Rumaan Alam, escritor: “En Estados Unidos es más fácil tenerle miedo a un negro, a un pobre o un migrante”
El novelista estadounidense despachó el año pasado una de las novelas más aclamadas por la crítica: Dejar el mundo atrás, que narra un escenario de "pesadilla" de una familia blanca en plenas vacaciones. El libro funciona como una metáfora de las cuarentenas producto de la pandemia, y de cómo los miedos paralizan y cambian a las personas.
En agosto de 2003, más de 45 millones de personas en ocho estados en el noreste y medio oeste de Estados Unidos -además de 10 millones de canadienses en Ontario- se quedaron sin suministro eléctrico a causa de un apagón, que en algunos casos se extendió por más de seis horas, en otros por varios días e incluso semanas. Las escenas rápidamente se transformaron en las de un filme apocalíptico, con más de 90 muertos, problemas en el suministro del agua potable, cadenas de televisión paralizadas, 262 centrales eléctricas sin poder funcionar, y graves fallas en el transporte y en las redes móviles. Esto, además del pánico que invadió a buena parte de la población, aún con el recuerdo latente de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
El temor a un gran apagón es común entre los estadounidenses, no tanto por quedarse a oscuras, sino que debido a la desconexión que produce el hecho de no tener internet. En Dejar el mundo atrás, la tercera novela de Rumaan Alam -escritor estadounidense cuyos padres emigraron desde Bangladesh-, la trama transcurre precisamente en medio un supuesto corte del suministro eléctrico, lo que provoca que sus protagonistas deban encerrarse como si se tratara de una cuarentena producto del Covid19.
“No tuve la intención de hacer un paralelo con la pandemia, porque no sabía que íbamos a pasar por lo que hemos pasado en todo el mundo. Es una coincidencia. Cuando pensé en la novela en sus primeras etapas, realmente estaba pensando en el clima y en la forma en que todos estamos atrapados en el mismo planeta”, dice Alam a La Tercera vía Zoom, desde su hogar en Brooklyn, que comparte con su esposo y dos hijos.
En Dejar el mundo atrás (Salamandra-Penguin Random House) Alam habla de las contradicciones de la sociedad, en especial las que tienen que ver con las fragilidades y ambigüedades en un mundo en permanente caos. Y aunque el libro no fue concebido en un escenario de pandemia, sí ilustra las dificultades que tienen algunos seres humanos para actuar de buena manera en situaciones límite. Es esto lo que les sucede a Amanda y Clay, una pareja de neoyorquinos que se dispone a pasar sus vacaciones en una cómoda casa que arrendaron en Long Island junto a su hijo e hija adolescente, hasta que una pareja mayor de afroamericanos, que dicen ser los dueños de la vivienda, toca la puerta para pedir cobijo aduciendo un apagón masivo en Nueva York. Amanda y Clay los hacen pasar, pero no imaginan lo que vendrá a continuación.
Alam, de 43 años, ha sido calificado como uno de los mejores escritores de su generación. Colaborador habitual de The New Yorker y The New York Times, su última novela lo lanzó al estrellato. “Un libro extraordinario: un auténtico thriller, un brillante destilado a la actualidad que merece figurar entre los clásicos de la literatura distópica”, señaló The Washington Post. “Una historia hecha a la medida para estos tiempos”, concluyó el diario londinense The Times. “La novela de una época”, sentenció The Independent. Por lo mismo, las potencias del streaming lucharon codo a codo para quedarse con los derechos para la realización de una película, que se exhibirá vía Netflix con Julia Roberts y Mahershala Ali (Moonlight) en los roles protagónicos.
Al comienzo de la novela, la familia blanca que arrendó una casa en Long Island para pasar sus vacaciones le abre la puerta en medio de la noche a una pareja negra mayor, que dicen ser los dueños de casa. Algo está pasando en toda esa zona, pero no se explicita. Lo que sí queda claro es que la trama se desarrolla en un espacio doméstico muy acotado. ¿Hay un paralelo con las cuarentenas vividas en pandemia?
Muchos de nosotros nos quedamos en casa debido al Covid19, pero yo no podía haberlo sabido. Entonces es solo una coincidencia. Y creo que cambió la forma en que la gente ve el libro, porque creo que es difícil cuando tantas personas en todo el mundo han pasado un año en casa. Odio cuando la gente dice que estaba atrapada en casa, porque si tienes una casa, tienes suerte. De lo contrario, probablemente estás recogiendo basura o trabajando como enfermera o policía. Muchos lectores sintieron que reflejaba su propia experiencia de estar atrapados en casa durante la pandemia.
Durante el período de la primera cuarentena, cuando se estaba desarrollando por primera vez el Covid y nadie realmente entendía nada, estabas mirando las noticias y uno pensaba: ‘¿Debo lavar los productos?’. Y entonces vi a personas que conozco en las redes sociales o lo que sea, limpiando las cajas de cereal o sus frutas y verduras. Y ahora sabemos que eso no era necesario”.
Rumaan Alam, escritor estadounidense
¿Por qué optó por no describir lo que realmente estaba pasando en el exterior de la casa?
Quería que la gente se asustara. Creo que una de las cosas más aterradoras es cuando no sabes algo, cuando alguien a quien amas está enfermo y no sabes qué le pasa, cuando no tienes toda la información da mucho miedo. Y parte de la forma en que lidiamos con las cosas que dan miedo en nuestras vidas es tratar de encontrar información. Durante el período de la primera cuarentena, cuando se estaba desarrollando por primera vez el Covid y nadie realmente entendía nada, estabas mirando las noticias y uno pensaba: ‘¿Debo lavar los productos?’. Y entonces vi a personas que conozco en las redes sociales o lo que sea, limpiando las cajas de cereal o sus frutas y verduras. Y ahora sabemos que eso no era necesario. Entonces nuestras relaciones cambian cuando tenemos información. Yo quiero que mis lectores no sepan nunca lo que está pasando.
