Las fracturas y esferas de poder en la difícil instalación del Minsal

Los primeros meses del Ministerio de Salud no han estado libres de polémicas. La ministra fue acusada por el Tribunal de Ética del Colegio Médico y varias figuras técnicas han dejado la cartera. El funcionamiento interno es la principal causante de los tropiezos, pues el poder se concentra en unos pocos, quienes mantienen los círculos de confianza muy cerrados.


Marzo, mes clave. Martes 29, día clave. Dieciocho días después de la instalación del gobierno del Presidente Boric, el subsecretario de Salud Pública, Cristóbal Cuadrado, se reunió con los integrantes del Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI). Este equipo, en ese entonces liderado por la doctora Cecilia González, fue fundamental para el manejo de la pandemia por el Covid-19, pues fueron los encargados de liderar la vacunación que comenzó el 3 de febrero de 2021, pilar fundamental de la campaña contra el virus. Obtuvieron los suministros, coordinaron la inoculación a nivel país y evaluaron sus posteriores efectos en la población.

Día clave. Reunión clave. Esa tarde de marzo la autoridad y su equipo abordaron el atraso de un embarque de jeringas para usar con la vacuna Moderna. Se habían encargado en enero, debían llegar a finales de marzo, pero habían sufrido un retraso por el cierre del puerto de Shanghai.

“No dan el ancho”, fue la tajante aseveración del subsecretario Cuadrado al equipo de inmunizaciones al conocer el hecho. “Fue una reunión sorprendente y demoledora, porque el equipo pasó de ser bueno a no dar el ancho y poner en riesgo la salud de la gente”, relata uno de los presentes.

Esa reunión también marcó el principio de un fin. Fue la detonante de la salida de González del Minsal. Tal como relató a La Tercera Domingo la semana pasada, después de ese encuentro la doctora no volvió a hablar con Cuadrado, al menos no directamente. A los pocos días, el ingeniero civil Javier Errázuriz, asesor del gabinete, fue nombrado como “enlace” entre el subsecretario y la especialista “para crear confianza”.

González cuenta que eso fue decisivo para su salida. “Cuando me dice que voy a tener una persona de enlace, le dije a mi jefe (Fernando González) que no necesitaba un intermediario y que en esas condiciones no necesitaba seguir. Ahí me tomé mis vacaciones y a la vuelta iba a regresar a mi oficina para hacer una entrega formal de mi cargo y después me iba a acoger al retiro anticipado”.

El primer día de mayo, la doctora se fue de vacaciones. Había acumulado muchos días debido a la pandemia. No volvió a las oficinas del ministerio hasta el 17 de junio, cuando entregó su cargo. No obstante, seguía siendo la jefa del Departamento de Inmunizaciones hasta finales de ese mes, mas su sucesora llegó antes.

Aunque el ministerio oficializó el 24 de junio el arribo de María Paz Bertoglia, la doctora González relata que su arribo se produjo antes: “Estando de vacaciones me enteré que mi oficina estaba ocupada y que había llegado alguien”.

Antes de ponerle la firma a su salida, la exjefa del PNI le solicitó una audiencia a la ministra Begoña Yarza. Conversaron, Yarza le expresó su idea de que no se fuera y le pidió unos días para buscar una solución.

Quienes conocen con detalle la salida de la pediatra, señalan que en algún minuto se planteó que el departamento dependiera directamente de la ministra. “Eso alguna vez se hizo y es la mejor forma de seguir trabajando sin problemas”, señala. Nada de eso ocurrió. Es más, González y Yarza nunca más volvieron a hablar y las decisiones de Cuadrado se mantuvieron inalterables.

“La ministra es una buena mujer, pero es verdad que Cuadrado maneja los hilos”, señala una fuente cercana al ministerio.

Este episodio es una muestra de la difícil instalación por la que ha pasado el Ministerio de Salud, con una interna marcada por grupos de poder, que han puesto a los técnicos en situaciones incómodas, sentenciando su salida. Además, ha sido una instalación marcada por polémicas, como el adelanto de las vacaciones escolares o la denuncia contra el Hospital Psiquiátrico de Valparaíso, hecho que fracturó su relación con el Colegio Médico, organización que fue relevante para la construcción de esta nueva administración.

