Esculpir el movimiento
Circular es la segunda exposición que hace en Chile. Una muestra individual que a través de 14 piezas declara su exploración de nuevas formas y materiales nobles junto a los ciclos como reflexión creativa. Ahora aparecen curvas, otros volúmenes y un equilibro que marca una auténtica propuesta estética. Y que acorde a los tiempos, usted podrá verla virtualmente en el sitio de la Galería NAC.
Lo suyo es conocer otras realidades y básicamente moverse. Lo aprehendió cuando a los siete cambió el verde natural de Antuco por el desierto y mar de Antofagasta. Cuando extrañaba los parajes del sur su padre le enseñó a buscar encantos en lo desconocido, integrándolos. De esos tiempos también se acuerda de dibujar y pintar todo el tiempo, juntar palitos, piedras, construir. Por eso no fue extraño que estudiara arquitectura y que trabajara diez años feliz en ella, además de viajar continuamente. Como tampoco que hace tres dejara todo y partiera con su pareja a vivir a Copenhague a probar suerte como artista, cuando la escultura había salido de su ser en un curso con Eugenio Dittborn. Bien lejos del azar fue lo que ocurrió: varios workshops, el encuentro con el acero, el traslado de la arquitectura a piezas; Balance, su primera exposición en Galería NAC (enero, 2018) donde se dio a conocer y la rienda para creer en lo que estaba haciendo. Pronto a inaugurar Circular, la entrada de las curvas en su obra. La expresión del movimiento y visión de Alejandro Urrutia (1979).
¿Qué significa Circular?
Tiene que ver con que el círculo es algo que vuelve al inicio; un replantearse lo recorrido. Cuando se llega al comienzo para otra vez empezar. Para mí son importantes -y he trabajado- los ciclos. No como repetición sino como planteamiento de un cambio, una especie de superposición y sus efectos. Tiene que ver con moverse y descubrir distintas cosas y ver cómo afectan, tanto a mí como yo a ellas. Lo que pasa en la interacción cuando uno circula.
¿Ves diferencias con Balance, tu primera exposición?
Balance fue tratar de expresar conceptos arquitectónicos como equilibrio, tensión vertical, longitudinal y el balance, incluso el mío estando en Dinamarca. Y de eso derivé a otros más globales, cosas que veía en la naturaleza o que me pasaban a mí. La incorporación de la piedra, que es una masa, con el metal que es más ligero. Y ahí los contrastes, las posibilidades de uso como peso o reflejo. Ahora trabajo en cómo se conjugan los materiales o se expresa que los opuestos son complementarios: el día y la noche, la luna el sol, que son antagónicos pero funcionan como ciclo.
Has vivido tres años muy nutridos como escultor. ¿Cuáles han sido los hitos de tu carrera?
Primero haber tomado el curso de arte con Eugenio Dittborn y habernos ido de Chile queriendo probar algo nuevo. Tomando talleres y ver que disfrutaba mucho haciendo esculturas. Haber mostrado el resultado con Balance, porque no tenía idea de opiniones o reacciones al trabajo. Y me fue bien, a la gente le gustó y pude confiar más en esta veta. Pero volví a Dinamarca a empezar otra vez, sin contactos, recorriendo galerías, mirando de qué se trataba el mundo del arte. Después la sorpresa de ser seleccionado para una expo en Zagreb, Croacia. Luego el encuentro con Natalia Engue, dueña de Sirin Gellery en Copenhague, le gustó mi trabajo y me apadrinó de cierta forma. Ella me llevó a la Chart Art, una feria muy importante, luego exponer otra vez en Sirin y ahora Circular. Instagram fue una sorpresa, me empezaron a comprar obras desconocidos y fue la misma cuenta que le gustó a Natalia.
¿Por qué haces esto?
Como forma de expresión. Siento que las formas reflejan mejor mi pensar o lo que me está pasando. Tiene algo de inconsciencia. Ahora con las curvas y los círculos, por ejemplo, veo que refleja el mismo hecho de vivir en el extranjero, siendo alguien de afuera o de verme distinto. Partió con la idea de la "Luna y el Sol" (2019) y ahí los opuestos. Estar en el norte siendo del sur. Y eso quise representar, la diferencia dentro de una globalidad y de que en la interacción de esos dos mundos salen cosas muy ricas.
¿Ves alguna relación entre Circular y la actualidad chilena?
La mayoría de las obras las trabajé en Berlín cuando pasó el estallido. Fue fuerte vivirlo estando fuera, agresivo, con reacciones y pensamientos diferentes de todos lados. Las propias reflexiones sobre los privilegios, estar allá, la lejanía, responsabilidades. Fue una explosión de las inercias. Yo mismo estaba descubriendo algo nuevo y volvía a empezar porque conocí una máquina que me permitía curvar el acero. Y en este contexto creo se plantea el volver a empezar, a un origen humano y darte una posibilidad de cambio a algo que per se es cíclico, pero no tiene por qué ser igual. Las cosas afectan y cambian, vas aprendiendo para dar la próxima vuelta.
¿Qué se viene ahora?
Nos mudamos a Berlín para empezar con algo nuevo. Yo sigo trabajando con Siri Gallery y con ella voy a Art Paris que ahora se pospuso para finales de mayo y haré mi primera individual en Copenhague. Seguir explorando, meterme en la piedra, dando vuelta las cosas que es parte del círculo también. Desprejuiciarse y volver al inicio pero con otra mirada.
¿Cómo es el formato virtual de Circular?
Se nos ocurrió para estos tiempos de aislamiento y para lograr contacto. Hicimos videos de las piezas, algo así como una visita guiada virtual en que recorremos la expo, mostramos detalles de las obras más algunas intervenciones mías explicándolas. Estará online desde esta semana y quedará en la página de la galería. Iremos agregando podcasts y algunas cositas más con el tiempo. La expo está montada en la NAC, para visitas agendadas.
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