Carola Ureta Marín

Carola Ureta

Esta diseñadora y gestora cultural es la autora de “La ciudad como texto”, un recorrido virtual (y un libro descargable gratuitamente) desde Plaza Dignidad hasta La Moneda que rescató las demandas ciudadanas plasmadas en la ciudad antes de ser borradas.




1.- ¿Por qué crees que es importante rescatar esa memoria grabada en los muros de Alameda y Providencia?

La necesidad de patrimonializar los rayados e intervenciones de la fachada sur se vio incrementada por la amenaza de blanqueamiento de los muros, hecho que se exacerbó durante la cuarentena. Este tramo resulta relevante principalmente porque fueron esas calles el escenario principal de las manifestaciones en Santiago, entre Plaza Dignidad y el palacio de La Moneda.

La calle se ha constituido en un lugar de encuentro y se puede entender como un libro ciudadano. La fachada callejera como soporte ha conformado sus páginas donde las demandas, hitos, dichos, personajes, noticias, códigos, entre otros, se han dibujado en los muros, fijando mensajes como bitácora del despertar social. Es importante conservar este registro como un archivo de memoria para no olvidar en el futuro los mensajes que se gritaban en las calles, reflejo del momento histórico único que Chile está viviendo, que marcará un antes y un después, sobre todo ahora que se acerca el plebiscito, uno de sus efectos más inmediatos.

2.- ¿Hay hitos especiales para ti en ese recorrido?

La verdad, aun habiendo trabajado durante tres meses solo en el montaje del recorrido, cada vez que revivo la caminata me encuentro con detalles que me emocionan. Es tanta la diversidad de los mensajes, que responden muy bien a lo transversal del despertar social. Me gusta mucho el concepto que le escuché a la artista Cecilia Vicuña en un conversatorio cuando se refería a “transformar la rabia en una RABIA LUMIN OSA”, y no cabe duda de que la creatividad, elocuencia, humor y violencia que despertaron en las personas en octubre 2019 se pudieron ver en las formas de manifestarse y en los mensajes tatuados de los muros de la ciudad.

Las imágenes de los ojos ensangrentados a lo largo del recorrido me violentan por el recuerdo e impotencia frente a las múltiples violaciones a los DD.HH. que ocurrieron esos meses. Sin embargo, me gusta mucho encontrarme con rayados de esperanza o apoyo entre tanto descontento, son varios los “RESISTE”, “ESTO NO ES UNA GUERRA”, “LA REVOLUCIÓN ES NUESTRA”, “HASTA QUE VALGA LA PENA VIVIR”, “PORQUE LA REVOLUCIÓN ES NECESARIA, LA REVOLUCIÓN ES POSIBLE”, “UNIDOS MÁS QUE NUNCA”, y el gran concepto que aunó de cierta manera este movimiento, la noción de “DIGNIDAD”. Tengo grabado un paradero a la altura de Santa Rosa que dice: “Chile despertó, dime algo más lindo k eso”, citado por Silvia Aguilera en su nota al pie, y otro rayado que dice: “Las paredes son la imprenta del pueblo”, frase popularizada por el periodista argentino Rodolfo Walsh. La presencia del pueblo mapuche por medio de la cara de Catrillanca, los rayados de “Wallmapu libre” y la bandera dibujada muchas veces me dan esperanza de que por fin se respete y considere a nuestros pueblos originarios. Y por supuesto que me hacen eco todos los rayados referentes a los femicidios y las consignas feministas.

Son tantos los mensajes que los muros no dieron abasto e incluso rayaron los bordes de las cunetas, los paraderos, asientos, letreros, veredas y el mismo suelo. Lamentablemente las obras de Caiozzama se encontraban mayoritariamente en la vereda norte, pero me gustan muchísimo por lo provocativas, ingeniosas y bien ejecutadas, además de bellas.

3.- ¿Cómo fue el proceso de hacer este registro en ese día 36?

El registro lo realizamos un día sábado entre las 7:30 a.m., que comenzamos a caminar desde la calle Seminario, y finalizamos a las 10:18 en la Plaza de la Ciudadanía. Fue un proceso muy sobrecogedor que quedará marcado para siempre en mi memoria porque fue la primera vez que recorría esas calles de una manera libre, pudiendo apreciar cómo se encontraba la ciudad, sus fachadas y el suelo. También me pasó que no reconocía las calles y su infraestructura, era como estar en otro país. En la medida en que avanzábamos nos íbamos encontrando con vestigios de lo que había sido el día anterior… todavía quedaban restos de barricadas encendidas en el suelo, olor a lacrimógena y una vibración perpetua en el ambiente.

