Norberto Oropesa

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“Yo soy niño de campo y me crié haciendo de todo: cuidar, alimentar animales, gallinas, de todo. Y esas vivencias quedaron en mi mente y me empapé con todas estas formas. Cuando empecé con esto cuando niño, estaba sentado en una acequia regando y esperando que se completara de agua para cambiar el taco, mientras, me ponía a hacer figuritas con el barro como pajaritos, patitos, caballitos, sin saber que era greda. Como era antes de Navidad, estos fueron los adornos para el nacimiento o pesebre en una época en que no había árboles de pascua. El Niño Dios iba al centro y alrededor se ponían todas las figuritas de animales.

Mi casa estaba a los pies del cerro La Virgen, en Los Andes, y en ese lugar siempre la greda se depositaba en los potreros y en las faldas de los cerros.

Después yo empecé a desarrollar la técnica en la Universidad Faustino Sarmiento, en Argentina, donde estudié algo de dibujo y diseño. Luego volví a Chile y estudié en la Escuela de Canteros de la Universidad de Chile, que era de la Facultad de Artes. Ahí estudié escultura. En esa época no se hacía distinción entre artesanos y artistas. También en ese lugar conocí el engobe y sobre todo el trabajo con los óxidos para el esmaltado, el que uso en la elaboración de mis obras.

La técnica funciona así: cuando la pieza está lista, se empieza a decorar, luego se seca y después se mete al horno y al final se pulen los colores para aplastar los engobes, tal como lo hacían las culturas indígenas precolombinas. Es una verdadera ciencia. Estos tonos que uso en mis trabajos son muy especiales.

Esto llegó a oídos del Consejo de la Cultura y la Unesco y me dieron el premio Maestro Artesano 2012.

Pero yo me considero ceramista escultor. Estas obras que están expuestas en esta muestra las quiero dejar como parte de mi colección y hacer otras esculturas más grandes, en cerámica.

Además de la escultura, hay otro tema que me encanta: investigar sobre las culturas indígenas, muchas de las cuales habitaron esta zona del Aconcagua. Mire, aquí le voy a hacer un concierto con estos silbatos. Estos son de mi autoría y tienen forma de renacuajo. Nacieron de mi idea porque siempre estoy pensando en el tema indígena. Yo siempre pienso cómo se comunicaban ellos cuando andaban por los cerros, estos mismos que se ven desde acá. Y así me surgió la idea de que lo hacían con estos silbatos que emiten sonidos como cuando va a comenzar una ceremonia. Y me imagino que estos instrumentos emitían sonidos de pájaro para advertir a sus aldeas cuando había peligro.

En el caso mío, yo trabajo con la pena, la alegría y el dolor. Eso nos inspira a nosotros los artistas. Si ve las figuras que están expuestas, verá rostros llenos de sentimientos. Como en esta donde hay niñas haciendo una ronda, que me recuerda cuando yo veía a las niñas cuchicheando, y esas imágenes se me quedaron en la memoria.

Me gusta escribir poesía. Siempre escribo un poema para acompañar una obra. Le voy a leer este:

Ellos llegaron de tiempos lejanos,

unos a la campiña florida y los otros a

los dorados trigales, donde las aves anidan

los cantares primaverales”. d

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