Bobby Berk: Nada está escrito en piedra
A pulso y talento se ha hecho un nombre en la escena del diseño de interiores en EE.UU. Desde 2017 lo vemos transformar hogares y vidas a través de Netflix, en el reboot de “Queer Eye”. Hablamos con él de su trabajo dentro y fuera de la pantalla.
Puedes crecer en un hogar extremadamente cristiano y conservador. Puedes pasar cada día de tu adolescencia sintiendo que estás completamente solo, que en realidad nadie te conoce, y que si lo hicieran te rechazarían, tal como tú te rechazas, porque es lo que te enseñaron. Puede llegar un momento en que no tengas más salida que escapar por la ventana de tu pieza y no volver nunca más a la casa de tus padres, aunque solo tengas 15 años. Puedes dejar tu pueblo pensando que tu vida está en riesgo, sabiendo que a otro chico de tu escuela, diferente de la misma manera en que tú eres diferente, lo atropellaron deliberadamente. Puedes pasar muchas noches durmiendo en tu auto, en sofás y sótanos de amigos, en el estacionamiento del restaurante en que trabajas.
Pero también puede pasar que un día todas esas experiencias te den suficiente calidad moral para ayudar a gente a retomar las riendas de su vida; que al compartirlas, esas personas que sufren las diferentes dimensiones de la soledad moderna, que han sido abandonadas por otros o, peor aun, se han abandonado –o postergado cuando menos– a sí mismos, vean que tú sabes de salir adelante. Además de transformar hogares, es lo que hoy vemos hacer a Bobby Berk en cada episodio de la exitosa nueva versión de “Queer Eye”, de Netflix.
Bobby Berk no llega a un programa con cinco temporadas y un alcance de 100 millones de espectadores alrededor del mundo solo por su historia personal; aunque se entremezcla con su desarrollo profesional. Él es experto en diseño dentro de los ‘Fab Five’ por muy buenas razones.
A los 17 años dejó Misuri y se fue a Denver. Allá tuvo sus primeros trabajos en retailers de mobiliario. Cuando se trasladó a Nueva York, en 2003, encontró trabajo en Restoration Hardware. Curiosamente trabajaba ahí cuando la versión original de “Queer Eye” (for the Straight Guy) usaba esas tiendas como locación. “Terminé trabajando en una compañía que hacía mobiliario de lujo. Llegué a ser el director creativo, lancé su división de ecommerce. Un día la compañía quebró y pensé ‘¿qué puedo hacer para pagar el arriendo?’. Registré bobbyberk.com, recurrí a la base de clientes que había levantado para ellos y dije ‘quizás les puedo vender un par de sofás mientras encuentro otro trabajo’. Pero le fue realmente bien. Fue una de las primeras tiendas online de mobiliario, cuando Amazon solo vendía libros”, recuerda Bobby.
Tenemos colaboraciones con Anthropology, A.R.T. Furniture, Target, Home Depot y West Elm, entre otras tiendas. Nuestros muebles están en 19 países; ojalá estemos pronto en retailers de Latinoamérica.
Bobby Berk.
Posteriormente tuvo tiendas en Soho, Miami, Atlanta y Los Ángeles. “La compañía empezó a licenciar mi marca y mis diseños; comenzamos a lanzar productos bajo mi nombre en otras tiendas. A medida que eso empezó a funcionar me deshice de mis tiendas. Había trabajado en eso desde mi adolescencia y como dueño de un pequeño negocio tienes que estar en tus tiendas siete días a la semana. En 2015 con mi esposo nos fuimos a Los Ángeles. Abrí un estudio que se enfocaba en diseño de interiores y productos, y me fue bien. En 2017 vino “Queer Eye”, y también le fue bien. Ha abierto incluso más puertas”.
Diseñar felicidad
Bobby calcula que tenía cinco años cuando convenció a su mamá de comprarle un póster de dinosaurios. “Cambié todo en mi pieza alrededor de ese póster. Hice que me compraran otra ropa de cama para hacer juego con el azul en el cielo de la escena, cojines verdes como el T-Rex, amarillos como el triceratops. Me acuerdo vivamente de cómo esa habitación me hacía sentir. No éramos un familia que decorara, no teníamos la plata para eso, pero incluso cuando era chico entendía cómo la cosas alrededor te pueden hacer sentir y cómo usando los colores y layouts correctos puedes crear un lugar más feliz”. Ya era adolescente cuando en una tienda de Target se topó con una colaboración entre la marca y el arquitecto Michael Graves; pequeñas teteras, espátulas, cucharas y tostadores. “Por primer vez miré un producto de una manera que no era solo utilitaria. Había gente allá afuera creando objetos que te daban placer al cumplir su función. Había algo acerca de ellos que provocaba entusiasmo, alegría, felicidad”.
