A 60 años del asesinato de Malcolm X: biógrafos enjuician el legado del activista en tiempos de Trump
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Se espera que este viernes la familia de Malcolm X informe sobre la millonaria demanda que presentó en noviembre pasado contra la policía de Nueva York, el FBI y la CIA por su eventual rol en el asesinato del defensor de los derechos humanos y figura simbólica contra el racismo.
El 21 de febrero de 1965, unas 400 personas estaban reunidas en el salón de baile Audubon de Broadway, en Nueva York, en un acto de la Organización de la Unidad Afroamericana. Estaban allí para escuchar a Malcolm Little, más conocido como Malcolm X, un activista negro, musulmán, carismático, de 39 años, que defendía con vehemencia los derechos de su raza. Cuando eran cerca de las 14.30, sin embargo, se desató un alboroto y comenzaron a sonar los disparos. Mientras los asistentes se escabullían bajo las mesas, Malcolm X fue abatido frente a su esposa embarazada y cuatro de sus hijas.
Según la policía, Malcolm X recibió seis disparos en el pecho y uno en la barbilla. Tras el ataque fue trasladado inmediatamente a un hospital cercano. Los médicos trataron de reanimarlo, pero no había nada que hacer. Quince minutos después se dieron por vencidos. El portavoz del centro asistencial dio la noticia así: “La persona que conocen como Malcolm X ha muerto”. Su asesinato, que fue atribuido a miembros rivales de la Nación del Islam, un movimiento religioso islámico al que él había pertenecido, puso fin a la vida de un activista que en ocasiones ha sido nombrado a la par de Martin Luther King o Rosa Parks como figuras clave en la lucha por la igualdad negra en Estados Unidos.
Nacido en Nebraska en 1925, sus padres, Louise y Earl, eran seguidores del líder panafricanista Marcus Garvey, y estaban implicados en actividades de mejora de la vida de la comunidad negra. Este activismo le trajo muchos problemas a la familia Little. El Ku Klux Klan y otros grupos supremacistas blancos empezaron a amenazarlos. De hecho, su casa fue incendiada en 1929 cuando Malcolm apenas tenía cuatro años. Así que tuvieron que cambiar de domicilio y de estado varias veces, primero a Wisconsin y luego a Michigan, recuerda la National Geographic.
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Pero esto no fue todo. Cuando Malcolm tenía solo seis años, su padre murió tras ser atropellado por un tranvía. Las autoridades registraron la muerte como un accidente, pero todo indica a que fue un asesinato racista para castigar a la familia por sus ideas sobre el orgullo negro.
La muerte de Earl Little condenó a la familia a la miseria. Desesperada, Louise, su viuda, llegó a alimentar a sus hijos con dientes de león que recogía en la calle y cocinaba. Esta situación hizo estragos en su salud mental, y poco después tuvo que ser ingresada en un hospital psiquiátrico, donde permanecería por 26 años. Malcolm, con solo 12 años de edad, y sus seis hermanas y hermanos pasaron el resto de su infancia en casas de acogida o con familiares.
La cárcel y el giro inesperado
Pese a ser un estudiante brillante, cuando tenía unos 15 años abandonó la escuela secundaria. El motivo fue que cuando le comentó a uno de sus profesores, un hombre blanco, que de mayor quería ser abogado, este le contestó que aquella no era “una aspiración realista para un negro”, y que haría mejor en convertirse en carpintero.
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El joven y rebelde Malcolm dejó la casa de acogida donde vivía y se mudó a Boston con su medio hermana mayor. Pero un trabajo ferroviario le inculcó la afición por viajar y, a los 17 años, recaló en Nueva York. A los 21 años, y después de cometer una serie de robos a familias ricas blancas, fue detenido y condenado a entre ocho y 10 años de cárcel. Fue allí, entre rejas, donde la vida de aquel delincuente juvenil dio un giro inesperado.
Durante sus años en prisión Malcolm empezó a interesarse por las enseñanzas de Elijah Muhammad, el líder de Nación del Islam, un movimiento afroamericano que combinaba elementos del islam con ideas sobre el nacionalismo negro.
