Los candidatos se visten de segunda vuelta
Mientras Kast se quitaba el pin del Partido Republicano de su chaqueta, Boric flameaba la bandera de Chile. La carta de la izquierda llegó a La Pintana a hablar de seguridad y el abanderado de la derecha se reunió con un comité de vivienda en Maipú. Las escenas son parte de los cambios discursivos y los giros que han tomado ambos presidenciables de cara al balotaje. ¿Cuáles son los riesgos? Siete expertos entregan sus respuestas.
Apenas se tuvieron los resultados de los comicios del domingo —que dejaron instalados a José Antonio Kast y Gabriel Boric en la papeleta del 19 de diciembre—, cada uno de los candidatos empezó a mover las piezas para enfrentar el balotaje.
1. La bandera y el pin
El debut fue el discurso del domingo. El gesto elegido por Kast fue quitarse un pin de la chaqueta, distintivo de su presidencia en el Partido Republicano. “Esta noche quiero dejar de manera simbólica, y no crean que es fácil, este pin que me acompañó por todo Chile”, dijo la carta presidencial de la derecha.
Minutos después fue el turno de Boric. Por el lado del candidato de la izquierda lo más llamativo fue la aparición de la bandera chilena en el escenario en el que agradecía el respaldo, un símbolo que no había sido ocupado hasta entonces por el candidato, cuya campaña se asocia gráficamente a un árbol.
Quienes conocen del tema sostienen que el diputado perdió en todo caso tiempo valioso en reincidir en elementos propios de su campaña como el lenguaje -”compañeros y compañeras”-, alusiones a figuras como Gladys Marín y “la Bea”, como llama a la excandidata presidencial de ese bloque, Beatriz Sánchez.
Para el sociólogo, fundador de Tironi&Asociados y figura cercana al mundo de la ex Concertación, Eugenio Tironi, ese día hubo un claro ganador: “Kast aprovechó muy bien la noche del domingo, que era un momento de alta expectación. Tuvo un discurso moderado y controlado. Su setting fue el correcto, tenía los colores patrios, el color azul, típico color de autoridad. Esa noche ofreció control, seguridad y reducción de las incertidumbres. Boric, en cambio, se veía sorprendido. Les habló más a los suyos, fue más improvisado y desaprovechó ese día”.
2. Cambios en el lenguaje
Ya el lunes Boric apareció en el matinal de Chilevisión hablando de seguridad, un tema no protagónico del primer tramo de su campaña, centrada en la promesa de reformas sociales.
El martes fue un paso más allá y en Mentiras Verdaderas de La Red dio un giro respecto de su postura frente al proyecto de indulto a los imputados por delitos vinculados al estallido social. “No se puede indultar a una persona que quemó una iglesia, una pyme o que saqueó un supermercado”, aseguró Boric.
Además, ahora se refirió al país como “chilenas y chilenos”.
Para la periodista y exdirectora de programación del gobierno del Presidente Sebastián Piñera, María Irene Chadwick, este es uno de los puntos centrales del giro asumido por Boric. “Ese mismo asombro se debe haber convertido en estupor para los compañeros, cuando vieron a un Boric renegando de los ‘presos de la revuelta’ y proyectando mano firme contra la delincuencia, el narcotráfico e, incluso, pidiendo más Carabineros en las calles. La misma semana en que su nombre aparecía junto a un rojo negativo en el tablero de la Cámara por negar la extensión del estado de emergencia en la Macrozona Sur”, plantea Chadwick.
Otra señal que dio Boric fue señalar que debe estar más en la calle, sobre todo considerando que ganó en grandes urbes como la Metropolitana y Valparaíso y en regiones como Coquimbo y Magallanes, lejos de zonas más rurales o de menores habitantes. La señal quedó plasmada en esta frase: “Nos bajamos del árbol y estamos en el territorio”.
Para el académico y coordinador del Magíster en Comunicación Política del Instituto de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, Claudio Salinas, la metáfora es un símbolo que resume el nuevo tono de Boric: “Llama la atención que hay una muestra evidente de Boric de hacer más patente su vínculo con la calle, con las capas más pauperizadas de este país, con el fin de transmitir que su política es convocante y que no es una figura solo de Ñuñoa o Providencia”.
Por eso su primera actividad en terreno fue con víctimas de violencia en La Pintana. Kast también apretó esta tecla. El lunes tuvo una actividad con un comité de vivienda de Maipú y días después llegó hasta Lo Espejo, donde su equipo fue agredido y debió suspender su actividad. El candidato también ha optado por poner en su discurso un tono más convocante.
