Los desafíos que enfrenta Chile en sostenibilidad alimentaria

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Se presume que al 2050 va a haber una escasez de alimentos a nivel mundial, por tanto, las nuevas generaciones de profesionales deben trabajar en ese desafío.

El 18% de los chilenos está en el rango inseguridad alimentaria moderada a severa, indica la FAO, lo que implica importantes desafíos, desde la producción hasta el acceso equitativo a los alimentos. Con este propósito, la Universidad San Sebastián, a través de su Escuela de Nutrición y Dietética, acaba de unirse a la Mesa de Sostenibilidad Alimentaria de dicha instancia de Naciones Unidas, con el objeto de contribuir con soluciones desde la academia y preparar a las nuevas generaciones de profesionales para un futuro más sostenible.



La sostenibilidad alimentaria es uno de los retos más apremiantes que enfrenta nuestro planeta en el siglo XXI. Se refiere a la capacidad de producir, distribuir y consumir alimentos de manera que se satisfagan las necesidades de la población actual sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas. Este enfoque integra aspectos sociales, económicos y ambientales, buscando equilibrar la demanda de alimentos con la preservación de los recursos naturales.

El cambio climático, la pérdida de biodiversidad, y la degradación del suelo son algunos de los desafíos que amenazan la sostenibilidad de nuestros sistemas alimentarios. A medida que la población mundial sigue creciendo, la presión sobre la producción de alimentos también aumenta, lo que exige una mayor eficiencia y responsabilidad en la gestión de los recursos naturales.

Sin embargo, este desafío global también presenta una oportunidad para innovar y adoptar prácticas agrícolas más sostenibles. La agricultura regenerativa, la reducción del desperdicio de alimentos, y la promoción de dietas basadas en plantas son algunas de las estrategias que pueden contribuir a un sistema alimentario más sostenible.

Además, la sostenibilidad alimentaria no solo se trata de producir suficientes alimentos, sino también de asegurar que todos tengan acceso a una dieta nutritiva y equilibrada. Para lograrlo, es fundamental fomentar la colaboración entre gobiernos, empresas, comunidades y consumidores, y promover políticas que apoyen prácticas agrícolas sostenibles, la reducción de emisiones y el uso eficiente de los recursos.

Es en ese contexto que surge el Observatorio del Derecho a la Alimentación (ODA) de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), una red constituida por distintos agentes, dentro de ellos académicos de distintas universidades de todos los países de Latinoamérica, El Caribe y España.

El observatorio tiene como fin producir evidencia científica que soporte el derecho a la alimentación como un principio fundamental, y que ello decante en políticas públicas de todos los países miembros para disminuir y evitar el hambre. Adicionalmente, dicha mesa busca llegar con información relevante a los diversos parlamentos para promover el derecho a la alimentación.

Recientemente, la Escuela de Nutrición y Dietética de la Facultad de Ciencias para el Cuidado de la Salud de la Universidad San Sebastián (USS) ingresó a esta organización, siendo parte de las instituciones de educación superior que la conforman junto con la Facultad de Derecho de la U. Central, la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica, la Facultad de Medicina de la U. de La Frontera, la Escuela de Nutrición de la U de Valparaíso, la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, entre otras instituciones.

“Nosotros contamos con producción científica, también incorporamos la temática dentro de los contenidos de nuestras carreras en pre y postgrado y realizamos proyectos de vinculación con el medio relacionados a la alimentación sostenible, credenciales que la FAO ha considerado para que ingresáramos al Observatorio”, señala Paulo Silva, director de la Escuela de Nutrición y Dietética USS.

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Paulo Silva, director de la Escuela de Nutrición y Dietética USS.

¿Cuál es el rol de la USS en la Observatorio del Derecho a la Alimentación? Silva responde: “El cambio climático va a traer inevitablemente consecuencias si no nos preparamos para los problemas respecto a la seguridad alimentaria en Chile y en países de la región y a nivel mundial”, destacando que el Observatorio tiene que aportar en ejercer medidas que protejan a la gente de cara al futuro.

