Biden cumple su primer año en la Casa Blanca como uno de los presidentes más impopulares de EE.UU.
Las encuestas de aprobación promedio del demócrata están en un bajo 42,4%, lejos del 53% con que inició su mandato. Entre sus predecesores modernos, solo a Donald Trump le fue peor en este punto de sus presidencias.
“Estoy cansado de estar callado”, expresó Joe Biden la semana pasada en un encendido discurso. El presidente de Estados Unidos se refería específicamente a sus muchas “conversaciones tranquilas”, pero infructuosas, tras bambalinas con los senadores, en un esfuerzo fallido por aprobar su legislación emblemática sobre los derechos de voto. Biden podría resumir así la exasperación de sus primeros 12 meses en la Oficina Oval.
Biden asumió el cargo el 20 de enero de 2021, a los 78 años, y se convirtió en el hombre de mayor edad en la presidencia de Estados Unidos, con desafíos increíbles por enfrentar. El Covid-19 estaba fuera de control, los partidarios de Donald Trump habían intentado anular las elecciones presidenciales apenas dos semanas antes, la economía estaba en estado de coma y los aliados de Washington en todo el mundo estaban tambaleándose por la conmoción causada por el exmandatario republicano, recuerda France Presse.
La respuesta del demócrata a todo eso, sin mencionar las tensiones explosivas sobre el racismo después de que una serie de afroamericanos fueran asesinados durante arrestos fallidos, fue prometer competencia, decencia a la antigua y unidad. “Toda mi alma está en esto. Reunir a Estados Unidos, unir a nuestra gente”, prometió Biden en su discurso inaugural.
En la víspera de su primer año en la Casa Blanca, el escenario no es de los mejores para Biden. Gran parte de su agenda interna está estancada en el Capitolio, obstaculizada por miembros de su propio partido. Una vez más, el virus está fuera de control: las infecciones diarias de Covid-19 se han disparado a niveles récord, hospitalizando a más estadounidenses que en cualquier momento anterior durante la pandemia. El mandato de la administración de vacunas o pruebas para grandes empleadores fue bloqueado por la mayoría conservadora de la Corte Suprema. La inflación está en un máximo de casi 40 años. Las conversaciones diplomáticas hasta ahora no han logrado sacar a Rusia del borde de la guerra con Ucrania, destaca el diario The Guardian.
Con un país cada vez más dividido y ante la probable pérdida del Congreso ante los republicanos en las elecciones de medio mandato de noviembre, la suerte de Biden a los 79 años parece haberse agotado. Y es que después de ganar más votos que cualquier candidato presidencial en la historia de Estados Unidos, el demócrata es ahora, solo 12 meses después, uno de los mandatarios más impopulares del país.
Las encuestas de aprobación promedio de Biden en el portal FiveThirtyEight están en un bajo 42,4%, cayendo desde el 53% con que inició su mandato. Incluso, una encuesta reciente de la Universidad Quinnipiac registró una aprobación inquietante del 33%, un índice que la Casa Blanca descartó como un caso atípico. Sin embargo, entre sus predecesores modernos, solo a Donald Trump le fue peor en este punto de sus presidencias, apunta el periódico británico.
Así lo destacó recientemente el columnista de The Washington Post Fareed Zakaria. En un artículo titulado “El enigma de la impopularidad de Joe Biden”, el también presentador de CNN afirmó que el bajo índice de aprobación de Biden no era en realidad culpa suya, sino que estaba “pagando el precio” por ser presidente en “tiempos complicados”. “Encuentro desconcertante la impopularidad del Presidente Biden. Está completando su primer año en la Casa Blanca con el extremo más bajo de los índices de aprobación del primer año de cualquier presidente electo en los tiempos modernos, con la excepción de Donald Trump. ¿Por qué?”, escribió.
“Cada vez que un presidente decepciona las expectativas, eso es un problema”, dijo Bill Galston, politólogo y miembro de la Brookings Institution, quien también se desempeñó como asesor de políticas de la Casa Blanca para el expresidente Bill Clinton. Galston dijo a The Guardian que la administración “no había hecho un buen trabajo al manejar las expectativas” en torno al Covid.
En julio, Biden estuvo a punto de declarar la “independencia” del virus, solo para demostrar que estaba equivocado con la llegada de la variante delta de rápida propagación. Ahora, en medio de una oleada provocada por la variante ómicron, el presidente y su equipo se están recalibrando. Biden admitió recientemente que era poco probable erradicar el virus, pero que sí era posible “controlarlo”.
Al respecto, Zakaria sugirió que la caída masiva del índice de aprobación de Biden desde el comienzo de su presidencia hasta ahora se debió a su “falta de capital político”, pero también a otros factores, como la caótica retirada de las fuerzas estadounidenses de Afganistán, el surgimiento de la variante delta del coronavirus y el aumento masivo de la inflación.
“El mejor resumen de la situación actual sería ‘es complicado’”, escribió el columnista, aparentemente excusando el desempeño del demócrata al sugerir que los estadounidenses estaban molestos porque EE.UU. “ya no era la única superpotencia”, así como por los “enormes atascos y contratiempos” que surgieron al reiniciar la economía global luego de los confinamientos inducidos por la pandemia. “La forma en que salimos de Afganistán golpeó la imagen general de experiencia y competencia del presidente, lo que tuvo un efecto persistente”, agregó Galston.
Y las elecciones de medio mandato en noviembre parecen complicar más la situación para Biden. The Guardian recuerda que históricamente los votantes tienden a castigar al partido del presidente en las primeras elecciones intermedias después de que una nueva administración asume el poder. Pero las derrotas tienden a ser más pronunciadas cuando un presidente es impopular. Según las encuestas de Gallup, los mandatarios con índices de aprobación de su gestión por debajo del 50 % han visto a sus partidos perder un promedio de 37 escaños en la Cámara de Representantes durante las elecciones de mitad de mandato.
Consciente del riesgo que implican esos comicios, Biden y los demócratas han intentado introducir en el Senado una ley de defensa del derecho a votar, pero se han topado con la oposición unánime de los republicanos. El mandatario tildó el lunes la posición republicana como “un verdadero ataque a nuestra democracia, desde la insurrección del 6 de enero hasta la ola de leyes antivotación aprobadas por republicanos en varios estados”.
El Senado de Estados Unidos inició ayer el debate de leyes destinadas a una reforma electoral que, según el gobierno demócrata, busca proteger a la democracia de amenazas impuestas por estados republicanos que aprueban normas que restringen el derecho al voto de las minorías. Sin embargo, apunta France Presse, la reforma electoral luce destinada al fracaso.
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