El renacer de Mathías Vidangossy: “El día que dejé las pastillas empezó mi transformación; mi mente ya no siente miedo”

Mathías Vidangossy
Mathías Vidangossy firmó por una temporada con Melipilla.

Sincero, directo y sin temor a repasar una carrera que ha estado marcada por luces y sombras, propias de una depresión que lo borró de sus mejores años como futbolista profesional. Hoy el habilidoso jugador, según dice a El Deportivo, exhibe su nueva versión, que acaba de fichar en Melipilla y que vuelve empoderada a recuperar terreno en la Primera División.


Mathías Vidangossy está de vuelta. Su nueva versión, tal como él lo repite en más de una oportunidad en la entrevista a El Deportivo, sorprendió como refuerzo de Melipilla.

Con 33 años y una carrera llena de luces y sombras, el futbolista que alguna vez tuviese la misma proyección de Alexis Sánchez, habla fuerte. No se esconde de ningún tema: sus miedos pasados, la depresión y sus ganas de transmitir un mensaje a quienes quizás hoy sufren con los mismos fantasmas que a él lo atraparon durante tantos años.

¿Qué Vidangossy firma en Melipilla?

Diría que una versión mucho más empoderada, más sabia, más enfocada, con un control mental mucho mayor que antes. Por eso pienso que se me están dando oportunidades de volver a Primera, por estar siempre transmitiendo mensajes de empoderamiento, de que todo es posible.

En seis meses pasó de Colchagua a jugar en Melipilla, en Primera…

No se me pasó por la cabeza. Pensé que sería más largo el camino. Tenía la meta de querer llegar a Primera, pero la tenía hace mucho tiempo. Este cambio, esta transformación, viene desde cuando estaba en Valdivia, cuando empecé a estudiar sobre la metafísica, la mente, las emociones. Igual demoró su tiempo, pero nunca me puse plazos.

¿Se siente bien físicamente y apto mentalmente para jugar en Primera?

Sí, me siento muy bien. Jugué gran parte de mi carrera con 75 kilos y en esta transformación me empecé a alimentar mucho mejor. Ahora estoy en 67 kilos, con una mente muy empoderada. Tengo un cuerpo que me dice ‘sí, dale para adelante’, porque me he preparado mucho para esta oportunidad. En el gimnasio y en la parte mental, me he preparado. Quiero transmitir que todo se puede lograr.

Habla harto de empoderamiento mental. ¿Qué quiere decir?

Quiero decir que si uno quiere que las cosas pasen, pasan. Hay que saber elegir el camino, no hay que llegar y querer, o elegir a la gente incorrecta, o ser controlado por tus emociones y tu mente que a veces te hace sentir de otras maneras porque uno no lo sabe controlar. La mente es como un músculo que hay que trabajarlo siempre de buena manera para que después juegue a tu favor. Si no se ejercita, te juega en contra. Mucho tiempo me jugó la cabeza en contra, pero hoy la siento a favor.

Reveló su depresión años después de varias caídas... ¿Le dio vergüenza pedir ayuda?

No, nunca. Nunca tuve tema con eso. El haber contado esto unos años atrás, antes de que se diera esta oportunidad de volver a Primera, me cerró muchas puertas. En muchos lugares no me querían contratar porque tenía un historial en el que dije que tenía problemas con la depresión, que era inestable. Pero se entiende; ningún club iba a querer contratar a alguien que no te da una seguridad, que es inestable, que es irregular. El hecho de haberlo comentado años atrás me cerró muchas puertas hasta que uno se abrió, que era lo que quería. Yo quería que se abriera una para poder transmitir este mensaje, esta nueva versión.

Mathías Vidangossy
Vidangossy jugó la temporada pasada en Colchagua, en la Segunda División.

¿Se sintió vetado para jugar en Primera?

Es que siempre estuve intentando que se diera. Toqué muchas puertas. Me llamaban y no se concretaba nada. Uno va entendiendo que el mensaje que entregué la vez pasada, si bien no tuve miedo a entregarlo, quizás no fue bueno porque eso me cerró muchas puertas.

¿Se lo dijeron directamente?

¿Qué cosa?

