Bolivia: El voto decisivo de Santa Cruz
El departamento concentra el 26% del padrón electoral y es desde donde surgió el movimiento pititas, que exigió la renuncia de Evo Morales en 2019. Además, es el hogar del candidato Luis Fernando Camacho, tercer lugar en sondeos.
A cuatro días de las elecciones generales en Bolivia, dos candidaturas dieron un paso al costado y la batalla electoral se concentra entre Luis Arce del Movimiento Al Socialismo (MAS) y Carlos Mesa de Comunidad Ciudadana (CC), pero el departamento de Santa Cruz -que tiene un 26,8% del padrón electoral y es la segunda zona con mayor votos después de La Paz- es el único en que lidera Luis Fernando Camacho. Los partidos intentan aglutinar el voto para frenar al MAS, pero la división en el voto cruceño podría ahondar más las divisiones políticas ante una histórica votación.
Esta semana el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga anunció la renuncia a su postulación mediante un video tras señalar que “no tiene la posibilidad” de ganar en primera vuelta. Un día después, Acción Democrática Nacionalista informó al Tribunal Supremo Electoral (TSE) la declinación de la candidatura presentada por María de la Cruz Bayá y el partido demócratas instó a los bolivianos a votar por Carlos Mesa “para evitar el retorno del MAS”.
Así, las piezas políticas han debido acomodarse a los escenarios políticos, especialmente tras la salida de la papeleta de la mandataria interina, Jeanine Áñez. Por esto, no es sorpresa que el martes tanto el MAS como CC realizaron los últimos actos de cierre en Santa Cruz, denominada la cuna de las movilizaciones contra Evo Morales que determinaron la renuncia y posterior exilio del mandatario tras 14 años en el poder, y que logró posicionar a Camacho de la alianza Creemos, como uno de los principales rostros de oposición al evismo.
El departamento cruceño no solo es eje de la campaña por ser desde donde surgen tres candidatos a las elecciones -Camacho; el compañero de fórmula de Mesa, Gustavo Pedraza; y el pastor evangélico coreano, Chi Hyun Chung, sino también porque es la zona más rica y poblada de Bolivia que produce más del 70% de los alimentos del país y entrega el 30% del Producto Interno Bruto (PIB), una zona clave para la gobernabilidad.
Además, es el origen de los pititas, el movimiento de clases medias bolivianas -bautizado así porque bloqueaban las calles con cuerdas delgadas homónimas- que primero protestó para evitar la cuarta candidatura del exjefe de Estado y luego se movilizó durante 21 días en noviembre acusando fraude.
El último sondeo de intención de voto de Mercados y Muestras sostiene que en la recta final las cartas presidenciales mejor posicionadas -Arce y Mesa empatados en un 27% y Camacho un 14%- tienen sus bastiones definidos y es donde alcanzan un 40% de respaldo.
Así, Arce, exministro de Economía, es el favorito en Cochabamba con un 44% -en los comicios anulados de octubre pasado, el expresidente Evo Morales obtuvo un 57%-, también es primer lugar en La Paz y Pando, mientras el exmandatario Mesa alcanza su mayor apoyo en Chuquisaca con un 45% también lidera en Oruro, Potosí, Tarija y Beni. Finalmente, en su tierra Camacho alcanza un 44% de apoyo.
Los ansiados votos cruceños serán definitorios el domingo. Según el diario Página Siete, por mandato de cabildos ciudadanos en 2019 los ciudadanos de este departamento se inclinaron por un “voto castigo” a Morales y respaldaron a Mesa con un 46%. Sin embargo, ahora la opción “antiMAS” beneficia a Camacho, pero esto no se replicaría a nivel nacional, por lo que el voto de Santa Cruz podría impulsar una segunda vuelta en la que se desconoce si el candidato de Creemos respaldaría al expresidente o terminar por beneficiar al MAS.
La presión seguirá sobre los hombros de Camacho, que se opone a bajar su candidatura y la de su compañero el líder de Potosí, Marco Pumari acusando que son parte de “una nueva política” y que las encuestas no evidencian el sentir de los bolivianos ya que lograrán entrar a un balotaje junto a Mesa. Los sondeos estiman una jornada electoral de “infarto” en el que cada voto es clave ante el ajustado margen entre los dos primeros lugares que deben asegurar un 50% de los votos o un 40% más una distancia de 10 puntos con su competidor y más aún a horas que Áñez se adhiera a alguna candidatura.
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