Guido Girardi (PPD): “Jadue y Jiles interpretaron un sentimiento que nuestro mundo no fue capaz de interpretar”

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“Pero no se puede ofrecer futuro, una vida mejor, solo representando el desencanto, la rabia”, dice el senador PPD, cuestionando a ambas figuras presidenciales. Jadue, afirma, “tiene una visión que no es adecuada para la construcción de mayorías” respecto de la unidad programática. Y Jiles “existe porque el mundo progresista no ha entregado soluciones”. De todas formas, manifiesta que está abierto a incorporar a ambos en una segunda vuelta.


Ciencia, futuro, tecnología y una visión del siglo XXI. Es casi imposible sostener una conversación con el senador del PPD Guido Girardi sin que mencione estas palabras en lo que él considera como el mayor “pecado” de su sector político: no tener un proyecto que abarque esos conceptos para ofrecer a la ciudadanía una alternativa a la centroderecha.

Para combatir esto, cuenta, en el marco del Congreso del Futuro conformó 13 comisiones con más de 400 académicos y científicos, cuyo objetivo es predecir y calcular distintos escenarios futuros. Esta actividad, dice, es la misma mirada que debe adoptar su sector para llegar siquiera a soñar con recuperar el gobierno.

Pero un esfuerzo así, admite, debe ser escalonado. “Debemos reconstituirnos como actores progresistas (...) con el PS, PPD, Nuevo Trato, PR, el PRO y una parte de RD”, dice. ¿Y la DC? Eso se verá en noviembre, en la segunda vuelta.

¿Por qué según usted no tienen proyecto de futuro?

La socialdemocracia cumplió un rol muy importante en el siglo XX, en la lucha contra la dictadura, la recuperación democrática y la transición. Pero la política y la ideología obedecen a procesos históricos y de cierta manera la socialdemocracia del siglo XX obedece a la revolución industrial. Eso construyó un chasís democrático e institucional, con un Estado vertical. Hoy estamos viviendo el cambio más profundo de la humanidad, una verdadera disrupción: todo el chasís institucional responde a un mundo que ya no existe y hoy no tenemos respuesta, ni de la izquierda ni la derecha.

¿La socialdemocracia no ha sabido ver ese cambio?

La izquierda y la derecha viven rehenes del “presentismo” y de la inmediatez. No tienen visión estratégica ni de futuro. Por eso hay una miopía; hay que repolitizar el futuro y recuperarlo. Tenemos que adecuar a los partidos políticos, la democracia, para esta nueva era.

¿Y cómo la izquierda supera eso?

La política en general está condenada a lo que llamo una obsolescencia progresiva. Eso es una crisis de sociedad, donde la democracia y el Estado son cada vez más irrelevantes y no son capaces de garantizar gobernabilidad. Lo que digo es que la izquierda del siglo XXI tiene que tener una visión de futuro y reflexionar cómo construir una democracia para este siglo. ¿Cómo? Ampliando la base de diversidad. Hay que incorporar a los territorios, la ciencia, los intelectuales. Hay un déficit de la izquierda, que es su mayor pecado, de no haber podido construir un futuro para Chile.

El sector está intentando buscar unidad para derrotar a la derecha. ¿Están cayendo en intentar recuperar el gobierno, sin pensar en construir un proyecto?

Tenemos la convicción de que hay que construir una visión de país común. El rol de la izquierda es ofrecer una visión, que sea de arriba hacia abajo, desde los territorios, del diálogo, de sus universidades, científicos, profesores, sociedad civil y emprendedores. Lo que tiene que ofrecerle al país es capacidad de gobernanza en este mundo de incertidumbre, pero hoy esa discusión no está. No tiene que ver solamente con decir “impuesto a los súper ricos”, “royalty”... estoy de acuerdo con eso, pero es insuficiente.

¿Ve un afán por solo ganar el gobierno?

Este mundo es el que tiene mayor potencial para ofrecer eso. Respeto que tanto (Daniel) Jadue como (Pamela) Jiles hayan sido capaces de interpretar un sentimiento ciudadano profundo, no es un hecho menor y me hago cargo de que nuestro mundo no fue capaz de interpretarlo. Pero no se puede ofrecer futuro, una vida mejor, sólo representando el desencanto, la rabia y la frustración. Eso permite hacer el cambio, pero puede ser para peor. La apuesta que debe hacer nuestro mundo es ser complementario a esa situación. Lo que hace la izquierda tradicional es ofrecer una propuesta de futuro de un mundo que ya no existe.

¿Se deben, entonces, acoplar a Jiles y Jadue?

Tenemos un desafío primero nosotros. La izquierda progresista se ha transformado en irrelevante: los chilenos no nos ven como potenciales transformadores de la sociedad hacia un Chile mejor.

“No es solo el problema que marque poco (Paula) Narváez, Heraldo (Muñoz), (Ximena) Rincón, es que a sus partidos la sociedad no les confiere confianza”.

