Mercedes-AMG A 45 S: Un deportivo que hace difícil el regreso a casa
Potencia brutal que parece no tener fin, acompañada de una tecnología que permite máximo de diversión al volante son los ingredientes de una mezcla que deja a este compacto entre los mejores del mercado.
Cuando se presentó en Chile el nuevo Mercedes-AMG A 45 S 4Matic+, una de las frases que apuntaba a fortalecer su estrategia de marketing era que el compacto alemán invitaría encontrar el camino más largo para llegar a casa. Pues bien, no fue solo un acertado juego de palabras.
Por lo menos ese fue el caso nuestro. En tiempos de teletrabajo, donde casi hemos salido a la calle solo para las pruebas de autos, con este super hatch tratábamos de extender la permanencia al volante, a pesar de que en casa me esperaba el inmejorable panorama de una pequeña de siete años a la que abrazar y con la que jugar.
Es que la variante más radical de la Clase A sorprende. Ya lo había hecho hace un tiempo la versión A 35 AMG (306 hp), pero lo cierto es que este nueva variante es de otra liga y te va atrapando poco a poco, sabiendo eso sí que el precio de US$ 66 mil es algo prohibitivo para la mayor parte de la población.
Era simple el interés que nos generaba. Este Mercedes-AMG A 45 S 4Matic+ llegaba con el cartel de ser el hatchback más potente del mercado (421 Hp), con el cuatro cilindros (2.0 litros turbo) más poderoso del mundo. Lo bueno es que este caso no se trata solo de fuerza bruta.
Pero más allá de la potencia, acá se trata de un todo, que empieza con su acertado diseño, que le permite esconder en un traje juvenil la verdadera fiereza que tiene. A ojos de una persona que no sea experta, asoma similar a un Clase A, pero ciertos detalles van delatando su alma racing.
La imponente parrilla panamericana de 12 barras verticales con el emblema en el centro y la sigla AMG al costado, las líneas más musculosas del capot, el difusor trasero con cuatro salidas de escape, las llantas de 19′', los enormes calipers de seis pistones y el spoiler posterior configuran una imagen atractiva y dinámica, aunque lo más relevante y que puede pasar desapercibido va por el lado de las dimensiones.
En este caso, el AMG A 45 S mide 4.445 mm de largo, 1.850 mm de ancho y 1.412 mm de alto. Es más largo (+26 mm), más ancho (+56 mm) y más bajo (-28 mm) que un Clase A tradicional, lo que permite un centro de gravedad más bajo y, por ende, conseguir más aplome y firmeza al piso. No es lo único, también tiene 7 mm menos de despeje al piso (97 mm), reforzando esa idea que le permite ir más pegado al suelo, algo que se percibirá con nitidez al enfrentar curvas.
En el interior saltamos de esa imagen que permite pasar medianamente desapercibidos a un mundo en el que reina la tecnología y la deportividad. Acá la timidez sencillamente dijo adiós, comenzando con los asientos tipo butaca. Envolventes y firmes, nos mantienen abrazados al momento de manejar con una gran sujeción a nivel lumbar. Es cierto, no destacan por la comodidad, después de un rato incluso puede que se sientan algo duros, pero permiten tener una posición cómoda.
Frente a nuestros ojos, la enorme pantalla doble digital que ya conocemos en otros modelos de la marca. El tablero de instrumentos de 10,25′' de alta resolución permite ajustar la información al gusto del conductor, ya sea en forma tradicional con relojes a los costados o algo más deportivo con un reloj central que indique las revoluciones. Eso entre varias opciones.
Al costado, la segunda pantalla perteneciente al sistema de infoentretención. De accionamiento táctil, también de 10,25′', es muy intuitiva y de fácil lectura. Ahora, hay que darse el tiempo para conocer todos los campos de información que ofrece o tener el catálogo a mano para descubrir todos los secretos.
De todas maneras, para hacer más sencilla la vida, el vehículo tanbién cuenta con el sistema MBUX, donde una especie de asistente responde a las palabras “Hey Mercedes”, permitiendo una interacción con el vehículo de forma segura (por voz) permitiendo ajustes desde la radio que se escucha a la temperatura que se quiere tener en el habitáculo, entre diversas opciones.
