McLaren 600LT: Honestidad brutal
El McLaren 600LT brilla entre los superdeportivos con su ligereza, minimalismo interior y capacidades dinámicas heredades de la pista.
No existe otro segmento que genere la fascinación que el de los deportivos. Su magnetismo va desde la radicalidad de sus diseños a la potencia desbordante, elementos infalibles a la hora de captar la atención. Y en un McLaren eso se incrementa de manera exponencial, tal como lo comprobamos en la prueba que realizamos a uno de los modelos más impactantes del mercado: el 600LT.
Es que el relevo del 570S y último representante de la gama Sport Series, la familia de acceso a la marca británica, es emocionalidad en estado puro. Desde la construcción del chasis monocasco de fibra de carbono que permite aligerar peso para incrementar las prestaciones a la apertura estilo alas de gaviota y el complejo acceso hacia el auto. Acá todo es referencia a una deportividad extrema.
Instalados en las envolventes butacas, no es sencillo encontrar rápido una posición de manejo cómoda, pero se logra con ajustes manuales. Es bueno estar conscientes de que ese concepto de "comodidad" en verdad no va muy de la mano con el 600LT, que no está en su esencia, pero es honesto, minimalista y no intenta vender ese concepto tan manoseado de deportivo de uso diario.
Eso sí, la calidad de materiales interiores no se transa y el cuero alcántara mezclado con paneles de fibra de carbono es de muy buen gusto, sumado a la tecnología que entrega la pantalla central de estilo tablet y el tablero digital personalizable al gusto del conductor.
Pero lo que sí desborda en este McLaren de apellido ilustre (LT o Long Tail es referencia al F1 GTR Longtail que ganó Le Mans en 1997) es bravura e irracionalidad, desde que el sonido del motor ruge desde las salidas de escape en la parte superior de la zaga, justo detrás del propulsor. Y nada más movernos a la calle empieza un espectáculo con la potencia entrando sobre nuestros hombros.
Si bien tiene diversos modos de manejo y de ajustes, optamos por el estilo normal para empezar con este McLaren. Cuesta un poco adaptarse al volante en los primeros metros. Con cautela nos vamos familiarizando con esta especie de animal enjaulado. Pero es cosa de soltar la cuerda para ir sorprendiéndonos con el trabajo armonioso del V8 3.8 biturbo que genera 600 Hp y 620 Nm, unido a la caja de doble embrague de siete velocidades.
La velocidad es cosa de tiempo, de hecho, demora apenas 2,9 segundos en llegar a 100 km/h. Pero no es nuestra idea en la prueba, sino ver su dinamismo en el día a día. Y si bien no alcanza para asustar, sí es para tomarlo con precaución, puesto que la entrega de potencia al eje trasero es brutalmente inmediata. Lo bueno es que, como en el sistema de autocompletado de Google que va "leyendo" nuestro pensamiento, en este McLaren 600 LT la rapidez de la dirección es impresionante y apenas iniciamos un ligero movimiento del volante es como si reconociera el camino que intentaremos llevar y nos mete con agilidad en ese trazado. Nobleza absoluta.
En autopista la sensación de deportividad se eleva un par de peldaños y explica por qué es capaz de mirarse cara a cara con modelos de Ferrari y Lamborghini. Su aplomo al piso con el bajo centro de gravedad, sumado al enorme alerón que permite mantener a raya la fuerza descendente, nos permite movernos con una facilidad que llama la atención.
El rígido sistema de suspensión, el mismo que traspasa con sinceridad al interior lo que ocurre en el pavimento (baches incluidos), se encarga de facilitarnos el trabajo a altas velocidades, especialmente en curvas, donde el dinamismo llega al máximo, dejándonos en claro que un vehículo así, aunque pensado para los circuitos, se acomoda de manera perfecta al mundo cotidiano.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.