De colección: Postsparkasse

Postsparkasse
Fotos: Postsparkasse design by Otto Wagner, 1906, www.gebruederthonetvienna.com.

En 2018 Thonet lanzó una reedición de esta silla celebrando el centenario de la muerte de este gran arquitecto vienes, que fue un modernista antes que existiera el concepto.




OTTO WAGNER / 1905

¿Han estado alguna vez en Viena? ¿Han visto sus jardines escalonados desde el Belvedere, atravesado sus calles en tranvía? Es una ciudad alucinantemente bella; el Mural de Beethoven por Klimt, tomarse un cafecito con un pedazo de torta Sacher en el Café Museum, ahí donde iba el mismo Gustav Klimt, o Adolf Loos, que proyectó su interiorismo. ¡Ahhhhh, qué lindo!

Otto Wagner es uno de los grandes de aquellos tiempos, un protomodernista. Por aquellos años del cambio de siglo transformó Viena con su modo de hacer arquitectura. Utilizó innovaciones para la época como el vidrio, concreto reforzado y aluminio. Subordinó la obra a la funcionalidad, entendiendo las necesidades de la vida cotidiana, algo extraordinario en una urbe que aún respiraba aires imperiales al ritmo de los valses de Strauss y el repiqueteo de los cascos de los caballos contra los adoquines. La famosa estación de metro Karlplatz, la Casa de Mayólica –toda revestida de este material– o el edificio de Correos –de donde proviene esta pieza–, son buenos ejemplos del mix belleza + funcionalidad que marca toda su obra (vale la pena que le den una mirada al edificio porque es bellísimo). Esta silla del Postsparkasse sigue los mismo principios. El encargo le solicitaba “encontrar una solución que identificará las habilidades y diferentes niveles de responsabilidad de los empleados a partir del mueble”. Para eso, Wagner utilizó piezas que ya estaban en producción en Thonet y, para cumplir con este “dime qué silla usas y te diré cuál es tu trabajo”, optó por diferentes terminaciones según el grado de jerarquía. Para los gerentes más altos la silla fue de caoba, gamuza roja y bronce en los pies; para los jefes de departamento, en cambio, silla gris y acolchado verde del mismo material, con aluminio en pies y brazos; para la biblioteca, varía con piernas más largas y asiento de madera, y finalmente se vuelve más pequeña y sin los adornos para las oficinas menores. Una de las innovaciones es que introdujo el uso de la pata cuadrada y no redonda. Al igual que sus arquitecturas, usa un cuerpo simplificado, mucho más racional respecto a lo que había, pero no se olvida de la belleza y le imprime un touch de decorativismo con las láminas de metal que le dan ese look de Secesión vienesa tan atractivo; mitad pasado, mitad moderno.

www.gebruederthonetvienna.com

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