Sí se menciona, a modo de contexto, que posiblemente hay un apagón. ¿Por qué los estadunidenses les temen tanto?
Creo que es útil como metáfora debido a la relación con nuestros teléfonos. Es lo primero que miro por la mañana y es lo último que miro antes de irme a la cama. En otras partes del mundo los apagones son algo cotidiano, pero acá no. En este país nos afligimos por cualquier interrupción en la comodidad de la vida moderna. Entonces, tomé la idea de la oscuridad, que es muy poderosa y aterradora. En 2003, en la costa este de Estados Unidos, hubo un gran apagón. Y yo vivía en Nueva York en ese momento, y a la gente le recordó el 11 de septiembre. En la ciudad de Nueva York el metro es eléctrico. Entonces, cuando se acaba la energía, es muy difícil moverse. No tenemos forma de lidiar con eso.
Y la familia blanca siente temor por el apagón o un eventual atentado, o en verdad están aterrados por la pareja afroamericana que los visita?
Acá es más fácil tenerle miedo a un negro, a un pobre o a un migrante.
Entonces su libro expone también los prejucios raciales…
Claro. Creo que está muy presente en la cultura estadounidense en este momento y lo ha estado durante mucho tiempo. Estoy seguro de que cada país tiene su propia versión de esto. Cada sociedad tiene su propia versión. Como en Chile, por ejemplo, ¿Cómo se sienten los chilenos sobre su población indígena?
“Soy escritor”
Alam recalca que los miedos tienen mucho que ver con la forma en que enfrentamos ciertos imprevistos cotidianos. Para ejemplificar, cuenta una anécdota: “Soy escritor y no sé hacer nada más que escribir. Hace un par de años mi lavadora se echó a perder y pensé que tenía que haber una manera de solucionar este problema. Fui a la universidad, entonces pensé: ‘no quiero tirar esta máquina sin ningún motivo’. Sé que hay una manera de arreglarla sin tener que pagarle a alguien 200 dólares para que venga a mi casa y lo arregle. Y entonces encontré un tutorial en YouTube. Descubrí que todo se trataba de un simple tubo que había que sacar, limpiar y volver a colocar. ¡Lo hice y funcionó de nuevo! Eso también es información”.
Después de que sus padres se mudaron de Bangladesh en los años 70, Rumaan Alam tuvo una educación de clase media muy cómoda en Estados Unidos. Vivió su infancia en los suburbios de Washington DC y dice haber pasado la mayoría de ese tiempo “dentro de un libro”. “Todo lo que hice fue leer. Leía a Judy Blume y Louise Fitzhugh. Para cuando tenía 11 años estaba leyendo libros para adultos, porque había leído todo lo que había en la biblioteca, en especial los de Agatha Christie”, cuenta. Ahora, dice que sus autores favoritos son Lorrie Mooore, Patrick Modiano, Louise Erdrich, Saul Bellow, Herman Melville, Charles Dickens y Willa Cather.
“Creo que nuestro matrimonio es fundamentalmente muy igualitario porque ambos somos hombres. Y creo que de alguna manera es más fácil”.
Rumaan Alam, escritor estadounidense
Y respecto de su relación de pareja, sostiene: “Creo que nuestro matrimonio es fundamentalmente muy igualitario porque ambos somos hombres. Y creo que de alguna manera es más fácil. Muchas cosas en la sociedad son más fáciles para los hombres que para las mujeres. Y es más fácil para mí decir que me voy a un hotel a escribir por cuatro noches y no estar presente como un padre responsable. Nadie va a decir que soy un padre terrible; la gente dirá que soy un artista comprometido. Si una de mis amigas novelistas y que también son madres dijera que se van a un hotel a escribir por unos días, la gente dirá que no es buena madre porque no está cuidando a sus hijos. Eso no les pasa a los hombres”.
Del papel a Netflix
Además de los apagones y otros miedos evidentes ¿Qué otros temores humanos le parecen relevantes?
Tengo hijos y pienso como la mayoría de las personas que tienen hijos, que proyectas tus miedos a sus cuerpos. Lo que más temes es que algo les suceda a tus propios hijos. Son temores muy poderosos.
Hay también cosas que los niños adolescentes ven y sus padres no…
Creo que los niños están más en sintonía con el mundo que los adultos. Y parte del proceso de crecer en el mundo moderno es romper nuestra conexión con algo primordial. Estoy seguro de que has visto como una guagua cuando está en brazos de un abuelo o incluso un bisabuelo, se siente cómo la relación entre ambos es mágica. Es como si hubiera algo, como si tuvieran algún tipo de relación, porque uno está al comienzo de la vida y el otro al final, y en el medio, como que perdemos algo.
En Dejar el mundo atrás hay un momento incómodo cuando Amanda comenta que el “dueño de casa” se parece a Denzel Washington, actor que en el plan original protagonizaría la película de Netflix basada en su libro…
Sí, pero en realidad ya no lo hará. Fue reemplazado por Mahershala Ali, el actor de Moonlight. Fue emocionante tener a Denzel interesado y también es emocionante tener a Mahershala interesado. Creo que es una graciosa coincidencia que eso haya sucedido, y tiene algo que ver con el poder de Denzel Washington en el imaginario cultural. Los lectores en Chile sabrán exactamente de quién estoy hablando, porque él es muy conocido y está muy conectado con el imaginario de la figura negra en nuestra cultura.
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