¿Concentración de poder?

Personaje clave, Cuadrado. Entre quienes alguna vez estuvieron en el ministerio o algunos que siguen ahí, sostienen que el subsecretario toma la mayoría de las decisiones. Incluso hay quienes afirman que “la mayoría de los técnicos del Minsal son gente de confianza de Cristóbal”.

Para muestra, un ejemplo: la nueva jefa del PNI, María Paz Bertoglia. Estudió Kinesiología en la Universidad Católica de Valparaíso y luego realizó una maestría en epidemiología en la Pontificia Universidad Católica y una maestría en bioestadística en la Universidad de Chile.

En esta última casa de estudios -donde trabajó como profesora asistente de la Escuela de Salud Pública hasta principios de este año- fue donde se generó su conexión con Cuadrado. En 2020 publicaron dos artículos como coautores, uno en American Journal of Public Health y otro en la Revista Panamericana de Salud Pública.

Dentro del ámbito académico es muy cercana al doctor Cuadrado. Sin duda, es ideológicamente cercana a las nuevas autoridades. Fue muy crítica del gobierno anterior”, señala uno de los profesores con quien trabajó.

Otros señalan como cercana al doctor a la jefa de la División de Políticas Públicas Saludables y Promoción (Dipol), la sicóloga clínica Andrea Albagli, quien elaboraba los informes epidemiológicos sobre el avance del Covid-19 en la administración anterior. En 2020 acusó que el gabinete del exministro Jaime Mañalich les pidió a ella y a otros funcionarios que manipularan la base de datos sobre contagios de Covid-19. De hecho, el caso llegó a la fiscalía, cuando Albagli entregó su testimonio el 30 de septiembre, dos semanas después de renunciar al Minsal.

Su vínculo con el subsecretario Cuadrado se originó en Revolución Democrática, partido en el que ambos militan. De hecho, Albagli coordinó la Comisión de Salud del partido y Cuadrado participó en la elaboración del programa de salud de Boric.

El Colegio Médico también es clave. Su “presencia” dentro del Minsal es notoria. El propio Cuadrado asesoró al gremio, mientras que Manuel Najera, jefe de División de Planificación Sanitaria del Minsal, fue parte de un equipo técnico.

Fernando González, jefe de la División de Prevención y Control de Enfermedades (Diprece), fue presidente de la comisión de infancia del Colmed y del capítulo médico del Hospital Exequiel González Cortés.

“Son amigos entre ellos y al final del día da un poco lo mismo si lo que plantean está bien o está mal técnicamente, porque son amigos y pertenecen a los mismos grupos. Por ejemplo, son militantes de RD, que además estuvieron en el Colmed o en el Exequiel”, afirma una exfuncionaria del Minsal, quien recalca que esta dinámica ha afectado el plan de mantener a las figuras técnicas que participaron durante el gobierno de Piñera.

En este escenario es que fuentes cercanas a la nueva administración aseguran que la ministra tiene un circulo de confianza mínimo, integrado por excolegas del Hospital Exequiel González Cortés, y que ahora pertenecen a su grupo de trabajo. Como el jefe de gabinete, Claudio del Canto, o Elsa Peralta, asesora de salud mental.

De hecho, su jefe de asesores, Jaime Peña, quien tiene uno de los cargos más relevante en el ministerio, no es cercano a la ministra. Su conexión con la nueva administración es política, pues es fundador del Frente Amplio y militante de RD. El médico es sindicado como uno de los hombres cercanos al ministro Giorgio Jackson.

Fue el coordinador programático de Beatriz Sánchez en su aventura presidencial y estuvo a cargo de la rama de salud de RD. Además, en la campaña presidencial del Presidente Boric encabezó la propuesta sanitaria.

