Paulina Vodanovic (PS): “La idea de partir con una hoja en blanco ha sido abandonada por todos”


PAULINA VODANOVIC
FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

La presidenta del Partido Socialista asegura que ya quedó atrás la intención de que el proceso constituyente parte desde cero y que, por lo mismo, accedieron a establecer ciertos principios con antelación. “Hoy día tenemos que adecuarnos a la realidad”, dice, agregando que noviembre es el plazo máximo para alcanzar un acuerdo.


Esta semana, luego de tres días de negociaciones, lograron como oficialismo ponerse de acuerdo en un documento para enfrentar el proceso constituyente. La presidenta del PS, Paulina Vodanovic, quien fue parte de las tratativas, aborda por qué aceptaron incluir principios con antelación a que se inicie el trabajo de un nuevo órgano redactor. Además -ad portas del comité central de la colectividad de este sábado, donde discutirán los alcances del consenso y los puntos que quedan pendientes-, la líder socialista dice que atrás quedó la idea de que un nuevo proceso parta con una hoja en blanco.

El oficialismo terminó cediendo en bordes -más allá de lo que se acordó en noviembre de 2019- como pidió la derecha. ¿Por qué?

Los bordes estaban establecidos en el acuerdo del 15 de noviembre como ciertos temas que no se van a discutir y no tenemos problemas en reproducir aquellos mismos: que Chile es una república democrática, que se van a respetar los tratados internacionales y también las sentencias judiciales. Y hemos agregado que Chile es un Estado unitario, mantener los tres poderes del Estado. Son aspectos en que se puede dar claridad sin entrar a tocar el fondo de las materias, sin que constituya una prediscusión del nuevo órgano.

Pero va mucho más allá de los límites de 2019: se incluye la propiedad privada y los himnos patrios. ¿Es un guiño a la derecha?

Más que un guiño, las banderas, los emblemas patrios no son propiedad de la derecha, por lo tanto, todos tenemos acuerdo que son símbolos del país, de la unidad y que les debemos respeto. En consecuencia, no hay ningún problema en aceptar aquello y que quede establecido en la nueva Constitución.

¿Hubo debate sobre plasmar derecho a la propiedad? Se había descartado en un inicio.

Hay que ser muy cuidadoso cuando se discuten estos temas. No quisiéramos aparecer como que la izquierda no tiene respeto por las libertades o ciertos derechos, al contrario. El derecho a la propiedad está consagrado, nadie está por eliminarlo. Pero una cosa es tener respeto y consagrar la libertad como garantías y otra distinta es lo que plantea la derecha: replicar el modelo actual de la Constitución que significa priorizar que las políticas públicas las construyan los privados sobre el Estado.

¿Qué tan complejo fue consensuar bordes?

Principalmente la discusión era esta: si al poner más límites terminamos limitando la voluntad soberana de la Constitución, de la constituyente, pero no fueron discusiones dramáticas (...). No queremos que se diga que estamos en contra de las libertades o de consagrar ciertos derechos, pero no queremos alargar esta lista de límites, porque creemos que tiene que quedar entregado al debate constituyente.

Pero desechan la idea de la hoja en blanco con la que partió el FA.

La idea de la hoja en blanco está superada. En el planteamiento que hacemos decimos que hay que recurrir a la Constitución actual, al proyecto de la Presidenta Bachelet, al proyecto rechazado, como insumos a considerar. Yo, además, agrego la Constitución de 1925 que me parece que simbólicamente y materialmente fue la última Constitución democrática que rigió en Chile.

Pero una cosa es contar con insumos y lo otro es delimitar la discusión...

Pero lo de hoja en blanco era partir de la nada, como partió la Constitución anterior. Hoy día la idea de la hoja en blanco ha sido abandonada por todos. La antigua Convención partió un estallido social, con una situación distinta política y social y en un contexto que hoy día no es el mismo. Hoy día tenemos que adecuarnos a la realidad de hoy para pensar en qué constituyente debe funcionar hoy día. La misma situación de los independientes y pueblos originarios que se dieron en una coyuntura que hoy día no están.

¿No se corre el riesgo que esto termine siendo más una reforma, como dijo el abogado de derecha Gastón Gómez?

Por eso no queremos incluir temas de fondo. Cuando tú haces una larga lista de cosas que no vas a poder tocar en una discusión constitucional, finalmente terminas reformando o adecuando lo que hay.

¿Están dispuestos a agregar más bordes a los que incluyeron?

Esa es una discusión que se está dando, siempre hay que estar disponible a escuchar y a ceder en alguna parte.

Pero tienen intransables o lo que no están dispuestos a ceder...

La derecha en el documento que presentó, por ejemplo, la propiedad de las aguas, la propiedad de los fondos de pensiones. Esos son temas específicos. Si se está garantizando el derecho a propiedad en general, no es necesario entrar a garantizar el derecho a propiedad en particular y menos en cosas que ni siquiera la Constitución del 80 tiene. Entonces, están con el tejo pasado.

¿Pero hay cosas que ustedes no estén dispuestos a ceder?

¿Para qué seguir agregando límites, si esta discusión se va a dar en un nuevo órgano constituyente? La derecha decía que tenemos que darle certeza a la ciudadanía porque hay desconfianza. Vamos a tener una elección y esos que ganen son representantes de la ciudadanía y tendrán que definir qué cosas van a quedar en la Constitución y qué no. Claro, es una apuesta, porque no sabemos quiénes van a salir elegidos, pero también está la experiencia pasada, donde el maximalismo, con estas causas identitarias, terminaron perjudicando la idea de una nueva Constitución. Entonces, teniendo esta experiencia, quienes resulten electos no van a tener ese, espero, afán de ir por causas tan particulares. Entonces, limitar con esta larga lista de bordes me parece que no corresponde a la voluntad democrática que queremos abrir.

¿Cuándo esperan tener el acuerdo zanjado? Algunos plantean antes del 18 de octubre.

No sé si es la mejor fecha para ponernos como límite. Más bien tendría que ser el 15 de noviembre, que fue la fecha del acuerdo anterior. Sí creo que hay cierta celeridad que debe imponerse. Por lo tanto, noviembre es la fecha tope en que deberíamos suscribir el acuerdo.

¿Qué desafío implica para el oficialismo esta negociación? ¿Se corre el riesgo de que se divida?

No veo tan difícil eso, ni soy negativa respecto a la evaluación de la relación entre ambas coaliciones. Al contrario, en la campaña se afiató bastante el vínculo.

Usted dice que no pueden repetir la misma fórmula de la Convención pasada. ¿Se deben abandonar también contenidos, por ejemplo, la idea de plurinacionalidad?

La plurinacionalidad, como fue planteada y entendida, no es una idea que sea popular en Chile.

¿No se debería abordar?

Es indispensable el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas. Me parece que ese es el paso que hay que dar.

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