Pensamiento Bauhaus

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Aquí hay dos invitaciones. La primera es a celebrar que la Bauhaus cumple 100 años, pero a hacerlo bien, entendiendo la escuela como una corriente de pensamiento y no un estilo. La segunda –y quizás más urgente– es a eliminar ese concepto esquivo y nocivo de la influencia que nos impide valorizar lo que tenemos en su real dimensión, que nos hace verlo como subproductos de Le Corbusier, de la Bauhaus o de quien toque celebrar. ¿Sabía usted que la escalera mecánica del edificio Oberpaur, de Sergio Larraín, estaba andando antes de que la Ville Saboye se estucara? Tomemos nuestro lugar en el concierto global de la arquitectura.




Horacio Torrent es un doctor e historiador de la arquitectura, es también un argentino que lleva 25 años enseñando en Chile, fundamentalmente en la PUC, y una persona que entiende y disfruta un buen festejo: "Los aniversarios nos ponen bien a todos. Los festejos son momentos para socializar, y eso me parece fantástico. Lo raro es festejar algo que no es real. Celebramos que esta o esta otra obra es Bauhaus, y eso no es así porque en el espíritu inicial nunca estuvo configurarse en un estilo".

En 1929 el alemán Óscar Praguer –a quien conocemos mayormente por el proyecto del Jardín Zoológico del cerro San Cristóbal– tenía listo un plan para Osorno, un lugar donde se había establecido una importante población de alemanes. "Por eso en Osorno vas a encontrar una cantidad de obras modernas que se parecen a las de Alemania entre 1920 y 1930, y que muchos llamarían Bauhaus, pero eso solo pasaría en Chile. En Brasil no vas a ver que adjudiquen a una obra un contenido Bauhaus; van a decir 'moderna'. Acá alguien inventó esto de que existía un estilo Bauhaus, y esa idea ha ido creciendo, por eso la gente sale a buscar 'estilemas', o las cosas que te permiten reconocer un estilo. Voluta jónica + voluta jónica= esto es jónico. Capitel dórico + capitel dórico= esto es dórico. Pero la Bauhaus no tiene eso", explica extraordinariamente claro Horacio.

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"Me parece que estamos frente a una oportunidad para festejar, para repensar, y en esa posibilidad deben darse algunas valoraciones, aclarando algunas cosas. Hay obras contemporáneas a la Bauhaus y son estas, las podemos mostrar. Alguien que no lea el artículo puede pasar por ahí y decir que el Oberpaur es Bauhaus. Eso no importa, lo crucial es corregir ese error desde la historia", dice Horacio Torrent. 

Lo central para celebrar la Bauhaus son aspectos menos fotografiables como los nuevos contenidos sobre el espacio, la conciencia misma del espacio, la relación entre interior y exterior, la conciencia de una planta libre que se puede trabajar sin relacionar el soporte del techo con lo que hay adentro. Un cúmulo de conocimientos que no puede ser producto sino del trabajo colaborativo. "La figura clave de la Bauhaus es el taller, es ahí donde se produce la síntesis entre tu pensamiento y el mío, tu manera cubista y mi manera neoplástica de entender el mundo, más la manera objetivista de otro, para que todas lleguen a producir algo en común. Por eso la Bauhaus está envuelta en este mito de compañerismo, la relación entre las personas está dada por el hacer común". Eso es para Horacio lo que deberíamos estar destacando hoy en lugar de contar ojos de buey en tal o cual fachada moderna (más aun cuando prácticamente no existen obras de la Bauhaus que presenten ese tipo de ventanas), precisamente porque es lo que está pasando hoy. ¿Qué es un centro de innovación sino la versión más reciente de lo que la Bauhaus llamó el taller?

"Cuando la gente sale a buscar obras se puede encontrar con edificios como la Facultad de Derecho de la U. de Chile, completamente lejana a la Bauhaus en términos espaciales, simétrica, ordenada, una obra que a ningún arquitecto que se hubiese formado en la Bauhaus se le hubiese pasado por la mente hacer, sin embargo ahí hay formas aprehensibles porque en realidad pertenece a ese tiempo, no a la Bauhaus. Son simplemente las formas que eran posibles en ese cierto momento", explica Horacio.

Hay un tema con el que Horacio Torrent ha llenado muchas páginas a lo largo su carrera, que es resumible en esta oración: "La influencia es una estrategia de la historia del arte para no tener que explicar". Él lo grafica con un ejemplo simple: si yo pinto un cuadro rojo puedo decir que la casa roja que vi antes 'influyó' en mí, o que soy fanático de un artista que usaba el rojo y por lo tanto es una de mis 'influencias'. "Eso en sociología se llama apropiación de capital simbólico, es como sacarme una foto con alguien importante entonces pensar que soy importante. Como historiadores estamos llamados a explicar el mundo, o al menos a proponer una posible explicación. La palabra influencia clausura el diálogo. 'Mira este edificio, está influido por no sé qué'; listo, quedamos todos tranquilos. Además en nuestro pequeño mundo latinoamericano la noción de influencia ha servido para desvalorizar las propias capacidades". Horacio siempre pone este caso: se dice que el edificio de la Cepal es un edificio corbusiano. Entonces Emilio Duhart fue influido por Le Corbusier, ¿qué quiere decir esto? Que Emilio Duhart es un segundo porque las ideas originales son las de Le Corbusier, ¿no? "Automáticamente ya no está a la altura. Eso ha impedido ver que una parte importante del edificio de la Cepal está colgada y Le Corbusier nunca hizo un edificio colgado. Más que aspectos corbusianos yo preferiría valorizar que tiene las métricas de la manzana de la fundación de las colonias españolas, que los patios están abiertos en los tamaños de las casas patronales, que Emilio Duhart enriquece un mundo; pero para el crítico que solo realza la figura de Le Corbusier Emilio Duhart es un copión". Horacio cree que a través de esa visión todo lo que hagamos acá será de segunda, pero ese no es un problema de las obras ni de los arquitectos, es un problema de los historiadores que estudiaron primero la historia europea: siempre nos va a parecer que lo que se hizo acá se hizo porque se había visto en Europa primero.

"¿Si el original está en otro lado, para qué voy a cuidar una copia de Le Corbusier, o de Mies van der Rohe o de la Bauhaus? Esto ha sido supernocivo, y es simplemente porque los profesores de historia de la arquitectura habían estudiado con los manuales de Europa porque no había propios. Nuestro desafío es escribir esos manuales propios tratando de dar su punto justo".

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01. Plaza de Osorno en 1946, Hotel Burnier y Gobernación Provincial de Osorno, Carlos Buschmann con la colaboración de Héctor Mardones ("El pasado de Osorno, la gran ciudad del porvenir", Ilustre Municipalidad de Osorno, 1948). 02. El edficio de la Lotería de Concepción, del arquitecto Julio Ríos ("Arquitectura y modernidad en Chile, 1925-1965: una realidad múltiple", de Humberto Eliash y Manuel Moreno)[/caption]

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