Editorial
Sábado 23 de diciembre 2017, edición N°763
¡Calor, calor, calor! Inevitable en esta época... buscar ideas para capearlo es lo único que me motiva por estos días. La gracia es que en Santiago la temperatura baja en la noche, y si abrimos un par de ventanas opuestas en la casa, la brisa corre, eso es la ventilación cruzada en palabras simples, póngala en práctica, porque se agradece. Un par de ventiladores estratégicamente ubicados, andar a pie pelado y tener agua helada con alguna hierba en el refri son otras medidas que también ayudan, por lo menos psicológicamente.
Pero sin duda lo mejor es estar afuera, al aire libre y con una piscina a mano para remojarse; por algo la imagen del parrón es un clásico chileno, lugar perfecto para almuerzos con largas sobremesas bajo la sombra de las parras. Hoy les mostramos versiones más contemporáneas de esta situación vernácula. Hace rato que la palabra quincho se instaló, y las versiones son tantas como los presupuestos con que se construyan. Lo principal: una cubierta de algún tipo para extender su uso durante todo el año, en verano genera sombra y en invierno protege de la lluvia y también evita estar guardando muebles y cojines; si se puede, un par de mesones para preparar y comer, agua a mano y de ahí en adelante solo son mejoras que transformarán este espacio en el favorito de la casa. Personalmente creo que la figura del parrón es algo que uno no debería olvidar, porque la gracia del quincho es que sea abierto y relajado y en diálogo con el jardín, si no se transforma en otra construcción más.
La casa que elegimos es color y estampados, y Carlota Sierra sabe de combinaciones y apuesta por ellos sin que le tiemble la mano, y el resultado sorprende. ¡Qué agradable ver una casa jugada y con propuestas distintas!, mírenla con calma y tomen nota, porque en esta casa hay mucha información e ideas buenas para replicar; calor y color para cerrar este año.
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