Vacunación contra el Covid-19: hacia dónde va el proceso en el mundo
Según un estudio realizado por el Imperial College London, la aplicación de la vacuna permitió salvar casi 20 millones de vidas en el primer año de la pandemia. Pero desde diciembre pasado se observa una caída en el ritmo de inoculación, con solo 5,73 millones de dosis administradas diariamente en todo el mundo. Mientras algunos países recién comienzan a implementar un segundo refuerzo, expertos consultados por La Tercera expresan sus dudas de hacerlo extensivo a toda la población.
En Chile la orden fue estricta. Cualquier persona mayor de 18 años que no contara con la cuarta vacuna contra el Covid-19 para el miércoles 1 de junio, fuera joven o anciana, vería como consecuencia la inhabilitación de su Pase de Movilidad, documento clave para entrar a muchos espacios cerrados y eventos masivos.
Por el contrario, Mette Frederiksen, primera ministra de Dinamarca, anunció el 22 de este mes que a finales de este año se comenzará a ofrecer recién la aplicación de la dosis número cuatro, pero de forma mucho más acotada que en Chile. La inoculación será exclusivamente para los residentes de hogares de ancianos y para las personas mayores de 50 años, e iniciará a mediados de septiembre. ¿Por qué un país muchas veces referido como una autoridad en la calidad de vida, comenzará este proceso en los últimos meses del año?
La eficacia científicamente comprobada de una cuarta dosis, según expertos en el mundo consultados por La Tercera, tiene una utilidad clara: mejorar por un corto período la protección ante la infección y reforzar a largo plazo la defensa contra la gravedad de la enfermedad. Los consensos generales sobre su función en la batalla contra el Covid-19 parecen estar definiéndose.
El primero de ellos es que todas las dosis son muy efectivas en prevenir muertes. El primer estudio a gran escala que buscaba cuantificar cuántas vidas se salvaron durante el primer año de pandemia, reveló que cerca de 20 millones de potenciales víctimas fueron protegidas. Publicada ayer por la revista The Lancet, la investigación fue realizada por el Imperial College London y contó con datos de 185 países.
Para el doctor Paul Goepfert, director de la Clínica de Investigación de Vacunas de Alabama, los datos recopilados hasta ahora sugieren que “es aconsejable que los mayores de 60 años y los que tienen condiciones inmunológicas comprometidas reciban una cuarta dosis”, explicó en conversación con este medio. “No estoy convencido de que los demás deban recibir una cuarta dosis en este momento”, agregó.
En la misma línea, Sonia Zúñiga, viróloga española e investigadora del Centro Nacional de Biotecnología y experta en coronavirus, ve que “tanto la evidencia científica actual como los datos de hospitalizaciones indican que con las dosis ya recibidas (tres) estamos muy bien protegidos frente a la enfermedad severa”.
Los países con cuarta dosis
Hasta la fecha, cada vez son más los países que han aplicado la política sanitaria de reforzar la inoculación con una cuarta dosis a la población más longeva y a los inmunodeprimidos. Sin embargo, son pocos los que la han liberado a la población general. Chile e Israel fueron los dos primeros en el mundo, siendo este último el pionero en la medida. Las pocas investigaciones que se han realizado sobre los efectos de la cuarta dosis provienen del país del Medio Oriente.
En contraste a la política de vacunación a toda la población, la lista de naciones que está aplicando dosis de refuerzo a sectores clave de su población es bastante más amplia, pero tampoco es una realidad mundial. Según el portal Our World in Data, al 23 de junio solo se habían aplicado 26,6 refuerzos por cada 100 personas en el mundo. El mismo sitio señala que la aplicación diaria de las distintas dosis de la vacuna ha caído desde diciembre a la fecha, y hoy solamente se registran 5,73 millones de inoculaciones por jornada en todo el mundo.
En España, el 16 de junio se generó una polémica cuando la ministra de Salud, Carolina Darias, aseguró en una entrevista televisiva que la vacunación sería “para toda la población”, pese a que la Comisión de Salud Pública española había aprobado una semana antes una cuarta dosis solo para los mayores de 80. Un día después, el ministerio de Salud emitió un comunicado rectificando la información. Los únicos vacunados serían las personas vulnerables.
