Un mes de invasión rusa: China, la calculada ambigüedad de Beijing frente al conflicto

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Expertos recuerdan que China y Rusia aún tienen como principal mercado de exportación a Occidente. Foto: Reuters

Si bien el régimen de Xi Jinping asegura que está dispuesto a jugar “un papel constructivo” en la crisis, ha evitado condenar la “operación militar especial” de Vladimir Putin. Expertos difieren del riesgo de que China quede aislada de Occidente si establece un nuevo eje con Rusia.


Desde que Rusia lanzó su invasión a Ucrania el 24 de febrero pasado, los ojos han estado puestos en la reacción de China. Pero desde el día siguiente al inicio de la guerra, una de las palabras que más se ha repetido para calificar la respuesta de Beijing ha sido una: ambigüedad. Aunque el régimen de Xi Jinping asegura que está dispuesto a jugar “un papel constructivo” y que “ya está mediando” en el conflicto, lo cierto es que China ha evitado condenar categóricamente la “operación militar especial” de Vladimir Putin y, en cambio, ha responsabilizado del conflicto a la OTAN.

Los cuestionamientos a China se iniciaron el 25 de febrero, cuando EE.UU. instó a Beijing a abandonar la “ambigüedad” y dejar de “esconderse” para no condenar la invasión rusa de Ucrania. “Cada país debería pensar en qué lado de la historia quiere estar”, dijo entonces la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en su conferencia de prensa diaria.

Consultada por la postura de China, Psaki recalcó que “ahora es el momento de que los líderes del mundo denuncien claramente la agresión flagrante del Presidente Putin y apoyen al pueblo de Ucrania”. “Este no es un momento para la ambigüedad o para esconderse o esperar a ver qué pasa. Ya está claro lo que está ocurriendo”, subrayó la vocera.

FILE PHOTO: U.S. President Joe Biden speaks by video with Chinese President Xi Jinping from the Situation Room of the White House in Washington
Joe Biden sostiene conversaciones virtuales con Xi Jinping desde la Sala de Situación de la Casa Blanca en Washington, el 18 de marzo de 2022. Foto: Reuters

La ocasión para Beijing de mostrar su postura ante la acción de Moscú se produjo ese mismo 25 de febrero, cuando ante una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU promovida por EE.UU. y Albania para “deplorar” la agresión rusa en Ucrania prefirió abstenerse en vez de vetar la iniciativa. Así, de manera tácita, ratificó el comunicado en el que pidió “salvaguardar la soberanía y la integridad territorial de Ucrania”.

El 14 de marzo China fue puesta a prueba nuevamente, luego de que la prensa norteamericana asegurara, citando a funcionarios estadounidenses, que Moscú había solicitado a Beijing apoyo militar y asistencia económica para la invasión de Ucrania. “Es completamente falso, es pura desinformación (...). Denigrar la posición de China no es algo aceptable”, dijo el portavoz de la Cancillería china, Zhao Lijian.

Pero las dudas quedaron en el aire y así se lo hizo saber Joe Biden a Xi Jinping en la videollamada que sostuvieron el 18 de marzo. El Presidente estadounidense le advirtió de “las implicaciones y consecuencias” de que China “apoye materialmente a Rusia mientras lanza ataques brutales contra ciudades y civiles ucranianos”. Su par chino respondió asegurando que “la crisis ucraniana no es algo que quisiéramos” que ocurriera. Y agregó que la solución de la crisis debe pasar por la apertura de conversaciones entre la OTAN y EE.UU. de un lado y Rusia de otro, “para resolver el origen de la crisis ucraniana y atajar las preocupaciones de seguridad tanto de Rusia como de Ucrania”.

En la cumbre de emergencia de la OTAN de este jueves, China nuevamente fue tema de debate. Los aliados interpelaron directamente a Beijing en su comunicado final para que se abstenga “de dar a Rusia cualquier tipo de apoyo en la guerra y ayudarle a evitar las sanciones”.

Xi Jinping y Vladimir Putin hablan durante su reunión en Beijing, el 4 de febrero de 2022. Foto: AP

En paralelo, el portavoz del Ministerio de Defensa chino, Wu Qian, calificó como “pura desinformación” las afirmaciones de que China “conocía, aprobaba o apoyaba la operación militar especial” de Rusia en Ucrania. Según Wu, estas informaciones solo tienen como objetivo “trasladar la culpa a China e injuriarla”.

Pero François Godement, historiador francés y especialista en China, cuestiona la postura de Beijing. “Existen serias razones para pensar que los líderes chinos fueron advertidos de al menos algunas de las intenciones de Putin. Aumentaron enormemente las compras de energía de Rusia en enero de 2022; desempeñaron un papel en la transferencia de las reservas de dólares rusos a un refugio seguro a través del Banco Central de China. Las denuncias sobre asistencia militar, real o prevista, no están probadas. Pero, por supuesto, la cooperación en seguridad no es nueva, se reconoce que continúa: no sabemos en qué forma”, dice a La Tercera el asesor senior para Asia en el Institut Montaigne y asociado senior no residente en el Carnegie Endowment.

Si bien Godement reconoce que “las expresiones diplomáticas cuidadosamente calibradas de China mantuvieron cierta ambigüedad, a expensas de la realidad (nunca mencionando la guerra, solo ‘situación’ o ‘crisis’ y últimamente ‘hostilidades’)”, destaca que “los editoriales y otras expresiones de los expertos de China y en los medios de comunicación se han radicalizado a lo largo de las semanas, pasando de la ambigüedad superficial no solo al apoyo a las quejas de Rusia, sino también a la repetición de mentiras rusas: crímenes de guerra ucranianos, laboratorios de guerra biológica estadounidenses en Ucrania, por ejemplo”. “Y el argumento central en apoyo de Rusia se repite todo el tiempo: la expansión de la OTAN (que China dice que también está en marcha en Asia-Pacífico) y de una Europa subordinada a EE.UU.”, agrega.

Local residents sit on a bench in the besieged city of Mariupol
Residentes se sientan en un banco cerca de un edificio de departamentos destruido en el curso del conflicto en Mariupol, el 25 de marzo de 2022. Foto: Reuters

En cambio, June Teufel Dreyer, académica especialista en China de la Universidad de Miami y asesora senior en el Programa de Asia del Foreign Policy Research Institute, comenta a La Tercera que “no hay tal cosa como ambigüedad en esta situación”. A su juicio, la invasión rusa a Ucrania “es una clara violación del principio de integridad territorial al que Beijing ha profesado adherirse desde la Conferencia de Bandung de 1954″. “Como observó (el escritor) Elie Wiesel, la neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima. El silencio alienta al atormentador, nunca al atormentado”, apunta.

Sobre el eventual aislamiento de China respecto de Occidente si establece un nuevo eje con Rusia, Dreyer dice que, siendo “realistas”, ese riego no existe. “No es posible aislar a China de Occidente, debido a su posición en muchas líneas de suministro críticas”, sostiene.

En cambio, Godement tiene una visión distinta. “El aislamiento no vendrá de inmediato, pero la defensa de la diversificación -de mercados e inversiones- fuera de China está aumentando gradualmente, y un apoyo más provocador a Rusia los aceleraría”, advierte, recordando que “ambas economías todavía necesitan tecnología occidental, japonesa y coreana; ambos todavía tienen como principal mercado de exportación a Occidente, no a ellos mismos”.

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