Editorial
Sábado 24 de noviembre de 2018, edición 811
Cada año hacemos por lo menos dos ediciones completas dedicadas al tema de la sustentabilidad, y si hace algunos años el fuerte eran las nuevas tecnologías, arquitectura innovadora y avances con un dejo de ciencia ficción, año a año hemos ido decantando el proceso de búsqueda y definiendo lo que ser sustentable significa para el equipo MásDeco. Creemos firmemente en que parte por el respeto entre nosotros y con el medioambiente, en comprar de manera mesurada prefiriendo lo local y lo estacional cuando sea posible, en decidir de manera racional qué hacemos con nuestros desechos, porque pueden desaparecer de nuestra vista pero no del planeta. Y sobre todo creemos que mientras más integremos un estilo sustentable a nuestras vidas, menos necesario será hablar del tema, porque será lo obvio, la única manera de hacer las cosas. Lo anterior tratamos de aplicarlo en cada número de la revista, no solo en especiales sustentables como este, y durante todo el año buscamos no traicionarnos incluyendo temas que remen en contra.
Quizás lo más bonito de esta curva de aprendizaje y crecimiento que hemos tenido en la revista es ver que cada vez son más los que piensan y actúan como nosotros, cada vez más emprendimientos y empresas han logrado transformarlo en un negocio rentable y de paso han construido redes positivas en torno al negocio del reciclaje y segundas vidas para desechos. La mentalidad de muchos ha cambiado de manera rápida, pero estamos al debe en políticas públicas y leyes que recojan estas nuevas instancias. Al igual que nuestro entrevistado de Comberplast, creo que el plástico 'per sé' no es malo, lo malo es que lo usemos solo una vez, lo malo es que los procesos para recuperarlo sean casi inexistentes y no haya leyes que lo estimulen, lo malo es que dejemos que llegue al mar y que no seamos conscientes de ello.
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