Autora del libro La gripe española, la pandemia de 1918-1919: “Mientras estaba en China, no pensábamos que el coronavirus podría afectarnos”
La investigadora Beatriz Echeverri Dávila dice que la pandemia de 1918 y la actual se asemejan en su contagiosidad, pero difieren en la incidencia de la mortalidad por edades.
Aunque se observó por primera vez el 4 de marzo de ese año, en Fort Riley, en el estado norteamericano de Kansas, a la pandemia de 1918 se le conoce como la gripe española. Algunos investigadores afirman que recibió ese nombre porque ocupó una mayor atención de la prensa en España que en el resto de Europa, ya que ese país no estaba involucrado en la Primera Guerra Mundial (se declaró neutral) y, por tanto, no censuró la información sobre la enfermedad.
Al principio, en España, se le llamó “la fiebre de los tres días”, atendiendo a la creencia, como en otros países, de que la gripe era una enfermedad leve. Las primeras noticias sobre la gripe aparecieron en la prensa local a fines de mayo de 1918. En una breve nota en la página 24, por ejemplo, el diario ABC destacó en su edición del 22 de mayo de ese año: “Los médicos han comprobado, en Madrid, la existencia de una epidemia de índole gripal, muy propagada, pero, por fortuna, de carácter leve”. Claramente, no imaginaban lo que se avecinaba. Se estima que en España la pandemia causó más de 200.000 muertes (1% de la población de entonces). A nivel global, se habla de hasta 40 millones de fallecidos.
Pese a ello, es “solo durante las últimas décadas que se ha producido un gran interés” por esa pandemia, afirma Beatriz Echeverri Dávila, autora del libro La gripe española: la pandemia de 1918-1919. En esta entrevista con La Tercera, la doctora en sociología de la U. Complutense de Madrid aborda los efectos sociales y demográficos de la gripe española y sus similitudes con la actual crisis del coronavirus.
Usted ha dicho que la gripe española, “mundialmente, fue una catástrofe rápidamente olvidada”. ¿Qué factores explican eso?
Tal vez porque coincidió con el final de esa guerra atroz. Sufrimiento y pérdida adicional a la de cuatro años de guerra. Tal vez es más fácil hacer una construcción social sobre héroes muertos que sobre víctimas de gripe. Durante y en los años posteriores se hicieron estudios médicos sobre los efectos de la pandemia. Pero no es sino en los años 70, en EE.UU., que comienzan a aparecer estudios, desde el punto de vista histórico, sobre la pandemia. Así, por ejemplo, murieron más soldados norteamericanos por gripe que por la guerra y los alemanes se quejaron de que una de las razones por las cuales fracasó su iniciativa en la primavera de 1918, fue el gran número de soldados enfermos. Otro factor es la rapidez como se consumió. La Peste Negra duró varios años, como también las guerras. Nunca murieron tantos en tan poco tiempo.
¿Qué similitudes ve entre la gripe española y el coronavirus?
Su contagiosidad. Tanto la una como la otra fueron causadas por un virus nuevo, ante el cual la población mundial no tiene inmunidad. La gran diferencia es la incidencia de la mortalidad por edades. Ahora morimos los viejos y los enfermos crónicos, en 1918 la mayor parte de los muertos en todo el mundo eran los jóvenes adultos de 20 a 40 años. En cuanto a la mortalidad, no podemos predecir. En la gripe española la tasa de letalidad osciló entre 2% y 3%. Claro que hubo grandes diferencias entre regiones. En Samoa, por ejemplo, fue de 20%.
¿Durante la gripe española hubo una reacción inicial de incredulidad? ¿En qué momento se tomó conciencia del riesgo?
Era una gripe, algo de lo que se tenía experiencias. Así que, durante la primera ola de la primavera, donde la infección no se diferenciaba de una gripe estacional, no fue motivo de pánico. Otra cosa fue la ola otoñal, cuando empezó a morir la gente en cantidades. Ahora, mientras (el coronavirus) estaba en China, no pensábamos que podría afectarnos.
¿Qué países fueron los más golpeados en términos demográficos por la gripe española?
Hubo pueblos en el Ártico y en la Polinesia que fueron arrasados. En España, el crecimiento vegetativo de la población fue de -4%, el mayor descenso comparado con la epidemia de cólera de 1885 o el de 1937, al comienzo de la Guerra Civil.
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