¿Por qué pagarán más de $ 6.200 millones por una patente de auto?
En Australia se rematará la primera matrícula emitida hace más de un siglo en el país oceánico.
Una noticia de esas que cuesta comprender, pero en el mundo de los súper millonarios es una excentricidad. Así como hace unos meses vimos que un empresario en Australia compró un McLaren Senna GTR y lo subió en grúa hasta su penthouse en el piso 57 para que adorne su sala de recepción a los invitados. No le importó que el deportivo nunca más se moviese.
Un nuevo ejemplo de “lo hago porque puedo” en el mundo automotriz también llega desde el país oceánico, donde se subastará en la casa Lloyds una patente de auto. Lo insólito es que el precio de compra ya superó los 10 millones de dólares australianos, o sea, unos 6,5 millones de euros que equivalen en nuestra moneda a más de 6.200 millones de pesos.
¿Por qué se pagará ese precio por una placa patente? Todo esto sucede en Nueva Gales del Sur, una pequeña ciudad australiana en la que se está subastando la placa con la inscripción NWS 1.
Lo que hace tan especial a esta patente es que fue la primera matrícula que se emitió en Australia y que ya tiene más de un siglo, puesto que data de 1910.
Según han informado varios medios, el valor en el que se está rematando quintuplicará el precio más alto pagado hasta ahora en Oceanía por un número de matrícula. Habrá que esperar para ver cuál será el valor definitivo.
La historia de la patente
El interés por algunas patentes de autos es bastante grande en algunos países, especialmente en aquellos donde se puede personalizar o donde se le puede comprar a un conductor, ya que en esos países la patente está asociada a la persona y no al vehículo.
En Chile esto no ocurre, la matrícula va unida al auto y debe cumplir con ciertos requisitos, tanto en la numeración como en la tipografía.
Otros países ofrecen la opción de adquirir alguna matrícula en particular, llegando a despertar un interés tan alto que se comercializan en precios que superan con largueza el valor de algunos súper deportivos.
En el caso de la patente australiana NSW 1, fue entregada en 1910 al auto del primer comisionado de la policía del Estado.
Luego, en 1930 fue adquirida por un millonario del rubro ferroviario, fundador de la línea aérea ANA, quien falleció en 1961.
Las informaciones de prensa indican que tras la muerte del magnate, su viuda rechazó una oferta de 200.000 dólares por la matrícula, ya que la usaba en un Ford Fairmont de su propiedad.
Tras el fallecimiento de la mujer, la placa permaneció en la familia hasta que ahora entró a subasta.
De todas maneras, aunque el valor que se está hablando es astronómico, aún está lejos de acercarse al récord pagado por una patente de autos.
Este año en Dubái, en la casa de subastas Emirates Auction Company, se remató una patente en 55 millones de dirhams, o sea, unos US$ 14,9 millones (cerca de $ 12 mil millones).
El remate fue de la patente “P 7″ y, según la casa de remate, la transacción fue tan alta que entró en el Libro de Guinness, dejando atrás un récord que ya tiene 15 años.
Esa acción dejó atrás a la patente “1″ que fue adquirida por el empresario Saeed Abdul Ghaffar Khouri. También fue rematada por la Emirates Auction Company.
Otra subasta llamativa ocurrió en 2016, cuando se remató en Emiratos Árabes Unidos la matrícula “D 5″ en 33 millones de dirhams (8,9 millones de dólares).
En aquella ocasión, su comprador, Balvinder Singh Sahni, señaló en Bloomberg que “siempre fue mi sueño tener una patente con un solo dígito”, agregando que, en Dubái, donde trabajaba, era una ciudad de grandes personalidades y que “todos quieren mostrar su estatus”.
Pero más allá de esas razones, también entran motivos menos lógicos. Shai comentó en su momento que pujó por la matrícula porque su número de la suerte es el nueve y la D es la cuarta letra del alfabeto, por lo que cinco más cuatro es igual a nueve. Cosas de multimillonarios.
No solo en Emiratos Árabes Unidos
El deseo por tener placas especiales no solo se ve en los países más ricos de Oriente Medio. En Europa, en 2006, Mike McCoomb pagó 373.000 euros por la matrícula “M1″, para regalársela a su hijo de seis años, a pesar de que no podría conducir hasta muchos años.
Otro ejemplo fue el de Nabil Bishara, un empresario libanés que vivía en Londres, que pagó 398.000 euros por la patente “1D”. El objetivo era regalárselo con un Rolls-Royce a su esposa.
Otro caso fue el de Afzal Khan, fundador de la empresa Kahn Design, que en 2008 adquirió la placa “F1″ en 498.000 euros. La instaló en un Bugatti Veyron Super Sport. Una década más tarde, Khan puso a la venta esa matrícula con un precio base de 13,7 millones de euros, pero no se logró vender.
En el Reino Unido, otro país donde se puede personalizar patentes, el Saeed Abdul Ghaffar Khouri (quien mencionamos anteriormente como el antiguo récord) pagó 9,5 millones de euros para llevar el “1″ en su Rolls-Royce.
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