USS implementa la primera y revolucionaria Hiperaula para formar docentes en Chile
Antes de que la pandemia reflejara la necesidad de innovar en las salas de clases, en la Facultad de Educación de la Universidad San Sebastián comenzaron a buscar la manera de contar con profesores preparados para afrontar los desafíos educativos del siglo XXI. Así, implementaron el concepto tecnológico formativo Hiperaula, y este año comenzó el primer “Diplomado en innovación educativa” para 100 docentes de sus cuatro sedes con el objeto de revolucionar las formas de educar.
Los cambios de época y de generación obligan a buscar una nueva manera de formar a los futuros educadores. El desafío no es menor. Incorporar nuevas herramientas no es suficiente para adaptarse a los tiempos, sino que hay que escalar hacia algo mayor: dejar de reproducir los actuales modelos en los que las y los estudiantes llegan a una sala, se sientan frente a la pizarra y adquieren conocimiento.
En pocas palabras, crear un nuevo modelo de formación, integrando elementos de innovación y de transferencia tecnológica, que permitan, en el fondo, formar mejores educadores.
“Si nosotros no logramos modificar la manera en que los profesores universitarios forman a los futuros profesores del sistema escolar, no vamos a lograr cambiar nada”, señala la decana de la Facultad de Educación de la Universidad San Sebastián (USS), Ana Luz Durán, quien impulsó junto con su equipo de trabajo -liderado por la docente Jessica Bastías- una propuesta para contribuir en la calidad del sistema educativo, a través de la “Hiperaula”.
¿Qué es una Hiperaula?
Dicho concepto, aplicado desde finales de la reciente década en prestigiosas universidades del mundo, resume una serie de nuevas formas de interacción entre estudiantes y académicos, que refrescan la forma en cómo actualmente se realiza una clase. La idea es reimaginarlo todo, desde la distribución de los asientos, el mobiliario disponible e incluso la cantidad de profesores que pueden estar realizando una clase.
Tras conocer la experiencia de España, como el caso de Universidad Complutense de Madrid, y la pandemia de por medio, la USS desarrolló el proyecto y, además, creó el Diplomado en Innovación Educativa, un plan piloto que tiene como pilar la implementación de las primeras hiperaulas en Sudamérica.
Para las creadoras de esta iniciativa, la hiperaula puede ser un espacio flexible e incluso acogedor, que permite al profesor diversificar su forma de enseñar, adaptándose a los nuevos perfiles de estudiantes, planteando al lugar de enseñanza como un espacio donde la convivencia escolar y el factor socioemotivo que tienen las personas, tanto profesores, familia y estudiantes, sean relevantes a la hora de educar.
Un ejemplo es el uso de dispositivos móviles. Si el teléfono alguna vez llegó a prohibirse al interior del aula, hoy bajo esta nueva lógica es un complemento para que los estudiantes puedan usarlo como parte de su aprendizaje. Durán también toma el caso de que un estudiante no pueda asistir por diversas razones, ya sea porque está enfermo o tuvo un contratiempo: “La Hiperaula entrega la posibilidad de conectarse remotamente, eliminando dicha dificultad, y cambiando la lógica habitual de los jóvenes de estar presentes o de llegar a la hora habitual”.
Los beneficios de la Hiperaula
Las creadoras del diplomado reconocen que la formación de un o una profesional de la educación no va en sintonía con la rapidez de los cambios tecnológicos. Lo que podría sonar a un problema, es también un llamado a la acción.
“A diferencia de otras carreras, formar un profesor significa formar una persona que permita abrir el mundo a sus estudiantes. En ese proceso tenemos que abrir también la capacidad de observar lo que está ocurriendo en el mundo, las necesidades que tiene el planeta”, grafica la decana de Educación USS sobre lo relevante de la formación profesional de las y los educadores.
Pero la Hiperaula requiere del complemento de un profesor que maneje estrategias de enseñanza activas para el aprendizaje, con la perspectiva de que la innovación mejora la calidad de la enseñanza.
