Aseguran que Brasil habría rechazado la incorporación de Venezuela y Nicaragua a los BRICS
Según la prensa local, el presidente Lula da Silva no habría dado su venia para el ingreso de Caracas y Managua al grupo de economías emergentes. En cambio, Cuba y Bolivia entraron en la “lista previa” de candidatos a socios de los BRICS. Por otro lado, el mandatario brasileño criticó duramente la guerra en Gaza, y si bien cuestionó la de Rusia y Ucrania, no fue tan vehemente.
Este miércoles continuó la 16ª Cumbre de los BRICS, en Kazán, Rusia, y un hecho puntual marcó la pauta, al menos para la región latinoamericana: la abierta oposición de Lula da Silva, el presidente de Brasil y una de las voces con más peso en el grupo calificado como de “economías emergentes”, al ingreso de Venezuela. Esto, mientras el mandatario de dicho país, Nicolás Maduro, hacía una sorpresiva y poco usual salida internacional al país liderado por Vladimir Putin.
Si bien desde el Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, esgrimieron argumentos de tipo técnico para justificar la postura, el hecho ratificó el quiebre de Lula con Maduro, enfrentados hace unas semanas debido a la cuestionada reticencia de Caracas en la entrega de las actas presidenciales. La ausencia de éstas, han alegado en Brasilia, no les permite reconocer a Maduro como el legítimo vencedor de las elecciones frente al ahora exiliado Edmundo González, quien actualmente reside en España.
No es la única lucha de Lula en los BRICS. El quiebre diplomático con Nicaragua y el sandinismo, encarnado en Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, también estaría llevando a que en el grupo de naciones se planteen dudas sobre si a Brasil no le irritará su inclusión, consignó el periódico brasileño O Globo.
La discusión se da en medio de la última cumbre de los BRICS, acrónimo formado por la unión de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y cuyo anfitrión es Vladimir Putin. En lo que ha sido catalogado como una demostración de que Moscú no está aislada internacionalmente, en medio de su invasión contra Ucrania, la instancia multilateral también ha dado pie a debates financieros, principal función de la agrupación.
Se trata de una reunión de jefes de Estado -22 en total de un total de 36 naciones- que, solo considerando a sus cinco principales socios, conforman el 45% de la población mundial y el 35% de la economía global.
Oposición de Lula
Si bien el mandatario brasileño no pudo asistir personalmente por motivos de salud a Kazán, ciudad rusa donde se realiza la cumbre entre el martes 22 y jueves 24 de octubre, sí dejó en claro su postura sobre el ingreso de otros países a los BRICS. Así lo dio a entender su delegado, el canciller Mauro Vieira, pero también su círculo de asesores en materia internacional.
Según O Globo, Venezuela y Nicaragua ya quedaron fuera de la lista que el ente debatirá para ver si los aceptan como “países socios”, luego de que Lula no diera su apoyo al ingreso de ninguno de los dos. En cambio, otras naciones latinoamericanas como Cuba y Bolivia sí formarán parte de la discusión que se espera ocurra antes de que culmine el evento.
A modo de contextualización, si bien son cuatro los miembros fundadores y cinco el bloque principal, los BRICS buscan ampliar su eje de influencia económica y política ante Occidente, sin necesariamente compartir el mismo pensamiento en cuestiones políticas y financieras. Así lo han dejado en claro en los últimos días, donde Rusia incluso propondrá un sistema financiero distinto a Swift, red financiera internacional que cortó el acceso a los bancos rusos en 2022, tras el inicio de su invasión a Ucrania.
Ejemplo de esto es que, en 2024, cuatro naciones se sumaron al bloque ampliado: Etiopía, Irán, Egipto y Emiratos Árabes Unidos. En esa lista también figuraba Argentina, pero tras la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada, en diciembre pasado, este retiró a la nación vecina de la alianza por razones ideológicas, mas no comerciales. A fin de cuentas, China y Brasil, ambos miembros fundadores de los BRICS, son dos de sus tres principales aliados económicos.
En ese marco, casi 30 países han mostrado su interés de integrarse a la alianza multilateral en calidad de “países socios”. La lista está compuesta, entre otros, por Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam.
Venezuela y Nicaragua estarían fuera de esa discusión. En un principio, así lo confirmó de manera extraoficial el lunes la comentarista de política de Globo News, Daniela Lima. “El posible veto a la entrada de Venezuela en los BRICS marcará una nueva etapa en el distanciamiento entre el líder del PT (Partido de los Trabajadores) y el heredero del chavismo, una relación que, según uno de los formuladores internacionales del (Palacio de) Planalto, ‘está en la nevera desde hace tiempo’”.
Posteriormente, el excanciller y actual asesor para asuntos internacionales del gobierno brasileño, Celso Amorim, dijo a CNN Brasil que “yo no defiendo la entrada de Venezuela. Creo que hay que ir despacio. No sirve de nada llenar (los BRICS) de países, de lo contrario pronto se creará un nuevo G-77″.
