Escáner a una elección presidencial en pandemia

Elecciones Segunda Vuelta 2021
Foto: Agencia UNO

La encuesta del Comparative National Elections Project de la Ohio State University, que abarca a 30 países y en Chile fue realizada por la UAI y Feedback, apunta a que los chilenos enfrentaron los pasados comicios desde una perspectiva más moderada que hace cuatro años, algo que sorprende dado lo polarizada de la contienda.


Si se quisiera hacer una analogía, es algo así como una disección, una autopsia al escenario chileno durante las elecciones presidenciales. Durante tres décadas, la Ohio State University de Estados Unidos ha venido realizando consultas posteriores a los comicios en 30 países alrededor del mundo, en lo que se ha denominado el Comparative National Elections Project (CNP). En el caso chileno, el sondeo se había hecho en tres ocasiones -1993, 1999 y 2017-, y en 2021 se realizó una nueva versión, a cargo de una alianza entre Laboratorio de Encuestas y Análisis Social de la Universidad Adolfo Ibáñez (LEAS) y la empresa Feedback.

A diferencia de otros estudios de opinión, en este sondeo el objetivo central no es buscar las preferencias de los votantes, sino entender los procesos subterráneos que ocurren durante el período de los comicios. Por ejemplo, cómo se informan las personas, con quiénes conversan sobre sus preferencias políticas, cómo se posicionan en el escenario ideológico y cómo se pueden comparar los hallazgos en un país con su evolución en el tiempo y con los resultados de la misma encuesta aplicada en otros territorios.

Y el ejercicio cobra un valor especial por la particularidad de los comicios de 2021: realizados en medio de la pandemia del Covid-19, con campañas que se debieron adaptar a un escenario muy distinto de despliegue en cuanto a lo territorial. De hecho, el sondeo tiene un elemento particular, debido a que se realizó de forma presencial a mil personas en las principales zonas urbanas de las regiones de Valparaíso, Metropolitana y Biobío.

El equipo investigador, compuesto por los académicos de la UAI Andrés Scherman, Magdalena Browne -quien además es decana de la Escuela de Comunicaciones- y Ricardo González, y por el director de investigación de Feedback, Juan Pardo, apunta que el principal hallazgo se da en la dicotomía en cuanto a la polarización. Si bien las personas reconocen el clima político como más extremo, ellas mismas se definen como más moderadas que hace cuatro años atrás, algo llamativo considerando que a mitad de este período se produjo el denominado estallido social.

Una lámina en particular refleja este punto. Si en 2017 el 55,3% de los encuestados se definían de centro -ubicándose en los valores entre 4 y 7 en una escala ideológica del 1 al 10, donde el 1 es la extrema izquierda y 10 la extrema derecha-, en 2021 el número subió casi 11 puntos, hasta el 66%. Es decir, dos de cada tres consultados. “Las personas no se han polarizado; por el contrario, se han moderado”, plantea Scherman, que dirigió el estudio.

Sin embargo, las personas reconocen a las coaliciones políticas como ubicadas más a los extremos si se compara con las cifras de hace cuatro años. Según su visión, la distancia ideológica entre las coaliciones de segunda vuelta -en una escala de 1 a 10- subió de 4,2 a 4,8 entre 2017 y 2021. Más aún, la distancia ideológica percibida entre el principal partido de gobierno y de oposición aumentó de 5,4 a 6,0, cifras bastante altas comparadas con referencias internacionales: en el caso del Reino Unido en sus elecciones de 2019, por ejemplo, la diferencia percibida fue de 3,23, y para la última elección en Estados Unidos en 2020 fue de 4,86.

Lo llamativo es que esa distancia ideológica percibida no se tradujo a la percepción sobre los principales candidatos. De hecho, en la denominada “polarización afectiva”, que es la diferencia entre la evaluación de los postulantes que llegaron hasta la segunda vuelta, la distancia se redujo respecto de 2017. En esa elección, era de 4,5 en una escala de 1 a 10 entre Sebastián Piñera y Alejandro Guillier; en 2021, fue de 3,85 entre Gabriel Boric y José Antonio Kast.

Lo interesante del dato pasa por que el comportamiento es anómalo respecto a lo que ocurre en la mayor parte del mundo. Usualmente es al revés: los partidos y coaliciones principales son vistos como menos polarizados entre sí que los principales candidatos. Pasó así, de hecho, en Reino Unido en 2019 y Estados Unidos en 2020, donde al ver la diferencia entre los postulantes, se evaluaba la “polarización afectiva” en 5,27 para el primer caso y 6,70 para el segundo, en plena disputa entre Donald Trump y Joe Biden.

Gráficos encuesta CNEP-UAI-Feedback

Una campaña virtual

Aun sabiendo que fue una contienda en plena pandemia, la estadística impresiona. Apenas el 1,5% de los encuestados responde que fue contactado en persona por algún representante de las campañas presidenciales en la primera vuelta electoral, muy por debajo del 9,4% que afirmaba lo mismo en 2017.

Pese a que la campaña se realizó en uno de los mejores momentos que ha vivido el país desde el inicio de la crisis por el Covid-19, con bajas cifras de contagios y un altísimo porcentaje de población vacunada, el efecto en cuanto a las maneras de seguir la campaña parece notarse en el desplazamiento de una alta actividad hacia el mundo de las redes sociales y aplicaciones de mensajería.

