Zachary Elkins, creador de Constitute Project: “Creo que Chile será un ejemplo para el mundo”

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En 2005 creó una base de datos con todas las constituciones del mundo. Una iniciativa útil para investigadores y estudiantes, pero también para personas que redactaron nuevas cartas fundamentales. En esta entrevista, el académico de la Universidad de Texas da su visión sobre el proceso chileno para tener una nueva Constitución, uno que cree que será visto con buenos ojos en todo el mundo y especialmente en Latinoamérica.


Todas las constituciones del mundo -e incluso los borradores- disponibles en un solo sitio. Ese fue el sueño de Zachary Elkins en 2005 y que logró cumplir y materializar en la página web Constitute Project. Él es académico de la Universidad de Texas, Estados Unidos, y desde ahí ha hecho una contribución a estudiantes, académicos y políticos que necesitan información sobre otras constituciones y también para aquellos que van a redactar nuevas cartas.

Por eso, hace algunos semanas, el gobierno a través de su sitio Chile Constituyente llegó a un acuerdo con Constitute Project para que se pueda acceder a través de ese sitio al banco de datos de todas las constituciones que están disponibles.

En esta entrevista, en tanto, ad portas de que Chile comience a escribir una nueva Constitución, Elkins da su visión del proceso que se está viviendo.

¿Qué le parece el proceso chileno?

Siempre pienso en la experiencia brasileña del 88 que tenía una cosa así. Siempre se habla de esa Constitución como de la Constitución ciudadana. Porque tenía miembros de los pueblos indígenas y tenía casi la mitad de los dos sexos. Y solo por las imágenes era una cosa muy buena para el país. Esta experiencia resultó en una Constitución muy grande. Algo muy complicado. No era perfecto en ese sentido, pero sí era interesante, porque el proceso era abierto y transparente. Parece que el proceso chileno va a ser más o menos igual a eso. ¿Va a tener profesores, politólogos? Espero que sí, además de tener a mucha gente que ha pensado mucho en la historia y la política chilena. Pero, además, me alegra que va a tener ciudadanos. Pues como estábamos hablando antes, creo que los ciudadanos no tenían mucho interés en discutir ni estaban vinculados a los partidos o grupos de interés. Y eso puede ser muy interesante. Tengo mucha esperanza. Creo que serán un ejemplo para el mundo y más que todo para la región. Va a ser interesante si los otros países de la región van a seguir el ejemplo chileno. Me parece que Chile en la región siempre está en la imaginación de que puede ser un líder. Entonces, va a ser interesante si Argentina u otro país va a ser inspirado por lo que está empezando. Porque eso es lo que pasó en Colombia en 1991. La experiencia colombiana fue el ejemplo para Venezuela. Chávez estaba más que todo inspirado en Colombia.

Ha existido una discusión académica en Chile, también en cierta élite, respecto del cambio constitucional. Y hay un tema en cuanto a la experiencia comparada. ¿Qué tanto tenemos que mirar otras constituciones y qué tanto hacer constituciones pensando en la cultura chilena y no en otra? Evidentemente ayuda, pero algunos dicen que es mejor no compararse. ¿Cómo lo ve usted a grandes rasgos?

Es una pregunta y una discusión bien interesante e importante. Para mí hay que tener claro que la historia chilena constitucional es muy rica, más que la de muchos otros países. Tiene una experiencia democrática muy rica, tal vez un poco diferente que la de otros países de la región. Si sólo se tiene de referencia a las otras constituciones chilenas, será algo muy importante, tal vez suficiente para escribir otra Constitución, ¿pero por qué no, además, aprovecharse de las otras experiencias? Creo que, en todo el mundo, en cada cosa que se hace siempre estamos mirando a otros países, a otras personas, para con ello recibir enseñanzas en qué hacer. Y eso es una cosa que hacemos en nuestras vidas, entonces ¿por qué no hacerlo en la parte constitucional? Y claro, después de 200 años de constituciones modernas, todos hemos aprendido un poco y por qué no aprovecharse de eso.

Chile está en un proceso para redactar una nueva Constitución en momentos en que en el mundo está polarizado. Son momentos convulsionados, de mucha crisis política, de mucha desconfianza en las personas que tienen poder. Es una gran paradoja que muchos países llegan a redactar nuevas constituciones porque se producen crisis, pero siempre se espera que esa redacción sea tranquila, con acuerdos y diálogos, pero finalmente eso es complicado. ¿Cómo se puede conciliar aquello?

Tienes razón. Es una paradoja de verdad. Yo estoy viviendo en un ambiente, un contexto más o menos igual en los EE.UU., en que tenemos toda esta correlación. Y no puedo imaginar una cosa como lo de Chile aquí, porque nosotros no podemos hacer un acuerdo sobre cosas tan sencillas y pequeñas, menos sobre una cosa como la Constitución. Y tienes razón, cuando se está escribiendo una cosa como esta, tiene que haber consenso sobre casi todo. Se puede negociar, pero hay que tener consenso en las cosas centrales. Entonces, va a ser interesante. Yo creo que una conversación nacional puede ser muy interesante y puede hacer bien para la salud política. Creo que hay cosas en las que se puede tener acuerdo sobre los derechos, tal vez sobre los poderes, también sobre otras cosas. Entonces, si se puede empezar con esas partes, se puede tener al menos un texto básico. Y también como decía antes, hay mucha experiencia rica en la historia de Chile que se puede ocupar. Estaba pensando con la Constitución de 1925, que tal vez puede ser un punto para empezar. Y cuando se mira la historia se puede salir de esta época de polarización a la que entramos. Ojalá que se pueda salir de todo eso.

Me imagino que a través de Constitute Project ha podido mirar cómo se han construido nuevas constituciones. Ahora nos enfrentamos a una especie de boom de los derechos. Mucha gente pide que la Constitución incluya el derecho de los animales como seres sintientes, al deporte, al bienestar, etc. ¿Qué le parece?

Si se ve a las constituciones del mundo, de los pasados 200 años, es obvio que hay más y más palabras en cada Constitución en cada año y esas están en esta parte de derechos. En nuestro proyecto contamos 120 derechos que existen en las constituciones del mundo. Es muchísimo. Y cuando los miramos parece que más y más los nuevos derechos son versiones de los antiguos. En la Constitución norteamericana solo tenemos el derecho a la igualdad, pero no se escribe para marcar a un grupo ni género ni raza. Solo tenemos la igualdad. Y es un riesgo el tener una cosa así, porque nunca sabes si después ese derecho va a ser interpretado y aplicarse a un grupo que lo necesite. Entonces, vale la pena hacerlo a los detalles, a los grupos una vez que se puede. Creo que vale la pena, pero también se corre el riesgo de olvidar a algún grupo, porque en 10 años vas a tener a otros grupos que estarán haciendo sus demandas de derechos.

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