Víctor Orellana: “Nuestra solución al CAE va a adaptarse a todas las situaciones de deudores”

Subsecretario de Educación Superior, Victor Orellana (CS)

El subsecretario de Educación Superior reitera el compromiso del gobierno con el reemplazo del CAE y la propuesta de una nueva fórmula de financiamiento de la educación superior. Asegura que los cambios que han realizado a la inicial promesa de “condonación” no son una renuncia, sino “un cumplimiento realista” del compromiso de campaña.


En 71 días se inicia septiembre, el mes que el gobierno se autoimpuso como plazo para presentar una propuesta para modernizar el sistema de financiamiento de la educación superior y, con ello, dejar atrás el Crédito con Aval del Estado (CAE). En ese proyecto vendrá aparejada una idea para su condonación, una de las promesas emblemáticas del Presidente Gabriel Boric que por estos días ha mutado al concepto de solución. “Nos parecía más importante hablar del futuro que solo de la situación actual, porque eso quitaba el sentido final de nuestra política, que era modernizar el financiamiento y resolver el problema de fondo”, dice el subsecretario de Educación Superior, Víctor Orellana (CS), figura clave en el proceso de diálogo para llegar a acuerdos.

¿Fue una presión innecesaria reinstalar el tema?

Nuestro gobierno ha sido bastante claro en que va a llevar adelante este compromiso que se inserta en un proceso de modernización, y la atención pública tiene distintos niveles, es parte de la convivencia democrática. El resultado global de las discusiones del CAE ha arribado a un consenso: la necesidad de superarlo, generar un nuevo sistema de financiamiento y dar una solución justa y progresiva a los deudores. Se puede debatir en torno a parámetros, pero hay consensos transversales.

¿Ese consenso lo ve en modernizar el financiamiento y en la condonación del CAE?

Es una evidencia que el sistema no es fiscalmente sostenible. Matices más matices menos hay un acuerdo transversal. En segundo término, la información va clarificando que un componente importante de la deuda no es cobrable, y eso obliga a pensar una solución desde el punto de vista que el CAE debe ser superado. En esto vamos a llegar a un consenso y sobre esa base vamos a dar cumplimiento a una necesidad de la ciudadanía.

La discusión reciente sirvió para transparentar posturas, incluso en el oficialismo. La presidenta del PS habló de “ofertón electoral”.

La pluralidad de la alianza de gobierno es una riqueza, pues se confluyen diferentes fuerzas sociales y políticas con diferentes experiencias de Estado. El encuentro de estas distintas fuerzas le da una riqueza a la solución, en la medida en que permite proyectar un futuro.

Pero no se ve bien que la presidenta de un partido oficialista hable de un ofertón electoral...

Siempre en las alianzas políticas y sociales va a haber discusiones. Hemos dialogado directamente con nuestra alianza, con Paulina Vodanovic, con el ministro Cataldo fuimos al PPD. Y estamos todos unidos. Me atrevería a decir que la necesidad de modernizar la educación superior es un consenso que trasciende al gobierno.

¿Por qué hoy es más contenido el discurso? ¿Se dieron cuenta al llegar al gobierno de que no era factible la meta grande?

A veces se comete un equívoco y se piensa que una solución es por personas que simplemente no quieren pagar y que quienes responden a esa petición son populistas. Es una narrativa que dificulta el entendimiento del problema y lleva a no actuar. El gobierno siempre ha planteado que esto es un problema que implica un desembolso no previsto muy alto y que a muchas personas les genera un compromiso de pago por encima de los salarios proyectados para ellos. Siempre pensamos que actuar nos iba a llevar a controlar la presión fiscal, y nos parece que quienes se proponen controlar la presión fiscal están lejos de ser populistas. Nuestra solución al CAE va a adaptarse a todas las situaciones de deudores, vamos a establecer mecanismos para todos, pero en una medida justa y progresiva. No veo una renuncia, más bien un cumplimiento realista.

No me está respondiendo el cambio de tono, por qué pasar de una condonación universal a abandonar el concepto de condonación...

El gobierno ocupa la palabra solución porque nos parece mucho más integral. Y si eso significa cambiar los tonos no tenemos ningún problema, porque nuestro compromiso con las transformaciones no es mantener los tonos, sino llegar a soluciones. Y la ciudadanía entiende muy bien que no existen soluciones mágicas, sino reales.

Entonces el compromiso de condonación va a ser más aterrizado que la apuesta original...

En el programa no hay un compromiso de una condonación total a todos. Siempre se pensó controlar la presión fiscal y que era una solución que tenía que adaptarse a distintas situaciones. Sabemos, porque somos realistas, que tenemos que llegar a una respuesta viable en lo económico y en lo político. Vamos a cumplir de una manera realista. Sabemos que en este proceso vamos a tener que ajustar muchos matices comunicacionales, políticos y técnicos, pero así son las reformas.

