¿Por qué en Colombia nunca gana la izquierda?
El izquierdista Gustavo Petro tiene posibilidades de pasar al balotaje junto al uribista Iván Duque. El gobierno con la mayor agenda social que ha tenido el país, sin llegar a ser de izquierdas, fue el del liberal Alfonso López Pumarejo, en los años 30.
Que la campaña de cara a las elecciones presidenciales del domingo en Colombia ha sido especial, no lo duda nadie. Los ciudadanos podrán, después de 54 años, elegir a su líder sin la influencia en las selvas de la guerrilla de las FARC, ya desmovilizadas, y que no presentan candidato. Pero no es la única novedad. El ex alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, se ha propuesto convertirse en el primer Presidente de izquierda de la historia de Colombia. Casi la totalidad de las encuestas colocan al también ex guerrillero -perteneció al M19, desmovilizado en los 90- en la segunda vuelta de las presidenciales, por detrás del abanderado uribista, Iván Duque.
"Hoy tenemos, en cinco siglos, la oportunidad más cercana en la historia de Colombia de que una persona ajena completamente a quienes siempre han manejado el país, pueda ganar. Si no me matan", dijo hace unas semanas Petro en una entrevista con la revista Newsweek. Así, cree posible superar la animadversión que se ha tenido hasta ahora a los candidatos progresistas en el país cafetero.
La mayoría de expertos cree que el gobierno con la mayor agenda social que ha tenido el país, sin llegar a ser de izquierda, fue el del liberal Alfonso López Pumarejo, en los años 30, que incluso llegó a plantear una reforma agraria.
"Lo que no permitió, después, que un Presidente fuera electo por un partido de izquierda como tal, tiene que ver con la fortaleza de los dos partidos históricos, liberal y conservador, hasta la segunda mitad del Siglo XX", comenta Yann Basset, politólogo de la Universidad del Rosario.
El Frente Nacional, que supuso 'de facto' el 'turismo' entre las dos formaciones desde 1958 hasta 1974, cerró el sistema a la izquierda. "Un rasgo muy particular del sistema político colombiano es el centroderechismo, pero además tremendamente oligárquico", explica Andrés Dávila, analista de la Universidad de los Andes.
Tampoco ayudó la existencia de varias guerrillas comunistas en las regiones más recónditas del país. "Los electores veían en la izquierda, justa o injustamente, a amigos de la guerrilla que mataba, secuestraba y narcotraficaba", comenta Mauricio Vargas, columnista del diario El Tiempo de Bogotá. Ese estigma parece haberse roto ahora tras el desarme de las FARC y su entrada en la política.
Cuando el Frente Nacional se agotó, llegó el narcotráfico, el paramilitarismo, y una gran violencia contra los líderes y militantes de partidos de izquierda.
En el país todavía se recuerda con estupor el genocidio contra el partido Unión Patriótica, una agrupación surgida de una fallida negociación de paz anterior con las FARC.
Magnicidios
Tres candidatos presidenciales, ocho congresistas, 13 diputados, 11 alcaldes, 70 concejales y alrededor de cinco millares de militantes de base de la formación izquierdista fueron eliminados durante la década del 80 y principios en los 90, muchas veces en complicidad con el Estado, apunta el analista Basset.
Colombia es un país de sonados magnicidios de líderes afines al progresismo. El propio Petro reivindicó en su cierre de campaña -reunió a 55.000 personas en Bogotá esta semana- los discursos de Jorge Elíecer Gaitán, asesinado a balazos en 1948, Luis Carlos Galán, acribillado en 1989 por encargo del Cartel de Medellín, y de Carlos Pizarro, ex líder del M19 baleado en 1990.
Otro problema histórico para la izquierda colombiana -aunque no es endémico, sino internacional- es su excesivo fraccionalismo. "Le sigue siendo bien complicado organizarse en una fuerza política única. En primer lugar, porque la política desde la izquierda conlleva una buena dosis de conflictos doctrinales que se prestan mucho a la división, pero también porque no ha tenido una experiencia de gobierno que le sirva como referencia y elemento cohesionador", cree Basset.
Esa fragmentación perdura hasta hoy. Al menos tres formaciones de izquierda radical o centroizquierda se reparten ese espectro ideológico en el Congreso. Y podrían añadirse diputados de al menos dos partidos más.
Petro ni siquiera es el único candidato izquierdista con opciones de pasar a segunda vuelta. El ex alcalde de Medellín, Sergio Fajardo, más moderado, pero de agenda progresista, es tercero en las encuestas, a unos 15 puntos de distancia con el exguerrillero.
El Polo Democrático, la mayor formación izquierdista en Colombia, está dividido. Sus líderes apoyan a Fajardo, pero parte importante de su base, y algunos importantes congresistas, están con Petro, que militó en el partido hasta 2012.
La izquierda, por otro lado, ha logrado recientemente unirse para ganar varios gobiernos locales. En algunos casos fueron exitosos, pero en otros erráticos o incluso directamente corruptos.
De infausto recuerdo es para muchos votantes el paso de Samuel Moreno (ex Polo Democrático) por la alcaldía de Bogotá entre 2008 y 2011, un período recordado por la corrupción en la contratación pública.
A todos los problemas que tradicionalmente ha arrastrado la izquierda en Colombia, se le suma ahora el fantasma del 'castrochavismo'. Colombia ha recibido a cientos de miles de migrantes venezolanos en los últimos años debido a la crisis social y económica en el país vecino.
El 59% de los colombianos temen que su país se convierta en la nueva Venezuela, según una encuesta reciente. En algunos sondeos esa preocupación supera a la que levantan la violencia o el narcotráfico.
Fajardo se ha desmarcado completamente del gobierno de Nicolás Maduro, mientras que Petro dijo recientemente que Hugo Chávez no le parecía un dictador, pero Maduro sí. De acuerdo con los analistas, si Petro o Fajardo logran pasar a la segunda vuelta, el próximo 17 de junio, ya habrán hecho historia en Colombia.
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