Grecia y Japón también forman parte del reciente grupo de naciones que se sumaron a la medida, siempre acotado a personas mayores, a inmunodeprimidos o a pacientes con factores de riesgo. En el caso del primero, el ministro de Salud griego, Thanos Plevris, dijo a fines de mayo en la televisión local que la medida se aplicaría “a medida que nos acerquemos a los meses de otoño”, agregando que se vacunará a la población vulnerable.
En Japón iniciaron la política sanitaria el 25 de mayo enfocada en los grupos de riesgo. “Al observar los datos sobre las cuartas dosis en Israel, podemos ver que las inyecciones han ayudado a prevenir síntomas graves. En otros países desarrollados las cuartas dosis también se han administrado a grupos en riesgo de desarrollar Covid-19 grave”, dijo Atsuo Hamada, experto en vacunas de la Universidad Médica de Tokio al periódico Mainichi Shimbun.
En Latinoamérica, Brasil fue de los primeros países de la región en anunciar la aplicación de una cuarta dosis. Pero, a diferencia de Chile, el gigante latinoamericano decretó a fines de 2021 la inoculación a todas las personas inmunodeprimidas mayores de 18 años, así como portadores del VIH o pacientes con cáncer sometidos a quimioterapia. Recién en junio de 2022 ampliaron el rango a los mayores de 50 años. Uruguay y Colombia también son parte de los países que vacunan solo a personas con riesgos o previa autorización médica.
En cambio, Argentina anunció a fines de mayo la aplicación de la cuarta dosis de forma libre para mayores de 18 años, siempre que hayan cumplido más de cuatro meses desde la tercera inoculación. Así, el país transandino se unió al grupo de naciones que, durante los últimos dos meses decidieron liberarla a toda la población. Grupo conformado también por Ecuador, Paraguay y Bolivia.
El futuro de la vacunación
Tres elementos se repiten entre los distintos expertos internacionales entrevistados por La Tercera. En primer lugar y según los datos aportados por estudios israelíes, la cuarta dosis sirve especialmente para quienes tienen defensas más bajas, como inmunodeprimidos y adultos mayores, más no para detener la pandemia.
Según el biólogo matemático de la Universidad de Edimburgo, Rowland Kao, “incluso con los elevados niveles de vacunación que vimos el año pasado, no nos libramos del Covid-19, por lo que la administración de vacunas de refuerzo no debería apuntar a eso, sino que a proteger a las personas”. “No creo que sea útil, desde una perspectiva global, preocuparse por una cuarta dosis, sino vacunar a los que nunca se han infectado”, complementó Paul Goepfert.
Un segundo punto común es que, de lograrse una vacuna específicamente diseñada para combatir a la variante Ómicron, esta debería ser utilizada para reforzar las defensas y así dejar las ya conocidas para que países con menor acceso a la dosis inicial puedan realizar sus programas sanitarios.
Según Reuters, las empresas farmacéuticas Moderna, Pfizer y Novavax ya están probando vacunas específicas para la variante BA.1 de ómicron, una de las que más circuló hasta marzo de 2022. Goepfert no descarta que “se recomiende una vacuna omicrónica a finales de este año, en cuyo caso podría tener sentido una cuarta dosis”. Similar postura es la de Sonia Zúñiga, quien cree que la segunda dosis de refuerzo, que en Chile conocemos como la cuarta inoculación, se dará “en el otoño-invierno, y preferiblemente con vacunas ‘actualizadas’ frente a las nuevas variantes que circulan”.
Y en tercer lugar está la necesidad de adoptar una visión mundial del Covid-19 y de cómo avanzar en las políticas sanitarias que beneficien, a fin de cuentas, a todo el mundo. “Tanto las razones egoístas como las buenas razones morales sirven para distribuir bien las vacunas en el mundo”, argumentó Rowland Kao.
Oliver Watson, coautor del estudio a gran escala realizado por el Imperial College London, dijo a al diario The Guardian que los hallazgos de la investigación demuestran que “es probable que se hayan salvado millones de vidas al poner las vacunas a disposición de las personas en todas partes, independientemente de su riqueza”.
A ojos de los expertos, es imposible prever un final próximo para la pandemia. Por eso, continuar trabajando e investigando los usos de las vacunas, así como la mejor forma de utilizarlas, es crucial para el futuro.
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