Luis Cordero: “La principal expectativa de los familiares de las víctimas es que el Estado esté de su lado”
A tres días del lanzamiento del Plan de Búsqueda, el ministro de Justicia se hace cargo de las interrogantes que dejó la iniciativa que pretende esclarecer las circunstancias en que cientos de personas fueron desaparecidas y ejecutadas durante la dictadura. La tarea no será corta ni fácil, reconoce, pero se deben hacer todos los esfuerzos. Más, recalcó, cuando el escenario político se mantiene tensionado.
“Estos días he sentido un peso bien grande sobre mis hombros”, confiesa el ministro de Justicia, Luis Cordero. La frase hace alusión a la tarea que le encargó el Presidente Gabriel Boric para levantar un ambicioso Plan de Búsqueda que esclarezca las circunstancias de detención y desaparición forzada de personas en el marco de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado. Y la responsabilidad que siente, presentada ya la iniciativa, pareciera ser aún mayor: lidiar con las expectativas.
El Plan de Búsqueda, pese a todos sus esfuerzos personales, se lanza en un clima de crispación azuzado por el propio Presidente. ¿Qué efectos puede tener aquello en esta iniciativa y en la conmemoración en general?
Pasa algo curioso, que es la paradoja de septiembre, donde pareciera que uno podría tener dos grandes consensos. El primero tiene que ver con que en Chile ocurrieron violaciones a los derechos humanos y eso no puede volver a ocurrir. Y lo segundo, que no es aceptable, ocupar la fuerza para interrumpir un gobierno democrático. Lo paradójico es que nos terminamos por enredar entremedio de un ruido donde cuestiones más cuestiones menos, si usted empieza a observar, la mayoría está de acuerdo en esas dos cosas de fondo. Y mi experiencia, a propósito de la elaboración del Plan de Búsqueda, tiene que ver un poco con eso. Tenemos mucho ruido, hay crispación, pero cuando uno va al fondo a ver dónde está la diferencia, esta creo yo está en los márgenes.
¿Qué rol le cabe en esa paradoja al Presidente? Pareciera que no está favoreciendo que los acuerdos se releven.
Sí, pero esa es una responsabilidad compartida de todos los dirigentes políticos. ¿Qué palabra del Presidente, qué frase ha sido bien recibida por la oposición? Veo un tema de disposición a marcar una diferencia que, en mi opinión, en ocasiones, es extremadamente forzada. A ratos el Presidente levanta una ceja y es un problema para la oposición. Porque el debate democrático también requiere cierta franqueza. Lo que no puede pasar es que cada vez que se produce una discrepancia pareciera que estamos en una crisis institucional mayor. Eso no es correcto, porque en algún sentido también perjudica las condiciones del diálogo.
¿A qué atribuye que aún no haya un ánimo distinto respecto del 11?
A que las trayectorias políticas, en torno al Golpe siguen estando muy próximas. Y a que hay un déja vu permanente en la discusión sobre si se legitima o no el Golpe.
¿Es de quienes creen, como el expresidente Frei, que van a pasar 100, 200 años y que no vamos a tener consenso? Se lo preguntamos porque el gobierno instaló una especie de relato oficial sobre esto.
Esto tiene que ver con cómo uno se aproxima. El relato del gobierno siempre ha sido: democracia, memoria y futuro. Que tenemos que cuidar la democracia, que sabemos cómo perdimos la democracia, que la memoria es vital para tener conciencia de ese proceso y que es la manera de fortalecer el futuro. Eso no es construir un relato oficial, es construir tres conceptos que parecieran ser bien elementales. La única manera que usted tiene de garantizar la certeza del cuidado de la democracia del futuro es teniendo el elogio de la memoria más que el elogio del olvido, porque el riesgo del elogio del olvido es que perdemos la sensibilidad de los defectos y los errores que pudimos cometer. Estos tres conceptos son bien elementales en cualquier sociedad democrática, lo que pasa es que está contada a partir de nuestra historia, de nuestros traumas. Pero la responsabilidad de todos los dirigentes políticos del país es preocuparse de la institucionalidad y de los valores permanentes de la democracia y la República.
Justamente sobre eso. Usted defendió al Presidente cuando dijo que algunos mueren con dignidad y otros como cobardes para evitar enfrentar la justicia, justo el día en que un exmilitar condenado por el crimen de Víctor Jara se suicidó. ¿Qué incentivos tiene el mundo de las FF.AA. para, por ejemplo, hacer gestos en ese contexto?