Tras ser liberado en 1952, Malcolm sustituyó su apellido Little por una “X”, que simbolizaba el apellido familiar que sus ancestros habían perdido al ser esclavizados, y que él nunca conocería. Así lo explicó él mismo: “Para mí, mi ‘X’ sustituyó al apellido del amo blanco, ‘Little’, que algún diablo de ojos azules impuso a mis antepasados”.
Gracias a Malcolm X, quien participó en programas de radio y televisión en nombre de la Nación del Islam y se dirigió a grandes audiencias, el número de miembros del movimiento pasó de 400 en 1952 a alcanzar los 40.000 adeptos en 1963, apunta la agencia Anadolu.
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Sin embargo, el hecho de que Malcolm tuviera tanta atención atrajo tanto a los medios de comunicación como a la administración estadounidense, y la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) empezó a perseguir a la organización.
Tras el descubrimiento de que Elijah Muhammad había estado en contacto con muchas mujeres en el movimiento, Malcolm X rompió los lazos con la Nación del Islam en 1964 y fundó la Asociación de la Mezquita Musulmana. Ese mismo año fue a La Meca, en Arabia Saudita, para cumplir con su peregrinación, donde se reunió con musulmanes blancos, y tras entablar amistad con muchos de ellos desarrolló muchas de sus nuevas ideas.
Así, Malcolm X abandonó el nacionalismo negro, decidió continuar su lucha no solo por los afroamericanos, sino también por los derechos de las personas de todas las razas y etnias para resolver el problema racial de la sociedad estadounidense. Comenzó a hablar sobre el potencial de la unidad racial, dejando atrás la etapa cuando exhortaba a los negros a reclamar “por cualquier medio necesario por el fin de las injusticias”. En ese período comenzó a usar el nombre El-Hajj Malik el-Shabazz.
Los miembros de la Nación del Islam, que ahora lo veían como un traidor, nunca perdonaron a Malcolm por irse de la organización. Hasta su amigo el boxeador Muhammad Ali cortó la relación. Desde su rompimiento con el grupo hasta su muerte lo desalojaron de la casa y le quemaron su último departamento en un ataque con bombas molotov.
Un asesinato rodeado aún de polémica
Seis décadas después, la muerte de Malcolm X continúa rodeada de misterio y polémica. Aunque Nación del Islam negó tener relación con el crimen, tras el atentado la policía detuvo a tres de sus miembros. Uno de ellos, conocido como Mujahid Abdul Halim, confesó en 1966 haber cometido el asesinato, pero declaró que los otros dos acusados -Muhammad A. Aziz y Khalil Islam- eran inocentes y que él conocía a los verdaderos asesinos, pero no los nombró. Aun así, los tres fueron declarados culpables de asesinato y encarcelados.
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Una década más tarde Halim nombró a otros cuatro hombres que, según él, participaron en el asesinato, todos ellos miembros de una mezquita de la Nación del Islam en Newark. Solo dio algunos nombres.
Según The New York Times, los expertos en el asesinato de Malcolm X creen que William Bradley, miembro de la mezquita de Newark que estuvo en prisión por cargos que incluían amenazar con matar a tres personas, fue el que disparó el primer tiro de escopeta. Halim identificó al hombre que portaba la escopeta como William X. Bradley negó cualquier implicación y murió en 2018.
En todo caso, las dudas sobre la culpabilidad de Aziz e Islam no desaparecieron nunca, y en 2021 fueron exonerados. Halim recibió la libertad condicional en 2010.
El caso no terminó allí. En noviembre de 2024 la familia de Malcolm X presentó una demanda de 100 millones de dólares contra el gobierno de Estados Unidos. Aseguran que la policía de Nueva York, el FBI y la CIA conocían y estaban involucrados en el complot de asesinato y no pudieron detenerlo.
Al respecto, Tamara Payne, coautora junto a su padre Les Payne -fallecido en 2018- del libro The Dead Are Arising: The Life of Malcolm X (“Los muertos están levantando: La vida de Malcolm X”), publicado en 2020 y ganador de un premio Pulitzer, comenta a La Tercera: “Este viernes 21 de febrero habrá una conferencia de prensa a cargo del equipo legal de la familia Shabazz. Brindarán las últimas novedades sobre la demanda en curso”.
