Split, Croacia: Una joya en la costa de Dalmacia
De clima privilegiado, entornos de ensueño y una ecléctica pero hermosa combinación de arquitectura, Split es una de esas ciudades costeras que enamora y encanta. Pasamos un día recorriendo sus hermosos parajes salpicados de la belleza del mar Adriático y esta es nuestra selección de imperdibles.
Palacio Diocleciano
El centro histórico de Split es bastante amable con los turistas, ya que permite hacer un recorrido a pie de prácticamente todo el lugar en menos de un día, con tiempo, incluso, para descansos y vitrineo de souvenirs. Ideal empezar con el Palacio Diocleciano, hoy patrimonio de la Unesco y mandado a construir por el emperador de Roma en el siglo IV d.C. para su retiro y disfrute, dejando lugar no solo para él y su familia, también para las Fuerzas Armadas y visitantes. Muchas de las atracciones de este día de tour se encuentran en este lugar, de más de 30 mil m2. Un ejemplo es la enorme estatua de Gregory de Ninfas, creada por el escultor croata Ivan Mestrovic, ubicada en la Puerta Dorada, usada solo por el emperador y su familia para ingresar al palacio. Se dice que al tocar el pie de esta estatua y pedir un deseo, este se hará realidad, por lo que se nota el desgaste en esa zona de esta gran obra cultural.
Déjame pasar
Muchas casas, hoteles y otras construcciones del centro histórico de Split se hicieron utilizando como base los muros del palacio, por lo que su arquitectura se fue adaptando a las diferentes oleadas invasoras. Romano, Renacentista, Veneciano y Persa son solo algunos de los estilos que se reconocen en sus ventanas, pilares y calles. Eso sí, uno de los puntos más llamativos de este tour es la calle más angosta del lugar, llamada “Déjame pasar” (Pusti me da prodjem), la cual se anota entre las más angostas de Europa y del mundo, con solo 57 cm de ancho, por lo que se debe esperar atentamente el turno para cruzarla. Está ubicada justo al lado del templo de Júpiter y antiguamente los jóvenes la utilizaban para conocer pareja o pasarse notas secretas.
Juego de Tronos
Al igual que otros sitios de Croacia, Split también aportó para la popular serie de televisión de HBO, específicamente con locaciones para Daenerys, madre de los dragones. El Fuerte de Klis, muy cerca de Split, fue utilizado como escenario para dar vida a Meeren y liberar a sus esclavos que, a partir de la cuarta temporada de la serie, comenzarían a dar poder a la rubia protagonista. El subterráneo del Palacio Diocleciano también fue utilizado para filmar algunas escenas de la serie, ya que fue el lugar elegido para que Daenerys encerrara a sus dragones por considerarlos un peligro momentáneo para su liderazgo. El Hotel Belvedere también es inmediatamente reconocible en la escenografía de la serie de fantasía, ya que en su anfiteatro se puede ubicar el lugar donde el príncipe Oberyn y La Montaña se batieron a duelo. Se puede acceder a tours específicos para recorrer cada lugar utilizado para la filmación, además de las variadas tiendas de souvenirs oficiales (y no tanto) de Juego de Tronos.
El Riva
Para quienes la arquitectura, historia o entretenimiento cinematográfico no son sus temas preferidos, el Riva es el lugar perfecto. Este paseo costero es especial para despejarse. Es recorrido tanto por los locales como por los turistas para vivir la verdadera experiencia de Split. Diversos restaurantes, cafés y tiendas se mezclan en el borde sur del Palacio Diocleciano (hacia el mar), en un paseo que comenzó a tomar forma hace dos siglos, cuando Napoleón gobernaba estas tierras a través del Marshal Marmont. La gente de Split concuerda en que este es uno de los lugares públicos más importantes para la vida social de la ciudad.
Catedral de Saint Domnius
Emplazada en el antiguo mausoleo imperial del Palacio Diocleciano, esta ancestral catedral se erige como una de las construcciones católicas más antiguas del mundo y data del siglo VII d.C. Sometida a renovaciones y mantenimientos constantes, es el segundo edificio más antiguo en uso como catedral. En su entrada todavía se aprecian las puertas originales talladas por el escultor y pintor Andrija Buvina alrededor del año 1220, y que muestran 14 escenas de la vida de Jesús, todo tallado a mano. Con una altura de 57 metros, su campanario es uno de los más altos de Europa. En el interior cuenta con una forma circular rodeada de cuatro semicírculos con lugar para el coro, los altares y todos los elementos litúrgicos, aunque en términos de tamaño no es mucho más grande que una iglesia de barrio.
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