Se presume que al 2050 va a haber una escasez de alimentos a nivel mundial, por tanto, las nuevas generaciones de profesionales deben trabajar pensando en ese desafío. Reflejo de ello es que la Escuela de Nutrición y Dietética USS incluyó la asignatura “Seguridad y Sostenibilidad Alimentaria” en la malla curricular, lo que permite a los futuros nutricionistas tener una visión integral frente al desafío global de “hambre cero” y al cambio climático.

Bautista Espinoza, académico de dicha carrera en la sede Concepción, afirma que “se va a generar un cambio en la matriz productiva de Chile, de Latinoamérica y del mundo”, para lo cual se deben efectuar estudios y tomar medidas que anticipen el cambio que viene.

La seguridad alimentaria como concepto abarca el acceso a la disponibilidad, lo que está vinculado a un factor económico. “Eso también va a generar un patrón hacia una posible inseguridad alimentaria para las familias”, sostienen los académicos.

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Bautista Espinoza, académico de Nutrición y Dietética USS, sede Concepción.

Espinoza señala que ser parte de esta instancia regional de la FAO es “un tremendo desafío también para la carrera, pues nos impulsa a seguir trabajando y a convocar a más académicos”.

Las iniciativas USS en beneficio de la ciudadanía

Si la Escuela de Nutrición y Dietética USS logró llegar a estas instancias internacionales es reflejo del trabajo ligado a la seguridad alimentaria. Ejemplo de ello es el vínculo con bancos de alimentos, específicamente en la región del Biobío. Ya son siete años en que académicos y estudiantes trabajan para evitar la pérdida de los alimentos, mientras que por otro lado aportan a las comunidades con comestibles, ayudando a disminuir el hambre de familias vulnerables. Nuestro país no es la excepción, luego que el informe de “Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición del mundo 2023″ (SOFI), de la FAO, dice que un 18% de los chilenos están en el rango inseguridad alimentaria moderada a severa.

“En el banco de alimentos han participado muchas carreras, siempre liderados por Nutrición”, cuenta Espinoza, quien destaca que, en conjunto con estudiantes de Administración Pública e Ingeniería en Energía y Sustentabilidad Ambiental, midieron el ciclo de vida de los alimentos, así como el impacto del banco en el medio ambiente.

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Voluntariado del banco de alimentos USS en Concepción.

En el futuro cercano, esta iniciativa buscará evaluar la seguridad alimentaria de sus usuarios, tomando muestras significativas de 32 mil personas que se benefician de dicha instancia, que principalmente son personas mayores de escasos recursos.

Además de eso, están trabajando en mejorar la disponibilidad de los alimentos, el valor nutricional y la inocuidad. El fin mayor es entender que, si bien Chile produce alimentos, muchos de los que consume la población son importados, lo que implica un costo que puede subir con el paso del tiempo.

“Cuando llega a Chile la palta o cebolla peruana, por dar un ejemplo, aumenta considerablemente el valor y las personas más vulnerables no tienen acceso a estos productos”, afirman los académicos USS, dando valor a que, a través del Banco de Alimentos, estos pueden ser entregados de forma gratuita.

Además, está el proyecto que fortifica el pan -principal alimento de consumo de los chilenos- con fibra y vitaminas, componentes funcionales, relacionados con la prevención de diferentes enfermedades.

Otros proyectos que lleva adelante la Escuela de Nutrición y Dietética USS corresponden a investigaciones en la sede De la Patagonia, en Puerto Montt, donde científicos de la casa de estudios han liderado proyectos de promoción de hongos y flora comestible. Y en la sede de Valdivia, en tanto, cuentan con un observatorio de alimentos, el cual recientemente se adjudicó un proyecto para la creación de huertos escolares, además de iniciativas desarrolladas en Santiago junto al Fondo de Solidaridad e Inversión Social (Fosis).

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