Eso que se mantenía a nivel de sospecha e instinto cuando era más joven pasó a ser su punto de aproximación al diseño. “Trato de que lo que digo no se entienda como ‘comprar te hace feliz’, pero sabes… sí puede hacerlo. Las cosas te pueden hacer feliz, pero no tienen que ser caras, incluso no es necesario que sean compradas. Puede ser, literalmente, una roca extraña que encuentras en un paseo y la pintas y parece una escultura. Pertenecemos a una especie que se siente estimulada y atraída por las cosas. Todos tenemos pasiones. Para alguna gente son los animales; para otros, los deportes; para otros es el arte, para otros son las cosas que ponen en su casa. Especialmente ahora, durante la pandemia, cuando pasamos taaanto tiempo en casa, es realmente importante rodearnos de esas cosas que nos hacen felices y deshacernos de lo que no”. El corolario de esta idea sería: tener demasiadas cosas no te hace demasiado feliz, o no existiría la acumulación patológica.
Bobby cuenta que muchas de las conversaciones que tienen con los ‘héroes’ –así llaman a los protagonistas de cada episodio de “Queer Eye”– no alcanzan a aparecer en el programa. La mayoría de las que Bobby tiene con ellos tratan de apuntar a las circunstancias concretas del día a día que afectan su felicidad, o su falta de ella: “Si miro hacia atrás al episodio de John Stoner, el hombre que tenía una hija que patinaba sobre hielo, Lucy, que fue la estrella de ese episodio, recuerdo que a mitad de la semana que pasamos con él me confesó que realmente estaba sufriendo una depresión. Solo unos días antes todos estábamos hablando de este hombre inmaduro, irresponsable, cuya hija de 9 años tenía que levantase, hacer su desayuno sola y levantarlo a él. Pero al final del día John no era eso. Solo pasaba por un depresión profunda”.
En ese caso su acción consistió en enseñarle prácticas y tips para combatir esa depresión en su casa: “Nos sentamos en su habitación, miramos alrededor y había ropa sucia por todos lados. John seguía diciéndose ‘me encargaré de eso’. Tuve que hacerle ver que cada día que pasaba sin hacerlo, cuando se había prometido arreglarlo, se iba a la cama con una sensación de fracaso. A la mañana siguiente lo primero que veía era un recordatorio de algo que, aunque es mínimo, no fue capaz de lograr”. Probablemente encargarse de la ropa sucia no cura la depresión, pero innegablemente vivir rodeado de ella no ayuda.
Just Keep Getting Better
En “Queer Eye”, Bobby revela su trabajo casi al final, justo antes de que el héroe o heroína modele las mejores prendas de su clóset renovado por Tan France, el experto en moda. Bobby los espera en una casa que a los propietarios les cuesta reconocer. Es normalmente cuando explotan las lágrimas, tanto de los héroes como de los espectadores. Por cosas como esas se ha acusado al programa de promover un ‘nuevo consumismo espiritual’, una especie de senda de superación personal establecida por conductas de consumo mejoradas. Pero ¿no es prácticamente inevitable algún nivel de consumo en la mayor parte del mundo occidental?, ¿no es mejor contar con criterios para consumir apropiadamente? También han salido críticas de los sectores que se identifican con el concepto ‘queer’ por una supuesta falta de representación de identidades de género, pero incluso esos críticos reconocen el efecto que el show tiene en la aceptación de la comunidad LGBTQ+ por el público heterosexual sin familiaridad con ella, por estadísticamente raro que eso suene.
“Trato de encontrar cosas que en este punto de sus vidas nuestros héroes no harían por sí mismos. Trato de enseñarles cómo, incluso si yo no hubiese estado ahí, existen maneras en que pueden mejorar sus casas que van a impactar en todos los ámbitos de sus vidas. Porque cuando empiezas tu día sintiéndote un fracaso, te llevas esa sensación a tu trabajo. Así no puedes tener logros, y si no puedes lograr cosas no vas a sentirte exitoso. Es como dice RuPaul: ‘Si no puedes amarte a ti mismo, ¿cómo demonios vas a amar a alguien más?’. Cuando te sientes bien contigo mismo eres un mejor padre, un mejor esposo, un mejor hermano, hijo, hija, etcétera”.
Más que a consumismo espiritual suena a practicidad, un criterio base del diseño: “Tu cocina es donde usualmente empiezas tu día, especialmente si tienes niños y les preparas desayuno. Si tu cocina está desorganizada, si las cosas se caen de los gabinetes… te enojas, les vas a ladrar a tus hijos más fácilmente. El día de ellos va a empezar con un padre enojado. Llegarán a la escuela sintiéndose… ¡¿quién sabe?! Rechazados, tristes, irritados porque mamá y papá, o papá y papá, o mamá y mamá pelearon por el desastre de la cocina. Si te aseguras de que esté organizada, ese pequeño rato que tienes para pasar con tus hijos en la mañana será positivo”, dice Bobby.
Eso cuesta solo tiempo. bobbyberk.com
Hoy tengo una relación cercana con mis padres. Pero debido a asuntos políticos hay parientes con los que ya no hablo. Simplemente no puedo vivir con el hecho de que miembros de mi familia voten activamente por políticos que tratan de disolver el matrimonio igualitario y hacer ilegal que adopte hijos.
Bobby Berk.
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