Que no lo contrataban porque era depresivo e inestable…

En algunos lugares sí me lo dijeron, me lo hicieron sentir así. Quizás no directamente, pero sí a través de un representante. Insisto, en ese momento encontraba que tenían razón, porque yo lo dije. En el momento que empecé a tocar las puertas solo quería demostrar este cambio, pero la oportunidad no se daba.

¿Qué club le cerró las puertas?

No va al tema. Lo único que quería era que se diera la oportunidad para mostrar esta nueva versión. Se abrió esta puerta y la voy a aprovechar al máximo.

¿Frustraba que no se le diera la chance?

No, porque ya estaba muy empoderado. Pensaba ‘esto fue lo que coseché en el pasado, lo estoy viendo reflejado en mi presente’. Siempre seguí trabajando porque sabía que en algún momento se iba a dar una oportunidad. Y cuando llegara esa oportunidad debía estar al 100%, no al 10 ni al 20.

Se le escucha muy motivado…

Es que tengo muchas ganas. El día de mañana quiero seguir ligado en esta parte mental con las nuevas generaciones, con los niños. En el club que estoy ahora se me acercan compañeros y podemos hablar de estos temas. El mensaje que tengo que entregar es súper importante. Mi idea es poder transmitir esta seguridad, este empoderamiento, esta alegría.

¿Sigue con especialistas y medicamentos?

El día que dejé las pastillas empezó la transformación. Mi mente ya no siente miedo. Fue en Valdivia, ahí empezó este proceso. Fue un proceso solitario, de mucha lectura, de mucha humildad, de empezar a verse uno mismo.

¿Cómo se dio cuenta de que no estaba bien?

La depresión marca el enfoque que uno tiene. La mente se enfoca siempre en el pasado, en recuerdos, en nostalgia, en pena, en angustia, en que las cosas no salieron como yo quería. Si uno vive con la mente puesta en el pasado, eso te genera una depresión. Al final sabía que para mejorar esta depresión no tenía que seguir tomando pastillas, solo tenía que cambiar el enfoque de mi vida. Al final, una vez que uno se da cuenta de eso, empieza a cambiar ciertas verdades que a uno lo limitaban.

¿Su primer golpe fuerte no haber jugado en Villarreal, cuando se va a los 21 años?

Sí, eso fue súper fuerte en su momento. Eso me molestó, me pesó mucho tiempo. Hoy está más que superado. Hoy lo puedo ver y me deja un aprendizaje tremendo.

En Colo Colo 2012 tampoco lo pasó bien...

En Colo Colo también fue duro, pero no tanto. En todo ese tiempo que estuve, solo un técnico me hizo jugar y ese fue Labruna. Jugué todo el campeonato con él. Gracias a él, que son entrenadores con el que tuve muy buen feeling, porque siempre con los que tenía buena onda me iba bien. Con Labruna me reencanté con el fútbol. Después que echan a Labruna llega el Tito (Tapia). No teníamos una relación cercana, pero sí teníamos una buena relación, pero no jugaba con él. Esa vez no me dolió tanto estar fuera. El equipo jugaba bien.

A los dos años se va a Unión Española...

Esa fue una de las etapas más fuerte en cuanto a emociones dentro del fútbol. En Unión fue súper extraño. Cuando jugábamos de local, Unión no llevaba mucha gente a los estadios. Exagerando, deben haber sido 20 personas que me gritaban mucho porque yo no rendía. Yo me quedaba pegado en lo que me decían. Yo me quedaba enganchado de eso. Me decían de todo. Eso fue fuerte.

¿Qué le decía José Luis Sierra, el técnico hispano por esos años?

Yo hablaba con él y le comentaba esto. Él me decía ‘Mathi, da lo mismo lo que dice la gente. Tú anda, pídela otra vez, pídela otra vez’. Yo intentaba hacerlo y las piernas no me respondían. No era fácil, era todo sicológico. Tan sicológico era que después me fui a Palestino de Pablo Guede y bien...

¿Qué tal la experiencia con Guede?

Tuvimos en los primeros entrenamientos charlas de tres horas. Guede se dio el tiempo de poder hablar. Y recuerdo que el primer partido que jugué con Palestino era como si hubiese tenido 18 años. Me sentí contento, ni yo me esperaba jugar así. Venía de Unión con una actitud media temerosa, pero ahí no sentí nada de miedo, volví a conectarme con esa alegría de jugar.

