Covid-19: La historia tras la empresa que vendió 1 millón de test al gobierno
Un matrimonio está detrás de GenoSUR, una empresa que proyecta facturar US$50 millones para este año y están abriendo sedes en México, Estados Unidos y España.
Marzo de 2020. Matías Gutiérrez y Daniela Mendoza reciben un llamado del gobierno. La solicitud era clara: necesitaban un millón de test de Covid-19.
Pero esta historia llena de ciencia, educación y mucho pivoteo, comienza unos 20 años antes. Corría fines de los 90 y Matías viajó a Singapur a hacer sus dos últimos años de educación secundaria, donde quedó boquiabierto con el sistema educativo y el acceso a los laboratorios de ese país. Volvió a Chile enamorado de la ciencia y se fue derecho a estudiar bioquímica. Pero quería compartir su amor y armó con un grupo de colegas un proyecto para hacer talleres experimentales en colegios, principalmente en el área de biotecnología. Esta iniciativa dio paso a Bioquímica.cl, que al principio era una especie de red social temática, que luego se transformaría en una empresa y la cuna de GenoSUR.
En 2007, Matías se fue a buscar trabajo a San Francisco (EEUU) y lo contrataron en la Universidad de California donde estuvo dos años. Desde allá seguía coordinando los talleres. Hasta que le ofrecieron hacer su doctorado. “Pero quería volver y titularme en Chile”, dice.
Llamó al científico Pablo Valenzuela que estaba a cargo de un doctorado en la Universidad Andrés Bello y le explicó la situación. Valenzuela fue claro: todas las admisiones eran por mérito y por la vía formal. Aunque había empezado el semestre, Matías viajó a nuestro país, se puso al día en los ramos y dejó EEUU.
Paralelamente, Matías había conocido a Daniela -su esposa, socia y gerente general de Bioquímica.cl -en un congreso en Cuba. Daniela es costarricense y bióloga. “Tiempo después me gané una beca para estudiar un magíster en la Usach”, dice Daniela. En ese momento también apareció Ana Morán en la fórmula, la tercera socia y gerente de desarrollo de esta nueva etapa de Bioquímica.cl. “Yo estaba recién llegada a Chile y Matías me dio una lista de como 50 colegios para llamarlos, pero ¡no conocía a nadie!”, recuerda Daniela.
El modelo de negocio era entregar varios servicios orientados a experimentos científicos. “Pero a veces no eran muy escalables. Una vez nos salieron puros erizos machos…”, dice ella riendo desde el otro lado de la videollamada. Está con su hija en brazos y, al lado, Matías. Detrás de los tres hay una pizarra blanca llena de anotaciones.
Querían que sus servicios llegaran a todo tipo de colegios en Chile, no sólo a los privados. Entonces comenzaron a fabricar kits con guías muy detalladas, donde el profesor podía llevar a cabo experimentos con sus alumnos en clases. “El acceso a la ciencia era súper importante y ahí fue donde hicimos el cambio de formato” , dice Matías.
Pero aún no había mucha rentabilidad. A Daniela se le prendió la ampolleta: hacer capacitaciones gratuitas a los colegios municipales y de ahí lograr fidelidad. Comenzaron con Melipilla. Crearon un “Maletín Científico” que después evolucionó en el “Laboratorio Móvil”, una especie de carro que pudiera estar en cada una de las 21 escuelas de esa comuna. ¡Funcionó!, “Nunca habíamos tenido una adquisición tan grande. Cada carrito lo vendimos como en $600.000. Estábamos muy emocionados”, dice Daniela.
Y Matías complementa: “Eso nos permitió tener una prueba de concepto para entender que, a través de módulos, éramos capaces de entregarle una gran cantidad de experimentos al profesor y con un presupuesto establecido. Gracias a eso hemos ayudado a más de 600 colegios con un programa que se llama ‘Experimenta’”.
El giro
Corrían los años y fueron creando una serie de kits. De 2011 a 2017 tuvieron un crecimiento anual de cerca de 50% y sin ningún tipo de inversión, aparte de haber logrado el apoyo de StartUp-Chile en 2013 para Experimenta. “Soy como el escapado de la academia. No quise seguir la vida en la universidad, pero gran parte de las utilidades la invertimos en I+D”, asegura el gerente de innovación de Bioquímica.cl.
¿Y el coronavirus? Matías da el contexto: “Desde que empezó la empresa hacíamos investigaciones de diagnóstico molecular, que es lo que usa hoy para los test de Covid-19. Incluso, estábamos desarrollando una tecnología para el diagnóstico rápido de niños con leucemia y nos llamó la empresa estadounidense Ubiome para fabricar sus dispositivos médicos”.
Abrieron una fábrica en Chile y la certificaron con los estándares internacionales. Ubiome les encargó cerca de 400 mil dispositivos. El balde de agua fría llegó a mediados de 2018: Ubiome quebró, e incluso, fue investigada por el FBI. Bioquímica.cl se quedó con los insumos y con una factura sin pagar de US$600.000.
“En 2019 tuvimos que reducirnos a cerca de un 40%. Fue muy duro”, explica Matías, y su esposa le responde: “Ahí tomamos la decisión de que tú ibas a viajar fuera del país a buscar oportunidades y yo me quedaba a cargo de la empresa en Chile”.
Matías estuvo tres meses entre Miami y Chile, en parte, gracias a un programa denominado como GoGlobal de ProChile y a las millas que tenía acumuladas. “Conocí a mucha gente y empecé a buscar nuevos clientes para GenoSUR, que era el nombre que le dieron a la fábrica de dispositivos médicos. También comenzamos a trabajar para empresas en Australia, EEUU y Chile. Estábamos en eso cuando comenzó a avanzar el Covid en el mundo…”, recuerda Matías, y prosigue: “Veía lo que pasaba en Italia y España, teniendo claro que si no hacíamos una gran cantidad de test iba a pasar lo mismo en Chile. Tomé el computador y empecé a hacer un prototipo para el Covid. Lo desarrollamos y yo mismo agarré la tórula y me practiqué el examen. Me fui corriendo a la pieza, desperté a Daniela y le dije que tenía la solución”.
Acto seguido fueron a tocar puertas por todas partes para vender el test de GenoSUR, empresa que ya corría por cuenta propia como un spin-off de Bioquímica.cl. Habían calculado que se necesitaban cerca de 200 mil exámenes en Chile, basándose en la experiencia coreana.
El 18 de marzo le hicieron al gobierno de Chile una cotización por 1 millón de test. Un día después llegó la orden de compra. El 21 de marzo estaban entregando las primeras 600 unidades al Servicio de salud Metropolitano Occidente. En promedio, están entregando entre 8 mil y 10 mil unidades al día.
Gracias a esto, los han contactado de decenas de países y han enviado muestras de sus kits a África, Europa, Asia, EEUU y Latinoamérica. Están abriendo otra fábrica en Tijuana (México) y Miami y, en el futuro cercano, también en España. Esperan facturar entre US$40 millones y US$50 millones en 2020.
Hace tres semanas recibieron un primer pedido desde el extranjero: 2 millones de test de Covid-19 para Estados Unidos.
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