Caso sin precedentes en Perú: activista recibió la eutanasia tras histórico fallo de la Corte Suprema
Ana Estrada, una mujer de 47 años, que dedicó gran parte de su vida a la lucha en favor de la muerte asistida, murió el pasado domingo luego de que médicos procedieron a realizar el “plan y protocolo de muerte digna”. La sicóloga de profesión había ganado hace dos años un juicio que inició en el 2016 para acceder a la eutanasia que era ilegal en ese país.
La activista peruana Ana Estrada recibió la eutanasia tras una larga batalla judicial que terminó con un histórico fallo de la Corte Suprema de ese país para reconocer el derecho a tener un fallecimiento asistido.
Estrada, de 47 años, que dedicó gran parte de su vida a la lucha en favor de la muerte asistida o eutanasia, sufría desde los 12 años de polimiositis, una enfermedad degenerativa e incurable que debilita los músculos. Ella vivió gran parte de su vida en condiciones de salud extremadamente difíciles, lo que la llevó a estar postrada en cama, conectada a un respirador mecánico y dependiente de otros para casi todas sus actividades diarias.
Psicóloga de profesión, la mujer murió el pasado domingo luego de que médicos del seguro estatal de salud EsSalud procedieron a realizar el “plan y protocolo de muerte digna”, elaborado luego de que Estrada ganara hace dos años un juicio que inició en el 2016 para acceder a la eutanasia que era ilegal en Perú.
Ana Estrada se acogió al procedimiento médico de eutanasia, en el marco de la sentencia a su favor emitida el 23 de febrero de 2021 y ratificada por la Corte Suprema el 14 y 27 de julio de 2022, según explicó en un comunicado su abogada Josefina Miro Quesada, quien la acompañó en la batalla legal para alcanzar el fallo, según reporta el diario ‘La República’.
“Ana partió agradecida con todas las personas que hicieron eco de su voz, que la acompañaron en su lucha y que de manera incondicional apoyaron su decisión con amor”, dijo la abogada en la red social X.
Lo ocurrido con la activista peruana genera un importante precedente en ese país, donde otras personas también aguardan recurrir a la eutanasia ante sus insalvables problemas de salud.
Legado
“El caso de Ana permitió que la justicia peruana reconociera por primera vez en su historia que todos tenemos derecho a morir con dignidad”, se lee en el documento de Miro Quesada, agregando que “el legado de Ana vivirá en la mente y el corazón de muchas personas y en la historia de nuestro país”.
En una entrevista con Reuters en 2022, luego del histórico fallo judicial, Estrada afirmó que esperaba que su caso sentara un precedente en Perú, ya que buscaba de poner fin a una enfermedad que atacaba a su salud de forma progresiva.
“Va llegar en un momento que ya no pueda ni siquiera poder escribir, o poder manifestarme”, señaló en esa oportunidad. “Mi cuerpo falla, pero mi mente y mi espíritu están felices. Quiero que el ultimo momento de mi vida siga siendo así, en libertad, con paz, tranquilidad y con autonomía”, había afirmado.
La sentencia en Perú sobre la eutanasia ordena no aplicar el código penal del país, que castiga con cárcel a una persona que ayuda a morir a otra. En este caso libra de responsabilidad a los médicos que eventualmente ayudaron a terminar la vida de Estrada.
La eutanasia no es permitida en muchos países y en Perú, donde la mayoría es católica, muchos conservadores se oponen fuertemente a esta práctica. En Latinoamérica, Colombia permiten el procedimiento bajo ciertas condiciones, y en los últimos meses Cuba y Ecuador abrieron la puerta legal también al procedimiento.
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