Vidangossy está convocado para el duelo de hoy de Melipilla.

¿El hincha es cruel con el futbolista?

Siempre ha sido así. El que juega fútbol sabe que eso pasa y nunca lo vamos a cambiar. Esa es la cultura de la gente que lo piensa así y que va al estadio a alentar o a desahogarse. Uno no puede controlar eso. El que juega fútbol sabe que eso va a pasar. Hay futbolistas que les da lo mismo, otros que les molesta, otros que los motiva, otros que quieren pelear. Yo al estar débil de mente enganchaba.

Y en esta nueva versión. ¿Cómo recibe ahora los insultos?

Es distinto porque mi atención ya no está en esa gente, no es tema ya. Ahora lo veo como que es gente que se viene a desahogar, lo veo desde ese punto. Ya no tiene importancia, me da lo mismo.

¿La mente lo hizo sentirse malo para el fútbol?

Cuando estuve en Unión sentí miedo de jugar a la pelota. Me escondía y el Coto me volvía a poner para darme confianza. Y era peor. No sé si alguna vez le dije que no me pusiera más porque las cosas no me estaban saliendo, estaba teniendo miedo. Al final están mis compañeros al lado y uno quiere que les vaya bien.

Si lo pasaba tan mal …¿Por qué seguía jugando?

Porque amo jugar fútbol, vibro haciéndolo. Cuando las cosas me salen bien, las disfruto. Me gusta estar siempre inventando, intentando hacer cosas distintas.

¿Nunca pensó en retirarse?

En los momentos más difíciles sí pensé en retirarme, porque lo estaba pasando mal. Ahí uno quiere un poco de tranquilidad, no tanto estrés. Pero al final siempre el corazón tiraba a volver porque es lo que a uno le gusta hacer. El haber estudiado, porque sigo estudiando, porque esto es para la vida, no solo para el fútbol, me ayuda mucho.

¿Los clubes le está dando más importancia a la parte sicológica?

No sé si se lo están tomando más en serio. Creo que todavía no le dan la importancia que necesita. A veces los entrenadores cuando un jugador no rinde, vienen, lo sacan y ponen otro. Hay entrenadores que si ven que ese jugador no rinde, se dan el tiempo y el espacio de averiguar por qué no está rindiendo para ayudarlo. Es súper importante eso. Si tú logras que ese jugador rinda es un beneficio para el equipo. Pero los entrenadores lo ven como que este no rinde, pongo a otro. Y si este otro no rinde, pongo a este otro. Es como si fuese una obligación rendir.

Pasan a ser unas máquinas…

Es que en parte sí, tienes que rendir. Si el jugador no está rindiendo, el entrenador debe darse el tiempo de ver por qué no está rindiendo y qué puede hacer para que dé lo que él quiere. Eso será un beneficio para todos.

En el Mundial de Canadá Sub 20 lo ponían al nivel de Alexis. ¿Le da vueltas?

Siento que teníamos cosas similares, a los dos nos gustaba ir para adelante. Después está el talento de cada uno. Pero nunca me he comparado con él ni con nadie porque, no lleva a nada beneficioso. Dentro de esa negatividad que tuve, me hubiese gustado tener esa seguridad para ir adelante como la tuvo él.

¿Qué explicación le da a no haber podido sumarse a los éxitos de esa generación?

Es un tema netamente mental. Es como uno va tomando decisiones a través de situaciones en las que las emociones ganaban. La mente a la hora de jugar fútbol es todo. Tú puedes practicar toda la semana la parte técnica, la parte táctica, pero si el fin de semana estás con la mente floja, no vas a poder desarrollar nada de lo que entrenaste. La mente es un arma súper poderosa y gran parte de mi carrera no la tuve a mi favor.

¿Mantiene contacto con alguno de esa generación?

No, con nadie. No hablo con nadie.

33 años. ¿La Selección sigue presente?

Sí, el enfoque siempre está en mi mejor versión y que por consecuencia eso traerá buenos frutos. Insisto, estoy preparado y al 100, con una mentalidad ganadora y empoderada, para seguir creciendo y consiguiendo lo que uno espera. Trabajando de esta manera todos los días, cultivando la mente para que siga siendo ganadora y empoderada, uno no sabe lo que puede pasar después.

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