Enrique Paris: el convulso primer año a la cabeza del Minsal
El 13 de junio de 2020 el pediatra asumió el Ministerio de Salud en uno de los momentos más álgidos. Sorteó esa fase y, con su estilo, calmó las aguas. No por mucho. La pandemia no ha dado tregua y ha debido enfrentar críticas, incluso, de su propio sector. Y estas últimas semanas, coinciden sus cercanos, han sido las más difíciles.
Paris ha contado a sus cercanos la historia de cómo asumió la jefatura del Ministerio de Salud. Fue el viernes 12 de junio, en la tarde, cuando recibió un llamado del Presidente Sebastián Piñera.
El pediatra no se sorprendió. Cada cierto tiempo el Mandatario lo llamaba para pedirle información técnica sobre un asunto u otro relativo a la pandemia. Y días antes, de hecho, le había solicitado datos sobre los contagios y la efectividad de algunos fármacos contra el Covid-19.
Pero lo que Paris no sabía era que minutos antes Piñera había aceptado la renuncia “indeclinable” del exministro Jaime Mañalich. Tampoco que el nefrólogo lo había sugerido para el cargo.
“Presidente, le tengo la respuesta que me pidió”, dijo Paris apenas contestó el teléfono. Pero Piñera tenía otro plan en mente. “No lo llamo por eso”, le aclaró. Y le lanzó la propuesta: el Ministerio de Salud.
Al otro lado de la línea, algo impactado, Paris le consultaba a su hijo, Juan Pablo. Las versiones señalan que el abogado lo alentó. Y es que, mal que mal, tras haber participado en la elaboración del programa de gobierno, era un cargo atractivo, según él mismo reconocía: “Creo que es la culminación de la carrera de muchos médicos. Uno puede servir al país desde distintos lugares, pero servir como ministro de algún gobierno o en cualquier cartera me parece un desafío importante (...). Me entusiasma”.
A la primera sorpresa le siguió otra mayor. El cambio de gabinete se adelantó. Lo llamaron muy temprano al día siguiente, nuevamente Piñera, consultándole a qué hora podía presentarse en La Moneda. “A las 11.00”, respondió el pediatra. Así, aún masticando el nombramiento y con apenas unas horas de sueño, el sábado 13 de junio Paris ingresó a La Moneda para asumir su primera vocería. Y de eso, mañana se cumplirá un año.
La luna de miel de su arribo
Dentro del Minsal coinciden en que la llegada de Paris fue un “bálsamo” que vino a calmar las crispaciones de la primera ola de pandemia. “Se requería una voz que apaciguara los ánimos, una confianza renovada”, asegura un personero de Salud.
Tuvo una cuota de suerte en su aterrizaje en la cartera: a poco de asumir, los casos de Covid-19 comenzaron a bajar. Una coincidencia que no pasó desapercibida en el gabinete y que, de hecho, se ha convertido en una anécdota. Aunque ahora, con los casos en alza, ha operado a la inversa: “Podríamos cambiar de ministro”, ha dicho Piñera en las reuniones donde se analiza la expansión del virus, haciendo un guiño a su llegada. Paris se ríe. Se lo toma con humor, cuentan quienes participan en estas sesiones, aunque las últimas semanas -incluso, meses- no le han sido, precisamente, fáciles.
“¿Que piense en renunciar? No. Es muy difícil, no es de los que abandonan una carrera a la mitad. Pero cuando algo comienza a ir mal es entendible que existan frustraciones”, aseguran en Salud.
Quienes han sido jefes en el Minsal apuntan que el cargo es “una moledora de carne”. Y eso, señalan, sin considerar la particularidad de la pandemia, que pone los ojos –la presión, el estrés y críticas de todos los sectores- en el ministro de Salud.
“Esa cartera de por sí, con los más de 200 mil funcionarios que tiene, la red de hospitales y la contingencia, que siempre es mucha, implica un desgaste que no tienen, creo yo, otros ministerios. Pero ahora la tensión de ser el encargado de la pandemia es todavía mucho más y eso es agotador”, cuenta un académico que también ocupó el puesto de Enrique Paris.
