Chavismo se instala en la Asamblea Nacional de Venezuela, mientras Guaidó intenta mantener un congreso paralelo

Maduro
El Presidente Nicolás Maduro, acompañado de Diosdado Cabello en un acto en 2018. Foto: AFP

La legislativas de diciembre -que registraron una abstención que rozó el 70% en medio de llamados de Guaidó y sus aliados de no participar- tampoco fueron reconocidas por Washington y la Unión Europea, al considerar que no ofrecían garantías suficientes para la participación de la oposición.


Un nuevo Parlamento con amplio control del chavismo se instala este martes en Venezuela, tras unas elecciones boicoteadas por la oposición liderada por Juan Guaidó, que con respaldo internacional intentará mantener un congreso paralelo con la dirigencia saliente.

El gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus aliados ocuparán 256 de los 277 escaños de la unicameral Asamblea Nacional, que los últimos cinco años fue el único poder en manos de la oposición.

“Se acabó esa Asamblea Nacional fracasada. Empieza un nuevo ciclo en la historia de Venezuela, empieza una nueva etapa”, dijo el Presidente Nicolás Maduro el lunes durante una reunión con parlamentarios oficialistas, que fue transmitida por la televisión estatal.

Maduro recuperó el control del congreso en los comicios del pasado 6 de diciembre, tildados de “fraude” por el grueso de la oposición, encabezada por Guaidó, que como jefe parlamentario reclamó en enero de 2019 la presidencia encargada de Venezuela con reconocimiento de medio centenar de países, entre ellos Estados Unidos.

La legislativas de diciembre -que registraron una abstención que rozó el 70% en medio de llamados de Guaidó y sus aliados de no participar- tampoco fueron reconocidas por Washington y la Unión Europea, al considerar que no ofrecían garantías suficientes para la participación de la oposición.

Cuestionamientos al margen, de facto, el acto de instalación del ciclo legislativo 2021-2026 pondrá fin al quinquenio de mando opositor, tras su arrollador triunfo en las elecciones de 2015.

Ese Parlamento fue neutralizado por el oficialista Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que consideró nulas todas sus decisiones tras declararlo en desacato poco después de instalado.

Y terminó sustituido en la práctica por una Asamblea Constituyente 100% chavista que se instaló en 2017 y que después de que el PSUV ganara las últimas legislativas decidió levantar sus funciones.

El presidente de la disuelta Constituyente, el poderoso dirigente oficialista Diosdado Cabello, difundió en Twitter una imagen del salón de sesiones acondicionado para el martes. El número de curules aumentó de 167 a 277.

Cabello será jefe de la fracción parlamentaria del gobierno, mientras que el exministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, tiene previsto asumir la presidencia del Legislativo.

“No es un capricho”

Guaidó se juramentó presidente interino de Venezuela después de que la mayoría opositora del parlamento declarara “usurpador” a Maduro, acusándole de haber sido reelecto fraudulentamente en 2018.

Ahora, alegando que las parlamentarias de 2020 fueron inválidas, los legisladores que le siguen aprobaron el 26 de diciembre (con el voto salvado del tradicional partido Acción Democrática, del exjefe parlamentario Henry Ramos Allup) la “continuidad” de la vieja Asamblea Nacional opositora mientras no se realicen elecciones presidenciales y legislativas “libres, justas y verificables”.

Cuatro días después el TSJ la anuló.

“La continuidad constitucional del Parlamento no es un capricho, es un deber (...) al no haber existido una elección”, justificó Guaidó en un video que divulgó en redes sociales.

Para el analista Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis, esa tesis “no tiene aceptación universal” por no estar expresamente en la Constitución.

“Lo relevante es si sirve o no para mantener articulación interna y soporte internacional” a Guaidó, subraya.

“Se acaba la era Trump”

El fin del parlamento opositor en Venezuela coincide con el ocaso de la presidencia estadounidense de Donald Trump, principal aliado de Guaidó. Bajo su administración, la Casa Blanca impuso sanciones financieras a Venezuela y su estatal petrolera PDVSA para intentar desplazar del poder a Maduro, al que el magnate republicano tacha de “dictador”.

Ya Maduro ha hecho varios llamados a diálogo dirigidos al sucesor de Trump, el demócrata Joe Biden, que llega el 20 de enero a la Casa Blanca.

“Una parte importante de la oposición ha adoptado la visión extremista impuesta desde Washington en esta era Trump (...). Se acaba la era Trump y vamos a ver cómo reacciona esa parte de la oposición”, manifestó el mandatario en una reciente entrevista transmitida por la cadena de televisión Telesur.

Por lo pronto, entre amenazas de cárcel contra Guaidó y los diputados que impulsan la idea de la “continuidad” del Parlamento, Maduro prometió mano dura: “No me temblará el pulso”.

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