Las reliquias vuelven a su época dorada
La segunda temporada del Campeonato Histórico de Velocidad Four*B llegó en su cuarta fecha hasta el Autódromo Internacional de Codegua. Allí los pilotos contaron cómo preparan sus máquinas para estar más vigentes que nunca y seguir dando que hablar en los circuitos del país.
Fue un sábado soleado, pero frío en el Autódromo Internacional de Codegua. Bajo esa postal típica de días que parecen querer torcerle la mano al otoño se comenzó a vivir la cuarta fecha del Campeonato Histórico de Velocidad Four*B.
La niebla y el silencio matutino dieron paso rápidamente a un ambiente donde el rugido de los motores en boxes, los últimos chequeos de los autos y las conversaciones entre pilotos y preparadores antes de salir a pista fueron finalmente protagonistas. La jornada se preveía cargada de emociones y adrenalina.
Entre los más de 70 autos inscritos para correr en el trazado de la Región de O&"Higgins, algunos se robaron por lejos la atención y los aplausos de los espectadores que se acercaron a presenciar la carrera. Quizá no se trataba de los más rápidos, pero sí de los modelos más antiguos y entrañables -si se quiere- sobre el asfalto del AIC. Y las preguntas surgieron de inmediato: ¿Cuánto tiempo toma y cómo se prepara un auto clásico para estar a nivel competitivo? ¿Cómo se consiguen piezas y repuestos para máquinas que hace décadas cesaron su producción?
» Amor por los fierros
Fernando Garetto, piloto de un Volvo 544 -el bólido más antiguo en competencia-, no necesita darse muchas vueltas para explicarlo. "He sido siempre un fanático de los autos y mi corazón es de Volvo. Este lo compré hace 15 años y tardé cerca de dos en prepararlo para correr", cuenta orgulloso sobre la máquina fabricada en 1960 en Suecia, adaptada con dos carburadores dobles, bloqueo de diferencial y una caja de piñones rectos. Agrega que gracias a internet, hoy es más simple traer los repuestos que importa directamente desde el país nórdico.
El 544 tiene pasta de campeón: en 1965 venció en el Rally de Sudáfrica. Eso sí, el Volvo "55" de Garetto la tiene más complicada en esta pasada, pues compite en la categoría Históricos C, donde debe enfrentar a autos con mecánicas más modernas. "Me cuesta mucho", dice sonriendo.
Otro de los modelos que atrajeron las miradas en la cuarta fecha del certamen fue el Ford Mustang de Elvio Olave. Su dueño asegura que la puesta a punto del muscle americano de 1968 es fruto del esfuerzo y desarrollo de 14 años en los circuitos. Durante ese período, el Ford ha pasado por una serie de modificaciones a nivel de transmisión, diferencial y motor: el actual bloque de 6.2 litros es el tercero que monta el "1" de Olave, y fue traído desde EE.UU. en 2014.
"El auto lo compré el año 92, pero en 2002 lo empecé a correr. Al final, los amigos son los que te empujan y ahí empezamos a meterle cosas y a hacerlo andar. Este es un auto que ha costado mucho tiempo y dinero, pero gracias a Dios hace todo perfecto: dobla, frena y tracciona bastante bien, pese a sus 1.350 kilos", recalca Olave, al tiempo que cuenta que su Mustang alcanzó los 260 km/h en la recta principal del circuito bonaerense Óscar y Juan Gálvez.
En los autos pequeños también hubo espacio y motivos para elogios. En categoría Copa Mil los grandes protagonistas fueron los Fiat 600 Abarth, y la máquina número 32 fue una de ellas.
A diferencia del Volvo y el Ford, estos autos son casi completamente armados por piezas. Alejandro Lizama, dueño del Fiat Abarth 1000 TCR y amante del clásico italiano, cuenta que tiene varios fitos de calle, “pero la idea para quienes nos gustan los 600 siempre ha sido tener un Abarth”.
Justamente en esa búsqueda, Lizama comenta que “hace seis años era todo más complicado, pero ahora gracias a eBay o internet es más simple armar un auto de estas características”. En su caso, trajo piezas del motor desde Italia y Argentina, mientras que la carrocería es de un Zastava 750 yugoslavo. MT
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