Y añade que “Enrique tiene fortaleza y coraje, también harta paciencia, pero los medios y algunos que se dicen expertos le hacen mucho bullying y él lo resiente mucho. Él es una persona muy tranquila, que rehúye los conflictos, entonces eso le cuesta”.
En las últimas semanas se ha visto más cansado. Se evidencia el desgaste de este año. También se ha quebrado en público. Quienes conversan con él recurrentemente comentan que “es natural que ahora esté pasando un mal rato”, pero también afirman que el país “no tolera otra interlocución. Él tiene que seguir, no debe aflojar, porque en muy poco tiempo más va a estar dando buenas noticias”, auguran.
Desde La Moneda evalúan al pediatra como una figura con “estilo propio”, con las ventajas y desventajas que ello implica. Lo positivo, añaden, es que es muy cercano, reconoce errores y está lejos de ser un ministro “empaquetado”.
“A veces tiene acciones o dice cosas que para un político entrenado serían incorrectas, pero que a él le dan lo mismo”, comentan en Palacio.
Y aunque aseguran que no busca el conflicto a propósito, se le ha criticado -especialmente en las últimas semanas- que siendo la mayor autoridad de la pandemia enganche en la “pelea chica”, entrando en conflicto con temas poco relevantes o respondiendo de mala forma a las consultas que se le realizan en el punto de prensa.
“¿Ustedes están en contra de la libertad y que la gente siga encerrada en sus casas? (...) No es culpa de las autoridades que el virus circule, ¿o usted piensa que nosotros lanzamos el virus?”, respondió a fines de mayo en una de las vocerías, cuando se le advirtieron las críticas que estaba levantando la implementación del Pase de Movilidad en medio de un repunte de contagios.
“Finalmente, son esas las peleas que dejan frases desafortunadas, las que se convierten en noticia o que terminan de trending topic en Twitter”, concluyen en el gobierno.
Con todo, la relación entre el pediatra y la Secretaría de Comunicaciones (Secom) - con sus idas y vueltas, eso sí- ha sido mucho más fluida que con Mañalich, a quien se le reclamaba el mantener un “círculo de hierro” en el edificio de Mac Iver 541. Y eso se le reconoce a Paris. En especial, por estar abierto a sugerencias, recomendaciones y a recibir ayuda, detallan. Entre los subsecretarios, Paula Daza es más cercana al ministro. Se toma con humor cuando Paris le “bandejea” las interrogantes del reporte diario, con su ya característico enunciado “esa pregunta la responderá la subsecretaria Paula Daza”.
En eso, dicen, se refleja la capacidad del titular de la cartera para delegar, algo menos visto en su antecesor.
Daza destaca su carácter y su forma de trabajo colaborativa. Cuenta que hace bromas para levantar los ánimos y lo describe como “un gran líder, con gran capacidad para trabajar, para armar equipos entre ambas subsecretarías y, sobre todo, para escuchar y validar a las voces técnicas”.
Al subsecretario Alberto Dougnac lo conoce hace más de 30 años, pues coincidieron como profesores en la Facultad de Medicina de la Universidad Católica. Los dos siguieron carreras y formaciones similares: egresaron de la UC y sus estudios en el extranjero los realizaron en Bélgica. “Tienen una manera similar de ver las cosas, una visión de mundo, dada su formación casi idéntica, pero con algunos años de diferencia”, aseveran.
El jueves, los subsecretarios quedaron a cargo de la vocería, pues Paris encendió las alertas al regreso de un viaje a Chiloé. Tenía algunos “síntomas respiratorios”, así que prefirió aislarse y no asistir a La Moneda. En un año en el cargo, fue la primera vez que Enrique Paris amanecía enfermo y se realizaba un examen PCR.
Y en su casa atendió el llamado del Presidente Piñera, quien buscaba conocer su postura sobre decretar el confinamiento para toda la Región Metropolitana.