Hoy, además, hay una concepción del pueblo contra la élite. Jadue, a pesar de que el PC es la esencia del centralismo democrático, se desmarca y dice “yo soy el pueblo y ellos son la élite”. Ese es un escenario letal para nosotros, porque es reproducir todo aquello que está cuestionado.

¿Entonces la prioridad el 2021 para la centroizquierda: derrotar a la derecha o hacer un proyecto?

Podemos tener una derrota política si perdemos una elección. Pero si constituimos un nuevo referente y una nueva identidad, podemos perder, pero va a ser una derrota estratégica. El gran desafío que tenemos es rearticular una fuerza progresista a partir del PS y el PPD, pero con ciudadanía y con otros actores. Ahora lo que debiéramos tener es una Nueva Mayoría, más el Frente Amplio y la ciudadanía. Si queremos derrotar a la derecha tenemos que tener, por una parte, una izquierda progresista reconsolidada. Por otro, un nuevo referente que además tenga ciudadanía y, finalmente, una Nueva Mayoría ampliada. Y esas son etapas sucesivas. Por eso tenemos que ir a una primaria legal y, luego, en la primera vuelta, consolidar este referente, para en la segunda, con la DC y el FA y otros actores, reconstituir una fuerza política que pueda ofrecer una alternativa al país.

¿Es viable un programa común a esa altura?

El piso de sustento de un proyecto de futuro debe ser un programa. Y ahí tenemos una diferencia con Jadue, que tiene una visión que no es adecuada para la construcción de mayorías: dice que el que saca un voto más se lleva el programa para la casa. Y esa es la visión más masculina de todas.

Eso no se condice con una primaria legal amplia…

Si vamos a una primaria legal sin habernos reconstituido como mundo progresista vamos a ser irrelevantes.

El PS y el PPD no logran tener una candidatura presidencial común. ¿Cómo se resuelve el tema Muñoz-Narváez?

Solo por la ingeniería electoral ni Heraldo ni Paula van a tener una mejor opción de legitimidad frente a la ciudadanía.

“Heraldo y Paula marcan entre dos y un punto, y no es solo responsabilidad de ellos, sino que también de nuestro mundo que no representa el imaginario de los chilenos”.

El peor error que podemos cometer es que vayamos a este proceso por la Unidad Constituyente, porque es reproducir una Concertación 2.0, que es justamente lo que está en cuestión. Y luego, vamos a devenir en un riesgo a estar asociados a la élite. Es un error que antes de resolver nuestra identidad vayamos a un proceso de primaria con la DC.

¿Dejando de lado el acuerdo de candidatura única con el PS?

Es clave que haya una candidatura única, no está en cuestión. El problema es cuál mecanismo da más legitimidad.

¿Qué queda? ¿Encuestas?

¿La encuesta es la que da más legitimidad o es un acuerdo de los partidos? O sea, que el comité central PS y el consejo del PPD voten y sea una resolución de ambos partidos o que sea una decisión de 500 mil chilenos y chilenas, habiendo pasado por una franja electoral y constituido un movimiento ciudadano. Yo pienso que este es el que tiene las mayores ventajas.

Pero ahí irían por separado...

No, a la primaria va el mundo progresista. Y ahí se elige este candidato o candidata que va a la primera vuelta. Para la segunda reconstituimos lo que llamo esta Nueva Mayoría ampliada.

¿No hay espacio para que algún candidato se baje?

Eso depende de ellos, hay que ser muy respetuosos. Cuando Bachelet fue candidata las dos veces era evidente que era la que mejor representaba los anhelos y esperanzas de los chilenos. Pero hoy, cuando los dos candidatos marcan dos puntos, tampoco hay un factor de legitimidad ciudadana que obligue a uno a renunciar a favor del otro. Y, por lo tanto, lo mejor es que sean los ciudadanos y ciudadanas las que elijan.

¿Y si Narváez subiera?

Si mañana cualquiera de los dos marcara 10 puntos y el otro uno, no habría mucha duda de lo que hay que hacer.

En los partidos admiten que la negociación pasa por el tema parlamentario. ¿Muñoz podría competir por su cupo senatorial?

No sé, imaginemos que Heraldo pierde una primaria... sería un inmenso aporte para la política chilena que él fuera senador.

¿Su esquema de primarias sin la DC es porque hay temor a que Rincón se imponga?

No, porque uno cuando tiene proyecto político y visión estratégica lo hace para ganar o perder.

¿Incluir o excluir a Pamela Jiles?

Pamela Jiles representa la visión más asistémica de todas. Si Jiles existe es porque la política democrática y del mundo progresista no ha entregado respuestas y soluciones a los chilenos y chilenas. Ahora, dicho eso, soy partidario de que en una segunda vuelta, con un proyecto de país claro y un programa claro, incorporemos a todos.

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