Íngrid Villena: “El resquemor era que la Lista del Pueblo estaba conectada con un sector que anda quemándolo todo”
La constituyente hace un balance de su paso por la Convención Constitucional y asegura que fue complejo lidiar con los prejuicios de sus pares debido al origen del colectivo por el cual fue elegida, lo que, agrega, se agudizó con el destape de la mentira del ahora exconvencional Rodrigo Rojas Vade. Además, afirma que “muchos personajes desviaban la atención de las cosas importantes” que hacía el órgano constituyente, citando, por ejemplo, declaraciones polémicas de Fernando Atria o Daniel Stingo.
“Todos nos hicieron como un vacío en algún momento y nadie se quería juntar con nosotros por venir de la Lista del Pueblo”, lamenta la convencional Íngrid Villena (31), quien fue elegida en un cupo en ese colectivo que terminó desintegrándose en la Convención Constitucional y derivando en otros dos grupos, uno de ellos denominado como Pueblo Constituyente, del cual Villena forma parte.
Desde la sede del Congreso en Santiago, la abogada asegura que los constituyentes electos por la ahora ex Lista del Pueblo fueron discriminados por no ser políticos o por su nivel de estudios. Y que, debido al caso de Rodrigo Rojas Vade -quien mintió diciendo que tenía cáncer-, la desconfianza hacia ellos se agudizó. “Fue empezar de cero, a sembrar de nuevo la confianza”, sostiene.
La Convención comenzó con un alto respaldo ciudadano, pero ha bajado a lo largo del proceso. ¿A qué lo atribuye?
El hecho más público y notorio fue el caso de Rodrigo Rojas Vade. Pero también el de Rodrigo Logan y el de Martín Arrau. Estaban involucrados en hechos ilícitos y vulneraron la confianza de muchas personas. Posteriormente, la coalición del sector conservador empezó una campaña de desprestigio constante hacia la Convención.
¿Se refiere a la derecha?
La derecha, en un acto de desesperación al no poder influir en la toma de decisiones, empieza esta campaña de desinformación de lo que estábamos haciendo acá. Ellos iban tomando las iniciativas que se les iban rechazando a ellos mismos y salía como titular que los convencionales rechazaban el derecho a la propiedad, por ejemplo. Eso afectó bastante la confianza y el interés en el proceso constituyente, además de las controversias políticas que se fueron dando entre convencionales.
Quizás la forma se comió un poco el fondo.
Sí, totalmente. Muchos personajes desviaban la atención de las cosas importantes. Si Fernando Atria o Daniel Stingo daban una publicación sabrosa para la televisión, para los diarios, quizás se prestaba para publicar algún video en Twitter, Facebook o Instagram. Se desvirtuaba que ese mismo día quizás se habían aprobado normas relevantes.
Algunos responsabilizan a la ex Lista del Pueblo por el desprestigio en la imagen de la Convención. Se menciona a Rojas Vade, los corpóreos, la intervención de Elsa Labraña en la inauguración. ¿Tiene responsabilidad?
Sin duda, afectó todo el proceso constituyente, y no lo niego. Yo estuve en la misma lista que Rodrigo Rojas Vade, yo tuve que reemplazarlo en muchas de sus asambleas y representar a sus votantes. Esto yo lo he vivido más intensamente que otras personas, porque el descontento se notó mucho. O sea, de las 50 o 60 personas que podían llegar a una actividad, rebajó a 10 personas. Fue empezar de cero, a sembrar de nuevo la confianza. Yo no sé si me corresponde hacerme cargo de pedir perdón por el daño que se haya ocasionado, porque yo directamente no hice nada. Pero les cuento a las personas que de verdad se ha hecho un trabajo con las mejores intenciones para tener un buen texto de borrador constitucional.
Algunos convencionales consideran que el episodio de Rojas Vade fue lo más duro. ¿Coincide?
Sí. Para nosotros, como nos pegó directamente, fue durísimo. Nuestros mismos compañeros de la Convención se empezaron a preguntar “¿quiénes son ellos?”, “¿cuáles son sus verdaderos intereses?”, “¿estarán mintiendo también?”. En un momento estuvimos muy aislados, porque nadie quería trabajar con nosotros. Salvamos esa situación demostrando que éramos personas correctas para poder seguir trabajando, vinculándonos para poder generar alianzas para las votaciones. Todos teníamos súper claro que es la primera y última instancia en la que vamos a estar en una decisión tan importante como la Convención. Por eso, cuando pasa lo de Rodrigo (Rojas), lo que hicimos inmediatamente fue repudiar.
¿En su caso nunca lo respaldó?
No, yo dejé de tener contacto con él al mes de ingresar acá, porque teníamos problemas sobre el trabajo. Empecé a notar que esta persona no era tan trabajadora, no era tan motivada, no tenía un compromiso tan aferrado con el distrito, porque él tampoco era del distrito, él era de Melipilla, y yo soy de la comuna de El Bosque. Se nota altiro un compromiso distinto.
¿Sintió un antes y un después en la relación con los otros colectivos?
Sí, totalmente. Todos nos hicieron como un vacío en algún momento y nadie se quería juntar con nosotros por venir de la Lista del Pueblo. Después nos fuimos enterando. Pensaban que nosotros veníamos a destruir el proceso, que veníamos con una postura maximalista y no a aportar, sino que a exigir de una manera agresiva. Ese no es nuestro comportamiento.
A lo largo del proceso se ha dicho que existió un veto a la derecha. ¿Fue así?