Su vínculo con la familia
“Me permito también nombrar a una prima, Viola Gerding, que siempre me apoya”, contó notoriamente emocionado el ministro Paris hace algunas semanas. Fiel a su estilo, lo pensó y lo hizo. Le valió, eso sí, comentarios de algunos grupos, que encontraron inapropiado enviar saludos a un familiar en una instancia protocolar.
Pero al otro lado del teléfono, Viola Gerding Paris (77) dice que no le sorprendió la emocionada reacción de “Kiko”, como lo llaman los primos Paris. Del mismo modo, hace algunos días en Chiloé también se emocionó hasta las lágrimas al recordar la localidad de donde era su familia.
“Él siempre ha sido una persona muy sensible y siempre cuando nos encontramos, después de muchos años, lloramos. Cuando el papá de Enrique cumplió 75 años como voluntario de Bomberos, todos los primos viajamos a Puerto Montt. Lloramos y cantamos la canción de los Paris: nuestra generación de los Paris no claudicará, y la tradición hasta el fin se mantendrá. Desde la primera mujer, hasta el último varón, seguiremos en la unión de los Paris, en Puerto Montt. Por eso nuestra canción se canta con el alma, porque nace del corazón, de todo Paris”, evoca su prima al otro lado del teléfono.
Gerding, quien vivió con Enrique Paris durante su infancia, y tomó la figura de una hermana mayor para el ministro, cuenta que “yo estoy todos los días, por WhatsApp, escribiéndole. Aunque esté ocupado, hablamos siempre. Le busco el lado cómico. El otro día, cuando estaba a la espera del examen Covid-19, le decía que estaba igual que (Arturo) Vidal. Él se ríe de estas tonteras que yo le pongo”, cuenta.
Admite, eso sí, que desde que asumió, estas últimas semanas lo ha visto más complicado. Y cansado.
La relación con la oposición
En el Parlamento coinciden en que Paris no es un político como sí lo son sus pares del gabinete. “Es del partido de los médicos, siguiendo lo que él decía cuando estaba a la cabeza del gremio”, asevera un diputado.
Sin embargo, y sin redes políticas en Chile Vamos, mantiene su afinidad con miembros de la ex Concertación. En la Comisión de Salud del Senado, en particular, tiene una relación fluida con Carolina Goic (DC), Rabindranath Quinteros (PS) y Guido Girardi (PPD). Incluso, cuentan que ha llegado a acuerdos con este sector antes de socializarlos con los parlamentarios oficialistas Ena von Baer (UDI) y Francisco Chahuán (RN). Para el ministro, cuentan, eso “no es un tema”.
La senadora Goic asevera que “en la gestión de la pandemia hay varios aspectos que son perfectibles, no hay una receta. Pero hay otros aspectos en el ministro, como la capacidad de escuchar, de generar el patrocinio a iniciativas en salud que estaban entrampadas hace muchísimo”.
En la Cámara, el doctor y diputado Ricardo Celis señala que si bien es una persona “con un gran temple”, en las últimas semanas se ha visto sobrepasado. “Yo le sugeriría que ‘golpee más la mesa’, que las decisiones sanitarias dejen de tomarse entre La Moneda y el Segundo Piso”, aconseja Celis.
Otro aspecto que lo distingue es su estilo directo cuando algo le molesta. Y durante esta última semana ha emplazado a diputados y senadores oficialistas -principalmente de la UDI- que se han manifestado en contra de las cuarentenas y han apuntado al Ministerio de Salud como el principal ente responsable de ellas.
Por estos días, la secretaría de salud de la CUT está impulsado que Paris sea interpelado en el Parlamento a raíz del rebrote de los casos y la fuerte ocupación de la red asistencial, a niveles históricos. Sus cercanos, incluso, apoyan la idea. Uno de ellos es Celis, quien opina que asistir a la instancia a explicar las decisiones sanitarias “le haría bien”.
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