En ese sentido, Durán y Bastías sostienen que hay que entender a los profesores no como los seres poseedores del conocimiento que transmiten, sino como orientadores que apoyan a que los y las estudiantes puedan buscar ese propio conocimiento de distintas maneras y ojalá aplicado a la práctica. El “Diplomado en Innovación Docente en la Educación Superior” apunta a formar a profesores con más habilidades para que puedan ser flexibles en función de lo que vayan encontrando en su realidad laboral.
El curso fue creado entendiendo los diferentes escenarios que viven los colegios e institutos de educación del país, planteando cambios para entender la sala de una manera distinta, aunque sea una sala tradicional. A su vez, el profesor se adecua a las habilidades que tienen los estudiantes para ir a su ritmo, metodología donde la colaboración aumenta las condiciones de aprendizaje para generar un efecto positivo en cada una de las personas que están aprendiendo.
Desde el lado de las herramientas, las profesoras ven posible incluir servicios de streaming como Twitch para conectar a dos profesores de las sedes de la USS en distintas regiones del país, para así hacer una clase híbrida y en conjunto. Otras opciones son el uso de la nube para compartir documentos, escribir artículos en conjunto, sistemas de iluminación para tener espacios aptos para la enseñanza, separadores de ambiente, hasta modelos de estrategia con aplicaciones o nuevos sistemas como el metaverso. “Queremos que nuestros estudiantes no tengan miedo a la tecnología. Todo es posible”, asegura Ana Luz Durán.
Salas de simulación pedagógica
El Diplomado de la USS comenzó a mediados de mayo de 2022, en primera instancia solo para docentes de la institución, contando con 100 participantes de la Facultad de Educación, provenientes de las cuatro sedes de la USS en Santiago, Concepción, Valdivia y De la Patagonia (Puerto Montt). Su duración fue de 27 semanas en formato online. “El profesor no se sienta a hacer clases, sino que hay mucho trabajo asincrónico, que también va a modelar el cómo hacer una clase con mezcla de productos, potenciando la reflexión”, afirma Jessica Bastías.
En esta nueva forma de enseñar y aprender también es posible simular situaciones en la sala de clases para estudiar estrategias de resolución de conflictos. Al igual que en las carreras de la salud, quienes integran el Diplomado deberán generar estrategias para ir innovando en su manera de impartir clases, las cuales serán estudiadas como “casos clínicos”, permitiendo -así- procesos de retroalimentación y reflexión.
Bastías, quien actúa como coordinadora de la implementación de las Hiperaulas en las cuatro sedes de la USS, analiza que “esta dinámica de aprendizaje es integrando tecnología y estrategias de enseñanza más activas, que permitirán que los estudiantes tengan una mejor preparación ante su futuro laboral”.
El diplomado está articulado para que los docentes de la Facultad de Educación de la USS inicien un proceso de transformación en sus asignaturas. Diversos módulos permitirán a sus integrantes la oportunidad de introducir las estrategias de simulación que se puedan dar en la realidad.
“El resultado final del diplomado es la transformación de la asignatura”, sentencia Bastías. Por otro lado, el proyecto cuenta con la Unidad de Apoyo a la Docencia, con el objeto de monitorear a los docentes que egresen del diplomado y quieran seguir con el proceso. Una vez terminada la primera versión, el diplomado será evaluado y espera ser abierto como una opción de título y postítulo de la USS.
Un proyecto a largo plazo que busca fortalecer al cuerpo académico de la Facultad y como resultado mejorar la calidad de enseñanza de los futuros profesores egresados de la USS. “Las expectativas son altas y optimistas frente a este cambio de paradigma urgente, que requiere de un proceso paulatino de adaptación. Hay que generar sinergia positiva, coherencia, que todos nos empoderemos de esta estrategia”, agrega Durán.
Así, refrescar los programas de las asignaturas para la USS permitirá evolucionar hacia las demandas que tienen el sistema laboral y el mundo en general. Una posibilidad que entregó la pandemia, y que exige modelar las formas en cómo los académicos pueden sacar mejor provecho de los recursos para que las nuevas generaciones de egresados de la USS puedan impactar en sus puestos de trabajo.
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