño de las familias y sus particularidades. También faltó planificación para que un país como Brasil, el tercer productor de alimentos del mundo, se preocupara por los alimentos para su población. Todo esto desmanteló dos sistemas: el sistema único de seguridad alimentaria y el sistema único de asistencia social. Al mismo tiempo, el hambre creció hasta alcanzar, en 2022, los 33 millones de personas en situación de hambre severa, de acuerdo con criterios científicos, además de registrarse 95 millones de personas en situación de pobreza. También crecieron la población en situación de calle y la desnutrición entre las poblaciones indígenas. Los precios de los alimentos se incrementaron, la inflación también aumentó y las tasas de interés se elevaron. El desempleo también registró un aumento. Todo esto, en conjunto, llevó a una situación muy grave. Así, en este primer momento, tras la asunción del presidente Lula, nuestra prioridad es la reconstrucción. Se trata de garantizar que Brasil dé prioridad a la democracia y que Brasil pueda volver a tener presencia en los foros mundiales en este diálogo con otros países. Pero, internamente, la prioridad es para los más pobres.
Usted ya estuvo en Chile en octubre de 2023 y ahora participa en la reunión sobre seguridad alimentaria en nuestro país, en el marco de la reunión ministerial de la Celac. ¿Qué iniciativas en conjunto están desarrollando Brasil y Chile en esta materia? ¿Qué programas impulsados en Chile para combatir el hambre le han llamado la atención?
Mantuve reuniones con los ministerios de Agricultura y de Desarrollo Social. Con el ministro Esteban Valenzuela tuvimos la oportunidad de tratar temas vinculados a la producción de alimentos y la seguridad alimentaria. Chile y Brasil tienen una alta producción agrícola, pero también existen personas en situación de inseguridad alimentaria. Tenemos una buena relación comercial, con varias alianzas, y el presidente Lula está interesado en ampliar aun más esta relación con Chile en los más diversos ámbitos, especialmente en el área de seguridad alimentaria. Con la ministra Javiera Toro tuvimos la oportunidad de ampliar alianzas que ya veníamos trabajando desde principios de 2023. Chile fue muy importante para nosotros para aprobar, en el Mercosur y también con los países de América Latina y el Caribe, la construcción de una política de cuidados y familia, en la que nos ocupemos no solo de quienes son cuidados, como niños, ancianos o personas con discapacidad, sino también de quienes cuidan (los cuidadores). Vamos a agilizar el desarrollo de un plan de cualificación para estos profesionales. También establecimos una colaboración para trabajar juntos en iniciativas para la población en situación de calle. Chile tiene una política en el área de salud mental y Brasil acaba de aprobar la actualización de su plan. También deberíamos intercambiar experiencias en materia de sistemas de registro.
Brasil busca crear una Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, la que será lanzada en la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno que se realizará en Río de Janeiro, en noviembre de este año. ¿Podría darnos más detalles de esta iniciativa?
Durante la presidencia brasileña del G20, el presidente Lula pretende lanzar, en la cumbre de noviembre, una Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, resultado del trabajo de diversos equipos de trabajo durante el primer semestre de 2024 y comienzos del segundo. Esperamos alcanzar un entendimiento para la Alianza Global no solo con los países del G20, sino que con todos los países. El objetivo es que podamos garantizar que cada país pueda contar con su plan para cumplir las metas 1 y 2 de los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030, reduciendo el número de personas que están en la pobreza y sacando a más personas del mapa del hambre, mediante la integración entre los países más desarrollados y los países en desarrollo. Se trata de un apoyo no solo en términos de conocimientos, sino también de asociaciones y ayuda financiera. Quisiera resaltar la importancia de Chile para esta alianza global contra el hambre y la pobreza, y por una mayor igualdad, con medidas que puedan contener el cambio climático, considerando la discusión y aprobación que tuvimos en el ámbito de la Celac, donde fue aprobado por los países de América Latina y el Caribe un plan para la seguridad alimentaria y nutricional y el combate al hambre.
¿Y cómo sería el aporte de cada país a esta Alianza Global?
Cada país debe, según su realidad y en base al abanico de experiencias exitosas que ya se han implementado en múltiples zonas del mundo, elegir aquellas que se ajusten más a su realidad, pudiendo, si lo desean, trabajar con proyectos innovadores. Cito, por ejemplo, el programa brasileño de alimentación escolar, que se integra con la compra de alimentos provenientes de la agricultura familiar. Esto tiene un efecto muy positivo en la reducción de la desnutrición y el combate contra el hambre, así como en la generación de empleo e ingresos. Creo que podemos generar excelentes resultados compartiendo experiencias y trabajando de manera integrada entre países. Este será un hito para el mundo.
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