Así, si en 2017 el 29% de las personas señalaba que había seguido a través de esas plataformas la campaña al menos una vez por semana, en la contienda recién pasada la cifra subió 20 puntos, hasta el 49%, quedando siete puntos por detrás de la televisión (56%), que curiosamente presentó una leve baja desde el 61% que decía ocuparla como medio para seguir la campaña en 2017.

Otra dimensión del efecto de esta irrupción se nota en la pregunta por el consumo diario de redes sociales y apps. La líder, Whatsapp, pasó de 71% a 86,7% -un incremento de quince puntos en cuatro años-, y Facebook subió 10 puntos, de 39,3% a 49,8%. Pero entre los ciclos electorales se vivió la explosión de Instagram y Tiktok: el primero más que se duplicó, pasando desde el 17,5% de la población al 45,1%, y el segundo irrumpió con 20,5%, considerando que no existía en 2017. YouTube, en tanto, se mantuvo en un rango similar al de la elección anterior -bajó de 25,3% a 23,2%-, y aunque Twitter tuvo una subida grande comparada con su misma cifra de los comicios previos, siguió siendo minoritaria en la población: si en 2017 el 4,8% decía usarla todos los días, en 2021 la cifra fue de 11,3%.

En cuanto al uso mismo de las plataformas para hablar de política, los jóvenes aparecen más activos que el resto de los grupos: el 20% de las personas entre 18 y 34 años dicen haber usado alguna plataforma o aplicación para recibir, compartir o hablar sobre noticias de la campaña electoral con otras personas, comparado con el 15% de los encuestados entre 35 y 49 años, el 13% de los entre 50 y 64 años y el 3% de los mayores de 65 años. Si bien es esperable la existencia de un sesgo tecnológico por edad, esto también es consistente con los análisis que muestran, de forma preliminar, un aumento relevante de la cantidad de jóvenes que acudió a votar respecto a las elecciones previas, en especial en la segunda vuelta. En tanto, la hora de compartir informaciones políticas, la plataforma preferida fue Facebook (8,9%), seguido de Instagram (5,5%), Whatsapp (4,6%) y Twitter (3,7%).

Gráficos encuesta CNEP-UAI-Feedback

Hablemos de política

Una elección tan disputada también genera la pregunta de con quién se conversa a la hora de hablar de lo que está ocurriendo. Más en un momento donde, con las restricciones de aforo y los cambios en el mundo del trabajo, los encuentros sociales están más limitados.

De acuerdo al estudio, las personas debatieron estos temas en mayor parte con los miembros de su familia (37,9%) y sus amigos (31,7%), con los compañeros de trabajo (13%) en una posición distante y los vecinos (9,5%) aún más atrás.

Algo curioso es que sólo el 14% de las personas en pareja o casadas declararon haber hablado frecuentemente con su compañero sobre la elección presidencial; más aún, el 26% aseveró que nunca tocó el tema en toda la campaña. Eso sí, la intensidad de los comicios se nota en que el 13% de la muestra declaró haber intentado persuadir a otra persona para que votara por un candidato específico.

Un dato que preocupó a los investigadores fue la disminución en el apoyo a la democracia. Si en 2017 el 68% de los consultados estaba de acuerdo con la afirmación de que “la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno”, en 2021 hubo un descenso de 22 puntos, hasta el 46%. Y, al mismo tiempo, la afirmación de que “en algunas circunstancias un régimen autoritario, una dictadura, es preferible a la democracia” duplicó sus respaldos, pasando de 11% a 25%.

El sondeo también preguntó por otro elemento que suele impactar en las decisiones electorales: la percepción de la situación económica actual de Chile. En este análisis, el grupo socioeconómico C2 y C3 aparece con un nivel importante de incertidumbre, con el 26% calificando el escenario de “malo” o “muy malo”, y el 70% de “regular”: sólo el 5% califica la situación de “buena” o “muy buena”, la menor cantidad entre todos los grupos socioeconómicos. En el grupo D, en tanto -ligado a los sectores de menores ingresos-, 45% señala que el momento es “malo” o “muy malo” y el 43% dice que es “regular”.

Y otro dato que los investigadores destacan es que, de acuerdo a la encuesta, el 17% de quienes participaron en la primera vuelta presidencial decidió su voto en los siete días previos a la elección. Esto, además de confirmar una tendencia que se viene dando a lo menos desde los comicios anteriores, revela lo complejo que puede ser estimar los resultados por parte de las firmas encuestadoras en las últimas mediciones que legalmente pueden dar a conocer, dado que el plazo límite es 15 días antes de la elección, cuando casi uno de cada seis votos aún no tiene resuelta su preferencia.

Gráficos encuesta CNEP-UAI-Feedback

Ficha técnica

El estudio fue cuantitativo y en base a encuestas cara a cara en hogares. El tamaño de la muestra fue de mil casos, hombres y mujeres desde los 18 años que fueran residentes del hogar, distribuidos en 44 comunas en las regiones de Valparaíso (200), Biobío (200) y Metropolitana (600). El levantamiento se realizó entre los días 3 y 28 de diciembre de 2021. El diseño de la muestra fue probabilístico en todas sus etapas, y la efectividad fue del 60% sobre el total de hogares “visitados” (1.663), y de 72% sobre los hogares “contactados” (1.380). Las estimaciones sobre el total de la muestra tienen un error asociado de ±3,1%, bajo los supuestos de muestreo aleatorio simple, varianza máxima y 95% de confianza. Los resultados fueron ponderados por género y edad de acuerdo a los datos a nivel regional del Censo Abreviado de 2017 realizado por el INE.

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