Técnicamente dije que no calificaba las declaraciones del Presidente. Dije que entendía que probablemente lo que quería proyectar era la percepción de las víctimas. Pero a propósito de la reflexión del Ejército, las personas que tienen información sobre el destino de los detenidos desaparecidos son personas, saben en qué contexto pueden entregar esa información o por qué no la han entregado en el pasado. Lo que sí sabemos es que, en el contexto de las investigaciones judiciales en los últimos años, hay algunas de esas personas que han entregado información y por eso las investigaciones han seguido avanzando. Hay que tener cuidado con los juicios.
En términos institucionales, ¿Qué espera el gobierno del Ejército, de Carabineros, para estos 50 años?
Las FF.AA. en general tomaron como opción cooperar con las investigaciones judiciales y entregar los antecedentes que se le requieran. Han hecho eso el Ejército, las Fuerzas Armadas, hasta ahora en el contexto de requerimientos específicos de información, lo que requiere de un gran conocimiento del juez. Pero me quedo con lo del general Martínez, me quedo con lo de la visita y la declaración del almirante de la Armada en Isla Dawson, y con la presencia del general Yáñez no solo en el lanzamiento del Plan de Búsqueda, sino que antes también estuvo en la ceremonia del Cuartel 1 que fue centro de tortura y detención de inteligencia de Carabineros, donde se levantó una placa. Espero de ellos su lealtad a la democracia, el sistema institucional y al bien del país.
Ministro, explíquenos qué busca este plan, porque ha generado dudas sobre cómo se va a implementar y los resultados que podría tener.
El Plan Nacional de Búsqueda tiene tres grandes objetivos. El primero es esclarecer las circunstancias de la desaparición forzosa y el destino final; es reconstruir trayectorias, y cuando hablamos de ello el primer objetivo es construir una nómina única de detenidos desaparecidos, pues se han ido agregando y porque las investigaciones judiciales han permitido pesquisar expedientes nuevos que se abrieron y ahí probablemente hay personas que no han sido calificadas. También hay que hacer un relevamiento documental y en la sistematización de aquello hay formulación de hipótesis de búsqueda. Eso con miras al esclarecimiento de los hechos, aunque esto no sustituye la búsqueda judicial. Y un tercer aspecto tiene que ver con ubicar, recuperar, identificar y restituir dignamente. Eso implica pesquisar muy bien todos los sitios periciados que hemos tenido hasta ahora y aquellos que no han sido completamente periciados, porque en algunos casos no había la tecnología ni los recursos disponibles.
¿Y habrá nuevos requerimientos formales de información a las FF.AA. y de Orden?
Como la búsqueda se realiza en el contexto de que el país mantiene la búsqueda judicial, el plan sigue descansando en que los requerimientos de información se realizan a través de los jueces. Otra cosa distinta es quienes puedan concurrir donde un juez, si hay incentivos para hacerlo.
¿Cómo se hacen cargo de las expectativas que genera una política pública como esta?
Los familiares son los que llevan años en esto. Su principal expectativa es que el Estado esté de su lado. La segunda, que el Estado no sólo los acompañe, sino que cuente su historia, y la tercera, que haga todos los esfuerzos posibles por recuperar a sus familiares, pero las expectativas están en las dos primeras.
¿Cómo se conjugan estas expectativas con las que también tienen el Estado y la sociedad chilena ? Porque cuando uno escucha el plan de búsqueda de detenidos desaparecidos entiende que se van a encontrar restos.
Lo que pasa es que este Plan de Búsqueda también busca garantizar la información y la participación, e igualmente reparación y garantías de no repetición. Y ahí el rol del Estado y la sociedad es no sólo construir un Archivo Nacional de la Memoria, sino que, además, acompañamiento psicosocial para las víctimas, desarrollar todas las acciones que permitan comprender a la sociedad en su conjunto lo que ocurrió, los efectos que tuvo.
¿No le parece ambicioso el plan?
Estos días he sentido un peso bien grande sobre mis hombros. Hay algo que me sorprendió: en varias de las conversaciones que sostuve, me decían que era la primera vez que un ministro de Justicia los recibía. Eso da cuenta de que algo no hemos hecho bien.
¿No teme que esto quede sólo en expectativas?
O sea, lo relevante es cómo cumplimos con esta obligación para que avance. ¿Dónde estaríamos incumpliendo? Si no hiciéramos todos los esfuerzos, si no dispusiéramos de un orden, de una sistematización.
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