Amorim, que este lunes se reunió con Lula, planteó que el ingreso de miembros al ente “tiene que ser muy bien estudiado” dentro de un contexto mundial “polarizado y multipolar”. Para el asesor, “hay que tener una concepción estratégica de las admisiones. Recuerden que el mundo está viviendo guerras con el potencial de convertirse en guerras mundiales. Así que los criterios de admisión son más importantes que el propio país”.
El martes, en declaraciones a O Globo, volvió a confirmar la posición de Brasil frente a Venezuela, añadiendo que no se trata de un “juicio moral o político”.
“No me preocupa si Venezuela entra o no, no estamos haciendo un juicio moral o político sobre el país en sí. En los BRICS hay países que practican determinados tipos de régimen, y también otros tipos de régimen, la cuestión es si tienen capacidad, por su peso político y capacidad de relación, de contribuir a un mundo más pacífico”, planteó.
Sus dichos se enmarcan en una confrontación diplomática entre Brasil y Venezuela, luego de que Lula se negara a reconocer la victoria de Maduro, que no ha presentado las actas que respalden su supuesta reelección como mandatario. La más dura respuesta de Caracas llegó de la mano del fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, aliado de Maduro, quien acusó a Lula de ser “un agente de la CIA”, el servicio secreto de inteligencia del gobierno de Estados Unidos.
La acusación, informó el diario Folha de Sao Paulo, llevó a al Palacio de Planalto, sede del Ejecutivo brasileño, a un límite insospechado: Lula no asistiría a la investidura de Maduro en Caracas, el próximo 10 de enero.
El otro país vetado por Brasil, que a la luz de los eventos, aparece como una voz de peso dentro de los BRICS, es Nicaragua. La relación entre ambas naciones está muy deteriorada luego de que el gobierno nicaragüense decidiera expulsar al embajador brasileño, Breno Souza da Costa. Esto, aseguró Managua, porque la nación sudamericana no participó en el aniversario de la Revolución Sandinista.
O Globo señaló que con el país centroamericano “no hubo veto formal por parte de Brasil, pero según diplomáticos, los rusos saben que incluir a estos dos países (Venezuela y Nicaragua) no agradaría a Lula”, destacando el rol del mandatario en la instancia multilateral.
El discurso de Lula
Mediante una videollamada, el mandatario brasileño intervino durante cerca de siete minutos en la reunión presidencial de la Cumbre de los BRICS. Si bien se esperaba que viajara personalmente al evento, tuvo que cancelar la visita luego de que el pasado sábado 19 de octubre se cayera en el baño del Palacio de Alvorada, golpeándose la nuca y generando la posterior intervención médica que lo dejó con cinco puntos en la cabeza. Si bien la herida no fue considerada grave, su equipo de salud le recomendó no viajar tantas horas por precaución.
Es por eso que, desde una pantalla, el mandatario criticó duramente la guerra en Medio Oriente, enfocándose principalmente en lo que ocurre en Gaza. Y si bien tuvo palabras para la invasión de Rusia a Ucrania, con este primero como anfitrión de la cumbre, no fueron ni remotamente tan vehementes como lo que ocurrió con lo que ocurre al pueblo palestino.
Apelando a que es “crucial” iniciar un proceso de negociaciones de paz, dijo que Gaza era “el mayor cementerio del mundo para niños y mujeres”, y se limitó a calificar la guerra rusa como el “conflicto entre Ucrania y Rusia”.
“Como dijo el presidente (turco, Recep Tayyip) Erdogan en la Asamblea General de la ONU, Gaza se ha convertido en el mayor cementerio del mundo para niños y mujeres. Esta insensatez se está extendiendo ahora a Cisjordania y Líbano. Evitar una escalada y comenzar negociaciones de paz también es fundamental en el conflicto entre Ucrania y Rusia”, señaló.
Las palabras y la posición de Lula van en línea similar a la del primer ministro de India, Narendra Modi, quien, durante una reunión extraoficial con Vladimir Putin, le planteó que en su país creían “que las disputas solo deben resolverse pacíficamente. Apoyamos totalmente los esfuerzos para restaurar rápidamente la paz y la estabilidad”. Ambos líderes políticos, en distintos niveles, han recorrido la fina línea de no incomodar ni a Occidente ni a Putin durante los últimos meses.
Junto con la guerra, Lula también apuntó a que los BRICS son un “actor ineludible” en el cumplimiento de los objetivos globales del Acuerdo de París, refiriéndose a la crisis climática. Por otro lado, y siguiendo su postura política, habló de impulsar los impuestos a los superricos y a apurar la lucha contra el hambre.
En ese mismo apartado económico, y alineado con la postura económica de los BRICS de ser un contrapeso a Occidente, habló de generar una “moneda común” del bloque multilateral, en un esfuerzo por prescindir del dólar como un eje al interior de los países que conforman el grupo.
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