Editorial
Sábado 22 de diciembre de 2018, edición N° 815
Ya estamos cerrando el año, quedan pocos días y muchos están en modo vacaciones o pensando en ellas. Por ello, dos casas con espíritus muy distintos pero similares en lo amable de sus espacios y relajo de su uso, resumen lo que creemos viene por delante.
Cuando uno piensa en arquitectura contemporánea brasileña es inevitable pensar en Marcio Kogan, actor relevante y de peso, sobre todo por sus proyectos residenciales. Kogan toma las líneas limpias y depuradas de la arquitectura moderna, pero las combina con la sabia manera de vivir de los brasileños, donde todo fluye y nada es complicado, sus espacios siempre son de proporciones generosas, pero a pesar de eso no se ven agobiantes o demasiado imponentes.
El ejemplo que llevamos en esta edición recoge eso y más: dobles alturas que permiten una distribución de espacios sueltos y sin uso específico, perspectivas que encuadran las vistas horizontales y, lo más envidiable, la pérdida de límites entre interior y exterior, tan apto para el clima de Brasil, pero no tan lejano en el nuestro, sobre todo cuando el panorama de veranos cada vez más secos es una realidad palpable.
Toques de color hacen más teatral y escenográfica la puesta en escena de esta casa.Imposible pasar por alto las cortinas que recorren la doble altura, seis o siete metros de tela que como la boca de un teatro enmarcan al jardín, al fondo un espejo de agua, la piscina que recorre todo el largo de la casa, perfecta para bañarse, pero aún más como acento final en lo que Kogan entiende como el vivir contemporáneo.
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