¿Fue adecuado hablar de condonación universal de deudas?

Lo fundamental que ha planteado este gobierno es que va a resolver el problema y va a tratar de darles una solución a los deudores. Puede haber discrepancias respecto de los tonos, pero es una realidad que el gobierno va a enfrentar este problema y va a salir a buscar estos acuerdos.

¿Ve que ese elector que decidió darles el voto por la condonación puede sentirse defraudado?

Todo lo contrario. Se especuló que esto no iba a ocurrir, que el gobierno no iba a presentar ningún proyecto. La expectativa ciudadana de una superación del CAE y de una solución está no solo en los votantes de la alianza de gobierno, sino en los de la oposición.

¿Todos van a tener alguna reducción de la deuda, desde el que está al día con mala situación económica hasta el que está atrasado con buena situación económica?

Lo que puedo decir es que vamos a abordar todas las situaciones.

¿Y a quienes ya saldaron su deuda? Hay voces que plantean que al menos debiese haber un gesto.

De todos los créditos CAE solo el 5% ha finalizado el pago, lo que nos lleva a actuar rápido porque de lo contrario ahí sí vamos a tener un problema respecto a que se nos acumule mucha gente que ya ha finalizado su etapa de pago.

Se ha dicho que la promesa llevó a que la gente dejara de pagar...

La morosidad tiende a aumentar en general en los créditos, sobre todo después de la pandemia.

A pesar de la tendencia, el salto fue mayor desde que el gobierno es gobierno...

Puede haber distintas explicaciones para ello, porque hay un comportamiento similar de alza reciente de otros tipos de compromisos crediticios.

Concretamente, ¿con quiénes han sido las conversaciones?

Desde que estamos en la etapa prelegislativa hemos diseñado instancias con distintas autoridades políticas.

¿Solo oficialistas?

Vamos a contemplar, por supuesto, hablar con la oposición.

¿Los rectores?

Todos. A nivel del sistema de educación superior hay un consenso en la necesidad de modernizarlo, no solo en materia de financiamiento. Luego, a nivel de los actores sociales, me parece que también hay un consenso importante, y también en la política.

Hay rectores que han planteado sus temores por la posibilidad de nuevos aranceles regulados.

Cualquier instrumento de financiamiento va a tener algún mecanismo que garantice la responsabilidad fiscal. No vamos a poner en juego la viabilidad del sistema; al revés, vamos a fortalecerlo.

Imagino que los interlocutores también le han planteado reparos. ¿Qué es intransable para ustedes?

Es importante que vayamos al problema de fondo. Eso requiere modernizar la educación superior para volverla más eficiente y lo que ya gastamos en ella reorganizarlo para dar mejor respuesta a las necesidades sociales. Si desnaturalizas eso vas a repetir esquemas que no van a encarar este dilema. Por eso es muy importante salir de esta narrativa equívoca respecto al CAE, de que el problema se genera porque hay gente que no quiere responder a sus obligaciones. Si creyeras en esa narrativa te quedas en la inacción. O termina en este debate, donde todo se responsabiliza al adversario político.

¿Sacar la banca es un consenso?

Creo que sí.

¿Qué se quiere decir concretamente con un proyecto progresivo, justo y autocontenido?

Los detalles vamos a abordarlos cuando presentemos el proyecto, pero se enmarca dentro de un proceso global de modernización. Queremos decir que vamos a mejorar la estabilidad financiera del sistema. Nos gustaría que la educación superior y la discusión en torno al CAE sean también el inicio de una nueva etapa de la educación superior.

¿Con qué sustento se afirma que financieramente el sistema va a estar mejor con su propuesta?

Porque el CAE funcionaba bajo el supuesto de que las personas iban a poder financiar la educación superior, y económicamente el CAE funciona de manera no esperada. Si reorganizamos el sistema es una carga financiera que podemos articular de otra manera.

¿Con un componente solidario en el financiamiento?

Puedo decir que se requiere de un sistema que vele por la eficiencia sistémica. Y va a tener características progresivas. Tenemos que construir un sistema que garantice salir de la cultura del déficit.

¿Es esa suerte de autopréstamo la fórmula que más gusta?

Sé que hay mucha expectativa. De acá a septiembre queda poco tiempo y tenemos un compromiso genuino por esto. No se deriva de un ánimo populista ni de un revanchismo generacional.

¿Podría darse que la propuesta sea antes de septiembre?

Por ahora seguimos trabajando con el calendario de septiembre. Estamos ultimando los detalles.

¿Hacia dónde apunta esta idea de modernizar no solo financieramente la educación superior?

Tuvimos un crecimiento vertiginoso de la educación superior, pero sin una solución de continuidad adecuada a las necesidades productivas del país y las propias trayectorias de esas personas. Lo que queremos es iniciar una nueva etapa, se tiene que dirigir a crear y traspasar mejor el conocimiento de las necesidades sociales.

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