3. El abrazo de Lagos
El abogado de la UDI, excolaborador de la campaña de primarias de Joaquín Lavín y consejero de Libertad y Desarrollo, Gonzalo Cordero, destaca que un punto positivo para Boric ha sido “alinear de forma progresiva a las figuras relevantes de la Nueva Mayoría”. Eso lo logró cuando el PS y el PPD se sumaron sin condiciones y tuvo más fuerza cuando después se sumó la excandidata de la DC Yasna Provoste y se conoció la foto con la presidenta de ese partido, Carmen Frei. Hizo lo mismo al contar con el respaldo de Horizonte Ciudadano, la fundación de la expresidenta Michelle Bachelet, quien debido a su cargo en la ONU no puede expresar su opinión. El broche de oro fue que el expresidente Ricardo Lagos anunciara su voto por Boric.
Para Tironi esto es muy importante para capturar el nicho del voto concertacionista. Pese a que Boric y el FA han despreciado “los últimos 30 años” y sobre todo la figura de Lagos, el sociólogo cree que fue lo correcto . “Fue una reconciliación padre-hijo, donde el padre perdona los agravios del hijo. En estas reconciliaciones normalmente son los padres los que perdonan a los hijos. Eso generó una épica de reencuentro que despierta ciertas energías en la centroizquierda”, dice Tironi.
Por el lado de Kast, lo simbólico vino por ampliar su equipo y sumar algunos rostros más liberales. A su equipo económico se sumaron Soledad Arellano, José Luis Daza, Patricio Rojas, Cecilia Cifuentes, Eduardo Guerrero, Claudio Lucarelli, Sebastián Claro y Sylvia Eyzaguirre. También sorprendió al cerrar la incorporación de la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza.
Boric también optó por este camino. Incorporó a la ahora expresidenta del Colegio Médico Izkia Siches como jefa de campaña y reforzó su equipo económico con figuras como Andrea Repetto, Roberto Zahler, Ricardo Ffrench-Davis y Eduardo Engel, en una clara señal por moderar su programa.
A juicio de Cordero, este es un punto clave, pero que tiene matices: “Yo tengo la impresión de que Kast aparece armando un equipo de gobierno y Boric un equipo de campaña. Eso es inevitable que se perciba así, porque incorporaciones como Izkia Siches son en la lógica de recuperar competitividad, en cambio a uno le da la impresión de que los cambios que ha hecho Kast tienen que ver con la gobernabilidad”.
La experta en comunicación estratégica de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica, Claudia Labarca, expone una prevención en este punto. “Son guiños a la élite, pero dudo que sean guiños que le sirvan a los que están fuera de eso, al votante Parisi, por ejemplo. Esos guiños sirven para dejar instalados ciertos relatos en la élite y en los medios, pero el que no vota no va a cambiar su decisión porque entra Repetto o Claro”, dice la académica.
4. Los riesgos
Para la periodista y exjefa de contenidos del segundo gobierno de Bachelet, Ximena Jara, los giros por los que están apostando los abanderados necesitan de una estrategia comunicacional coherente, porque el riesgo de que el gesto parezca inverosímil es muy alto. “Los cambios son necesarios en una segunda vuelta y son esperables, pero la radicalidad de ese cambio obliga a generar lo que en narrativa se llama una solución de continuidad, es decir, entregar al electorado una explicación de por qué yo pensaba de una manera y ahora pienso de otra. Lo que uno esperaría en un contexto de giro como es el de ahora es que se explique por qué se cambió de opinión y cuál es el derrotero que viene. Yo creo que, en este caso, hasta el momento, ninguno de los dos candidatos ha tenido una buena solución de continuidad”, comenta la experta en comunicación política.
En este punto coincide Labarca, quien es de la idea de que es un elemento que necesariamente genera tensión. “El desafío es ampliar la masa de votantes sin perder identidad. El punto es cómo se posiciona un Boric que ocupa la seguridad sin que se desdibuje o un Kast hablando de diversidad. Lo más probable es que eso cruja, esto hace ruido, es lo que se llama disonancia cognitiva, que uno no puede soportar tener dos informaciones disonantes. ¿Cómo se resuelve esa disonancia? La respuesta es una estrategia que sea inteligente y exprés, porque aquí no hay tiempo, pero ese es el objetivo estratégico, ampliar la base, pero sin producir disonancia en los tuyos”.
Sobre esto también coincide la economista Cristina Bitar, quien en 2005 fue jefa de campaña del entonces candidato de la UDI Joaquín Lavín y que hoy es socia Azerta. “Las últimas elecciones se han decidido por la captura del atributo ‘cambio’. Kast y Boric lo personificaron a su manera, pero ahora el crecimiento al centro y la necesaria incorporación de expertos podría desdibujar en parte la frescura y la radicalidad de la oferta de cambio. En el caso de Boric, esto se ha sustentado en la crítica a los 30 años y en ser representante de un sector emergente y renovador de la política. Mientras que para Kast la principal amenaza es pasar a ser el candidato del gobierno u oficialista y perder con ello el cambio como bandera”.
Para Bitar en esta recta final será relevante “cometer pocos errores, ya que algunos pueden costar caro”, y agrega que “en los últimos días, en el caso de Boric se registraron dos polémicas con el Partido Comunista y Kast tuvo que lidiar con el tema del diputado electo Johannes Kaiser”.
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