Sí, efectivamente. Yo intenté derribar ese veto en la Comisión de Justicia. Conocí en esta instancia a Ruggero Cozzi, Patricia Labra y Ruth Hurtado. Cuando estuve en reglamento conversé con Marcela Cubillos, pero nunca se generó esto de trabajar juntos. A mí no me molestaba, porque siento que había que recoger lo mejor de cada iniciativa, porque así veíamos reflejadas las posturas tanto de la derecha, del centro y de la izquierda. Pero la derecha nunca bajó un poco su postura, nunca trató de acercarse a lo que nosotros proponíamos. Siento que faltó un periodo de escucha y empatía.
¿Entonces, hubo instancias para que ellos participaran y las rechazaron?
Sí, y es fome, porque, por ejemplo, yo sé que Rodrigo Álvarez es un excelente abogado y profesor. Me hubiese encantado haber trabajado en este último período con él. Pero ellos decidieron trabajar desde su bloque. El efecto es que cuando estamos votando tenemos dos propuestas: la trabajada en general con los colectivos y la de la derecha. La de la derecha siempre saca nueve votos, versus 31. Debe ser súper frustrante dedicarle horas de trabajo a un documento y que te rechacen todo. Empatizo con esa sensación, porque al comienzo, en Reglamento, a nosotros nos pasaba. Nos decían: “No, es que ustedes no saben, porque no son políticos, qué van a saber ustedes?”.
¿Eso se lo dijeron convencionales en su cara?
Sí, varias veces. A mí me dijeron cuando postulé a la coordinación de la Comisión de Justicia: “¿Por qué vas a quedar tú, si no tienes magíster?” (...). Sí, el resquemor era que la Lista del Pueblo estaba conectada con el sector que anda quemándolo todo. Se notaba esa segregación, se rechazaron de inmediato nuestras normas y era frustrante, porque nosotros hacíamos una propuesta y ni siquiera la leían. Por el hecho de venir de nuestro sector, se rechazaba altiro, que es lo mismo que le pasa a la derecha.
La derecha ha dicho que la izquierda tiene los votos para hacer lo que quiera. ¿Por qué les costó ponerse de acuerdo entre personas que son de izquierda?
Porque todos tenemos concepciones del mundo distintas. Por ejemplo, el Frente Amplio sigue más la Constitución de Portugal, la de Italia. Se rige por otro tipo de derecho, uno más anglosajón. Nosotros nos guiamos por lo que nos pedían nuestras asambleas, nuestro territorio. Aunque todos queramos derecho a la vivienda, teníamos distintos tipos de concebir ese derecho.
¿Cree que los partidos políticos hicieron más difícil el trabajo de la Convención?
Cuando alguien se baja del acuerdo a última hora, es complejo, porque te genera una incertidumbre. Aquí, sin duda, hubo partidos políticos que quizás delimitaron nuestro margen de actuar dentro de nuestras demandas. Es lamentable que se hayan bajado de ciertos acuerdos a última hora.
Desde la Coordinadora Plurinacional manifestaron que la nueva Constitución no está resolviendo los problemas más sensibles de las personas. ¿Está de acuerdo?
Discrepo. Yo creo que es una esperanza la nueva Constitución. Quizás no da soluciones inmediatas, porque tampoco podíamos pretender solucionar problemas de 40 años de Chile en uno solo. Pero si gana el Apruebo, es una muy buena ganada para todas y todos, porque tienes una Constitución que reconoce la paridad e igualdad de género, que respeta las garantías de los niños, niñas y adolescentes, que reconoce a las personas mayores, a las disidencias y diversidades sexogenéricas, a las personas con discapacidad neurodivergente. Eso obviamente es una ganada.
Se infiere que usted está de acuerdo con el trabajo de la Convención. ¿Se logró encauzar las demandas del estallido social?
Había demandas y demandas. Había demandas que nosotros no podíamos cumplir, por ejemplo, la libertad de todos los presos políticos de la revuelta. Votamos a favor, pero tampoco generó consenso con los otros colectivos.
¿Cree que, en caso de ser aprobada la nueva Constitución, va a tener una larga vida?
Espero que sí. Yo reconozco que quizás el texto no es perfecto. Puede que muchos juristas o muchos académicos lo critiquen en su forma de redacción, en la forma en cómo se abarcaron los derechos, pero porque tienen que tener en consideración que esto no fue escrito solo por abogadas y abogados, sino que también hubo psicólogas, trabajadoras sociales, profesores, mecánicos, dueñas de casa, choferes de furgón. Por eso es un texto tan diverso y tan inclusivo. Obviamente, el texto va a ser reformado. Lo que esperamos es que no sea reformado y retrotraiga los derechos que hemos consagrado en esta nueva Constitución, lo cual sería muy peligroso.
Una de las críticas que se le ha hecho a la actual Constitución es justamente su rigidez. ¿No es contradictorio esperar que esta Constitución se mantenga como lo ha hecho la Convención?
Esta Constitución obviamente va a ser reformada. Entiendo que el texto, como todo texto constitucional, tiene que ir adecuándose al contexto social que vive el país. Y para eso son las reformas. El Congreso de Diputados y Diputadas del futuro, más la Cámara de las Regiones, van a tener que poder solventarlo. Sin duda, me como un poco mis palabras del inicio, de la Íngrid Villena que ingresa a la Convención y que empieza a criticar este quórum de 2/3. Ahora entiendo que los 2/3 nos ayudaron bastante para poder lograr grandes acuerdos con otras personas con las que quizás nunca hubiésemos podido hablar si hubiésemos tenido un quórum de mayoría simple.
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