Daño irreversible

El pasado 11 de mayo, la ministra envió una denuncia a la Fiscalía Regional de Valparaíso, donde acusaba que en el centro psiquiátrico de la región se estarían realizando intervenciones de terapia electroconvulsiva (TEC) sin anestesia y sin ajustarse debidamente a la norma técnica pertinente, además de otras dificultades.

Todo apuntaba a la constitución de tortura y tratos crueles e inhumanos, previstos en el Artículo 150 A del Código Penal. Acusación que molestó a los gremios. De hecho, el pasado 15 de junio, el Consejo Nacional del Colegio Médico se reunió de forma extraordinaria para discutir el actuar de la ministra y se acordó denunciarla ante el Tribunal Nacional de Ética por la imputación hecha a los médicos del hospital de Valparaíso.

Pese a los intentos de la titular de Salud por rectificar la acusación -envió un nuevo oficio a fiscalía y una carta de disculpas al Colmed-, el gremio decidió que lo más adecuado era llevarla al tribunal nacional. En ese contexto, el presidente regional del Colmed Valparaíso, Ignacio de la Torre, afirmó que “muchos consejeros plantearon la gravedad de los hechos, porque se produjo un daño irreversible a la imagen y al prestigio tanto del hospital como de sus funcionarios”.

Por otra parte, el nombre de Jaime Peña aparece escrito con sus iniciales entre quienes visaron la denuncia, pero distintas fuentes consultadas, tanto del Colmed como al interior de la repartición, aseguran que habría sido él quien convenció a la ministra de tipificarla bajo el Artículo 150 A del Código Penal, por tortura y tratos crueles e inhumanos. De hecho, hay fuentes que aseguran que la decisión no fue consultada con la exjefa de Salud Mental Cynthia Zavala.

Una persona ligada a la administración de Salud asegura que “después de la crisis del hospital de Valparaíso estuvo bastante golpeado, y lo relegaron, pero hoy vuelve a estar ahí en la primera línea de decisión. Sin embargo, es un personaje de discordia en la interna, porque tendría malos tratos con los equipos”.

Los técnicos se quedarían

La instalación de estos grupos ha planteado un ruido adicional: la salida de varios técnicos que tenían cargos relevantes en la cartera. Antes de asumir, el Presidente Gabriel Boric había recalcado la conveniencia de llegar a consensos para que la futura administración mantuviera a ciertos personeros clave, especialmente los técnicos. Sin embargo, varias figuras han dado un paso al costado por no pertenecer al círculo de confianza de las autoridades.

El caso más claro es el de Cecilia González, pero no es el único.

La enfermera Camila Gotelli se desempeñó como jefa nacional de las residencias sanitarias durante la pandemia, para luego asumir en enero de 2022 la jefatura de la Coordinación Nacional de la Estrategia Sanitaria de Testeo, Trazabilidad y Aislamiento. Su labor en 2021 fue reconocida y la Revista Sábado de El Mercurio la distinguió como uno de los 100 jóvenes líderes de ese año. Pero fue desvinculada del ministerio el pasado 7 de abril. ¿La razón? Fuentes consultadas por La Tercera Sábado relatan que la enfermera fue despedida mientras estaba con licencia psiquiátrica y que se enteró por compañeras de trabajo sobre su salida, pues la carta certificada fue enviada a una dirección errónea.

Este no ha sido el único despido con estas características. En junio la cartera desvinculó a una funcionaria que denunció por maltrato a una coordinadora del gabinete de Cuadrado, Cecilia Morales.

Una situación extraña para los conocedores del caso, porque afirman que “el primer día hablaron muchas cosas que jamás han cumplido. Ese día la ministra habló específicamente del maltrato y aseguró que ella no lo iba a permitir en su gestión”.

Al igual que Gotelli, la funcionaria no recibió notificación escrita de su salida. Asimismo, justificaron su despido de la misma manera: no era de confianza.

Otra figura que buscó otro rumbo fue Cynthia Zavala, exjefa del Departamento de Salud Mental del Minsal. Presentó su renuncia en medio de la polémica por el hospital de Valparaíso.

Y, al final, ahí está la clave. Si no hay confianza y existen malos tratos, todo se fractura.

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