4.- ¿Cómo elegiste a las personas que invitaste a comentar?

Una vez terminado el montaje de los 2,4 km, y como buena diseñadora, quise ‘testear’ personalmente uno de los objetivos del proyecto: lograr activar diálogos y reflexiones interdisciplinarias. La idea era que “La Ciudad como Texto” se concibiera como un archivo de memoria que permitiera que las personas que no estuvieron en Santiago durante ese día tengan la posibilidad de experimentar esta caminata virtual y ese recorrido sirviera de insumo para diversas investigaciones, estudios, debates, obras, etc. Fue allí que hice una lista con diversos ámbitos del saber y fui seleccionando inicialmente a conocidos y luego orgánicamente los mismos invitados me fueron recomendando y presentando a otros autores que se sumaron; así, por ejemplo, llegué a hablar personalmente con Miguel Lawner, Vicente Larrea y Sebastián Calfuqueo.

5.- ¿Qué respuesta has tenido del proyecto?

¡La respuesta ha sido bastante positiva! Nunca dimensioné el alcance que podía tener un proyecto que partió de una inquietud personal de resguardar la memoria, y que hoy colaboran más de 50 personas, tanto los que componen el equipo nuclear como los invitados a escribir una nota al pie y otros textos. Parece que actualmente el hablar de ‘memoria’ y contribuir a escribir nuestra historia nacional está siendo relevante, que sí le interesa a la ciudadanía. Con tanta instantaneidad, hiperconexión y exceso de información se está tomando conciencia de conservar “el ahora”, existe una consciencia con lo efímero. Y justamente este proyecto (100% autogestionado y colaborativo) buscó cristalizar lo efímero de la calle desde un punto de vista autoral, porque imágenes y registros hay millones. Capturar un momento -específicamente del día 36- del despertar social, minutos antes o minutos después del registro, corresponde a otro registro, por eso es relevante la ficha técnica adjunta al recorrido. Luego se sistematizó el proceso al gestionar el equipo de trabajo, las invitaciones interdisciplinarias a participar, la traducción del contenido, la generación de la plataforma digital, el libro digital de libre descarga, etc.; es una obra artístico-política.

6.- ¿La memoria y el aspecto histórico del diseño son constantes en tu carrera?

Desde que estaba estudiando diseño, hace poco más de una década, me interesaron la investigación y el rescate patrimonial de la gráfica chilena. Así me fui vinculando con maestros nacionales que llevaban años dedicando su trabajo a esta hermosa tarea de investigación, conservación y rescate, como Pedro Álvarez, Eduardo Castillo y Jorge Montealegre. En esa línea he trabajado en diversos proyectos que buscan preservar el imaginario gráfico de Chile como testimonio de nuestra historia, destacan la plataforma digital Diseño Nacional; el libro del cual soy coautora “Luis Fernando Rojas, Obra Gráfica: 1875-1942” y la investigación “Historia de la infografía en Chile”. Revisar este material nos permite reconectarnos con nuestros orígenes y ver la evolución de nuestra historia, acto que considero fundamental para continuar escribiendo y diseñando en el futuro; nos da continuidad y nos permite entender el desarrollo de la historia.

7.- ¿Esta forma de registro es algo que seguirás explorando?

Uno de los aspectos que más me gustaron de este proyecto fue su carácter híbrido entre lo análogo y lo digital. Siento que es algo que ya vengo haciendo hace años en diseño y sobre todo con mis trabajos en miniatura. La riqueza de un trabajo manual/artesanal se incrementa exponencialmente con el aporte de lo tecnológico. Sin el recurso manual de la captura y montaje foto por foto de las 136 imágenes que componen este recorrido no se hubiera podido tener este registro, y del mismo modo, sin el componente tecnológico no existiría la posibilidad de compartirlo con personas a través de la web. En este caso, gracias a la digitalidad, este tipo de proyectos se adecuan muy bien al interés de que sean de libre acceso, ampliando sus horizontes de transmisión. Sin duda voy a seguir trabajando en aportar a la construcción de la historia de mi país, desde mi trinchera, por supuesto, que es el diseño.

laciudadcomotexto.cl

@carolaumarin

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