“No se ha fijado una fecha para el juicio, así que imagino que el tribunal federal de Manhattan todavía está debatiendo cómo abordarlo. Dado que es una demanda masiva y de alto perfil que involucra a múltiples partes, es de esperar que haya un retraso”, agrega Patrick Parr, autor de Malcolm Before X (“Malcolm antes de X”), texto publicado en 2024.
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“No hay nuevos antecedentes que yo sepa... pero podría simplemente reducirse a si el FBI, la CIA o la Policía de Nueva York causaron directa o indirectamente el asesinato de Malcolm X. Por ejemplo, ¿William Bradley, el hombre que disparó la escopeta y mató a Malcolm, era un informante del FBI? ¿Cuánta culpa directa podemos atribuir a Gene Roberts -un agente encubierto de la policía de la ciudad de Nueva York que trabajaba como guardaespaldas del activista- por no proteger a Malcolm ese día? El hecho de que estemos discutiendo estos temas ahora, en 2025, significa que el juicio debe reabrirse”, comenta Parr a La Tercera.
Su legado en la actualidad
Respecto al legado de Malcolm X, Payne no duda en calificarlo como “uno de los estadounidenses más influyentes del siglo XX”. “Fue un líder valiente cuyo trabajo se centró en erradicar el falso sentimiento de inferioridad que padecían los negros en Estados Unidos (…) Después de realizar el Hajj -la peregrinación islámica anual a La Meca- y viajar por Medio Oriente, África y Europa, fue testigo de primera mano de la lucha mundial por la justicia. Sus creencias se ampliaron para abarcar la justicia social y la igualdad para todos. A través de sus palabras y acciones empoderó e inspiró a innumerables personas”, afirma.
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Parr, por su parte, destaca que ha estudiado la vida de Malcolm X “durante los últimos 10 años, y lo que he aprendido es que, antes de la prisión, era un alma perdida”. “En prisión tuvo la oportunidad de forjar su carácter y encontrar su voz. Este deseo de ser mejor, en un punto tan bajo de su vida, sigue inspirando a millones de estadounidenses”, sostiene. Y agrega: “Además, Malcolm nunca dejó de aprender. Quería comprender el mundo y crecer como individuo. Esta curiosidad insaciable por volverse de mente fuerte y no dejar que el sistema te derribe es, creo, una gran parte de su legado”.
En momentos en que el gobierno de Donald Trump exacerba la polarización en Estados Unidos, discriminando a las minorías y anulando las políticas de diversidad e inclusión, los biógrafos de Malcolm X destacan la figura del activista como fuente de inspiración para la sociedad norteamericana. “A medida que la opresión económica se profundiza para más estadounidenses, es posible que recurran a Malcolm X en busca de ideas, lenguaje y tácticas inspiradoras para combatirla. Malcolm X alentó a las personas oprimidas de todo el mundo a unirse y enfrentar las amenazas a sus derechos humanos y dignidad”, apunta Payne.
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“Malcolm probablemente compararía a Trump con los senadores demócratas del Sur de los años 60. Como sus prejuicios eran evidentes, Malcolm pensaba que era más fácil tratar con ellos”, comenta Parr. El también autor de The Seminarian: Martin Luther King Jr. Comes of Age (2018) añade: “Curiosamente, creo que si Trump conociera a Malcolm, pensaría que tienen algunas cosas en común. Ambos son/eran francos. Ambos tienen/tenían una falta de miedo compartida a poner a prueba el sistema, y ambos tienen una falta de confianza en el gobierno tal como está actualmente”.
Por último, Parr piensa que “Trump parece muy dispuesto a publicar los archivos del FBI sobre los asesinatos de Johnny F. Kennedy, Martin Luther King, Robert F. Kennedy y, con suerte, Malcolm. Debería ir un paso más allá y pedir que, antes de su publicación, sus archivos no sean censurados”. “La verdad sobre el asesinato de Malcolm sería mucho más transparente si todos sus archivos del FBI no fueran censurados. Finalmente se revelarían los nombres. ¿Y por qué no? Han pasado 60 años. Es hora de que la verdad salga a la luz”, concluye.
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