Asia: El resurgimiento del Covid-19 que alerta al mundo
Las nuevas variantes del virus, el impacto del brote en India y la escasez de vacunas han puesto en jaque a gobiernos como los de Taiwán, Filipinas y Malasia, que habían logrado controlar la enfermedad.
La tormenta después de la calma parece haber llegado para quedarse en el territorio asiático. A meses desde que la mayor parte del continente fue aplaudida por controlar los contagios de Covid-19 ahora enfrenta un alza de casos positivos y decesos que obligó a varios países a retroceder en las reaperturas y repensar nuevas estrategias frente a sus vecinos, como India. Ello, porque más del 60% de los 10 millones de nuevos infectados a nivel mundial durante la primeras dos semanas de mayo se produjeron en Asia, cifra influida por la variante Delta y los problemas de algunos gobiernos por conseguir vacunas.
Por más de 200 días consecutivos Taiwán no tuvo nuevas infecciones de coronavirus que informar a la población. Las estrictas restricciones a la llegada de viajeros desde el extranjero generó la burbuja perfecta para mantener a raya la enfermedad. Sin embargo, la isla ha visto tambalear su estrategia. A inicios de junio hallaron 549 casos diarios por “contagio local” y la gran parte de los enfermos se debe a incumplimiento de pautas en aeropuertos y clubes privados, así como también al retorno de trabajadores extranjeros a sus labores tras una estadía en sus países de origen.
Según el diario El País, la propagación del coronavirus fluyó rápidamente en las empresas fabricantes de chips. El conglomerado KYEC cerró sus principales plantas después que el gobierno taiwanés puso a 2.000 trabajadores extranjeros en cuarentena por 14 días.
Para evitar volver al escenario de la primera ola del virus a inicios del año pasado, el gobierno de Taiwán ordenó hasta “al menos fin de mes” el cierre de “todos los espacios públicos”, incluido colegios, bibliotecas, centros de recreación y otros.
No obstante, las autoridades alertan que detrás de los rebrotes se esconde un problema mayor: las vacunas.
El ministerio de Salud taiwanés acusó a China de haber “presionado políticamente” para bloquear un contrato de cinco millones de dosis de vacunas Pfizer con Alemania, lo que habría desencadenado la crítica situación actual. Según datos de Our World In Data, hasta el 15 de junio tan solo un 4,1% de la población de 23 millones de habitantes de la isla recibió al menos una dosis del inmunizante contra el Covid-19.
Hasta el momento, Taiwán ha administrado 1,3 millones de vacunas, lo que corresponde a un 4% de la población cubierto con una dosis y un 0,1% con ambas. Según el diario The New York Times, esto refleja el “ejemplo” local debido a que el país solo ha recibido dosis suficientes para inmunizar a menos del 10% de su población. Por esto, una asociación budista ofreció comprar vacunas para acelerar el proceso, pero la solicitud fue denegada ya que solo los gobiernos pueden hacer estas compras.
En los últimos días, el servicio médico local recibió un impulso después que Japón informó la donación de alrededor de 1,2 millones de vacunas de AstraZeneca.
Más contagios, menos vacunas
El sudeste asiático pasó de ser el sitio ideal para los turistas a foco de preocupación por las consecuencias del brote en India, debido a que los pacientes han congestionado los frágiles sistemas sanitarios y los países de esta zona -a diferencia de las naciones occidentales- tienen un acceso limitado a las vacunas. Esto último se explica por la ausencia de tratos prioritarios con las farmacéuticas o derechamente porque no tienen el dinero para pagar las dosis, lo que retrasa las inoculaciones y deja a la ciudadanía sin una protección frente a nuevas olas del virus.
Más de 6.000 nuevos casos cada día en las últimas dos semanas revelan la tensión epidemiológica en Filipinas. A la fecha, el país liderado por Rodrigo Duterte supera los 1,3 millones de contagios y 23 mil fallecidos. Ante esto, desde el lunes pasado ordenaron una nueva ronda de restricciones de movimiento y la limitación de viajes a zonas de mayor alerta, como es el caso de India, Pakistán y Sri Lanka.
Un escenario similar vive Malasia, país que ingresó a su tercer cierre total el mes pasado, el que seguirá vigente hasta el 28 de junio. En las últimas horas, más de 6.000 nuevos casos afectaron al territorio, que suma un total de 685 mil contagios y más de 4.000 decesos.
El primer ministro malasio, Muhyiddin Yassin, alertó que esperan un peak de casos para julio ante el avance de la variante Delta y que para prepararse acelerarán las campañas de vacunación. El compromiso es adquirir 16 millones de dosis y aumentar el ritmo diario de inoculación a 300 mil en los próximos meses.
Las inequidades con respecto a las vacunas son transversales en la región. Tan solo un 21,6% de los residentes de Asia ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra el Covid-19, tasa que en la Unión Europea (UE) es de 46,1%, en América del Norte de 40,5% y en Sudamérica de 24,5%.
En las naciones asiáticas con menores ingresos, como Laos, no superan el 10% de población cubierta con al menos una dosis de la vacuna, mientras que en Sri Lanka roza el 11%. En tanto, en lugares de ingresos medios -Tailandia, Indonesia y Malasia- tienen mayoritariamente tasas de vacunación de la primera dosis de un solo dígito, con 7,5%, 8% y 11,8%, respectivamente. Incluso, países ricos como Japón, que está siendo azotado por una cuarta ola del virus, tiene menos del 17% de la población inmunizada con una dosis. Las cifras de ciudadanos con el esquema completo de vacunación son aún peores.
En menos de un mes, Singapur pasó de ser catalogado como uno de los mejores lugares para estar durante la pandemia en el ranking Resiliencia al Covid elaborado por Bloomberg, en abril, a decretar por primera vez en casi un año una cuarentena total.
Aún con los controles fronterizos, el uso obligatorio de una aplicación para el rastreo de contactos en la entrada de todos los negocios y los denominados “embajadores del distanciamiento social” en las calles, hasta el 13 de junio rigió la prohibición de reuniones de más de dos personas y el cierre de las fronteras ante una decena de nuevos contagios locales, que derivó en la decisión del Foro Económico Mundial de no celebrar su reunión anual en Singapur el 17 y el 20 de agosto.
A pesar del revés, el gobierno de Singapur ostenta tasas de vacunación comparables con las de Occidente, con más del 46% de las personas cubiertas por al menos una dosis y un 34% con el proceso completo.
Según el diario The Washington Post, a medida que las vacunas se retrasen en Asia y las nuevas variantes sigan extendiéndose en el mundo, cualquier reapertura internacional sólida será aplazada. Por ahora, Australia anunció que mantendrá el cierre total de sus fronteras por un año, mientras China y Japón solo permite la entrada de residentes.
La reciente reunión de los líderes del G7 -Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Italia, Francia, Canadá y Japón- terminó con el compromiso de donar 1.000 millones de vacunas, pero la OMS estima que para vencer a la enfermedad son necesarias 11.000 millones de vacunas.
Por el momento, los gobiernos asiáticos implementan sus propios sistemas para promover la inoculación. Por ejemplo, Indonesia advirtió que las personas que rechacen la vacunación enfrentarán multas de hasta US$ 450, mientras en algunas ciudades impulsan regalos para convencer a los indecisos con la campaña “Un pinchazo, una gallina”.
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