Potencia a raudales
Todo muy bonito y muy tecnológico, pero lo importante estaba por venir. Encendemos el motor y el sonido ronco, pero no estruendoso, nos da la bienvenida.
Como adelantamos más arriba, estamos conscientes de que nos iremos con un vehículo que supera los 420 caballos de fuerza. Y no solo eso, también tiene 500 Nm de par, está asociado a una caja automática de doble embrague de ocho velocidades y cuenta con el sistema de tracción integral variable 4Matic+.
Así es que manos firmes en el volante de estilo deportivo, achatado en la parte inferior y de materiales que mezclan microfibra y cuero Nappa y es hora de la diversión.
Salida simple, limpia y firme. Aceleración progresiva y una suspensión que llama la atención por la forma en que absorbe las imperfecciones. Nos esperábamos algo más de rígidez, pero nos sorprende con más confort de marcha.
No pasa mucho tiempo para que veamos lo que es capaz este elogiado motor. En ciudad es practicamente inalcanzable, tiene una reacción inmediata (0 a 100 km/h en 3,9 segundos), pero no es brusca, por lo mismo, hay que estar muy atento al tablero, pues la sensación es que se va a menos velocidad y sin darnos ya estamos en el límite permitido.
El trabajo de la caja es otro aspecto que le permite un trabajo tan sólido. Cambios imperceptibles, entrega de fuerza constante y un empuje que parece no tener fin. Es más, mientras vamos escalando en las revoluciones, el compacto pareciera ir pidiendo que se le exija más, y sobre 4.000 rpm encontramos su rango en el que se siente más cómodo. Pero no solo en el rango alto trabaja de forma sólida, desde las dos mil rpm ya muestra su fortaleza y no decae en ese sentido hasta que se empina sobre las 6.500 rpm, corroborando una elasticidad llamativa del motor y que es una clara evolución respecto del modelo anterior.
Para nuestro disfrute, el trabajo con las levas en el volante nos permite ir controlando todo de manera más personal, aunque también tenemos la alternativa de dejar la caja en modo manual mediante un botón ubicado a la izquierda del volante, dial desde el que también se puede desconectar el sistema start/stop y otros parámetros como el control de estabilidad o ajustar el seteo electrónico. Ahí tenemos para unos buenos minutos conociendo todo lo que se puede hacer.
Ahora, esta entrega brutal del motor, que más parece de un V6, se complementa con una dirección directa, precisa y con enorme tacto. Y ni hablar del chasis, que permite una transferencia de peso casi nula y una firmeza al pavimento gigante, especialmente al salir de curvas donde parece ir en línea recta.
En este sentido, apoya bastante el sistema de tracción integral variable que va repartiendo entre ambos ejes según la necesidad y el estilo de manejo, disminuyendo de paso los movimientos parásitos con que nos encontramos en otras variantes, ya que prioriza la entrega hacia el eje trasero.
Todo esto ya nos bastaría para quedar satisfechos y querer manajar por un largo tiempo. Pero en Mercedes-Benz y en su división deportiva AMG saben bien que para gustos, colores, por lo mismo, acá se ofrece una serie de alternativas de configuración, incluso con la opción de desconectar en tres niveles el control de estabilidad para un manejo más personal.
Desde un selector ubicado a la derecha de la parte baja del volante, muy en el estilo de los deportivos de grande motorizaciones, podemos ajustar entre opciones Confort, Sport, Sport +, Race. Además, existe un modo Individual donde es posible ajustar a gusto personal la entrega de potencia, el sonido del escape, la dureza de la dirección, etc.
Es como mandar a hacerse un traje a medida. Y en el modo Race se puede activar el modo Drift, donde se envía toda la potencia al eje trasero, aunque acá asoma como un gran apoyo para evitar malos ratos la tecnología AMG Torque Control, que gracias a dos embragues de discos independientes controlados electrónicamente reparte la fuerza entre las ruedas del tren posterior.
Con todas estas alternativas, entre muchas más, no será difícil encontrar el estilo de manejo adecuado para cada conductor, permitiendo disfrutar de un modelo para el día a día con el modo confort a uno más agresivo con las opciones sport o race. Por eso no extraña que el regreso a casa sea más largo, aunque la recompensa del abrazo de una pequeña al llegar compense por lejos esas ganas de querer seguir al volante.
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