Comienza en España el primer juicio por escándalo de abusos en escuela Marista
El acusado es un profesor de educación física que ejerció durante tres décadas y fue denunciado por 17 exalumnos, pero solo deberá responder por las acusaciones de cuatro de ellos dado que el resto están prescritos.
En medio de un goteo de denuncias por abusos en la Iglesa española, uno de los casos más estruendosos empezó a juzgarse este lunes en Barcelona contra un profesor de las escuelas Maristas.
El acusado Joaquín Benítez, para quien la fiscalía reclama 22 años de cárcel, entró con un pasamontañas cubriéndose el rostro a la Audiencia de Barcelona donde poco antes de las 11.00 GMT empezó el juicio que debe alargarse hasta el miércoles.
Profesor de educación física durante tres décadas en una escuela Marista de Barcelona, Benítez fue denunciado por 17 exalumnos pero solo deberá responder por las acusaciones de cuatro de ellos, dado que el resto estaban prescritas.
Las víctimas deben ser las primeras en declarar, a puerta cerrada, y se espera que describan el historial de abusos recogidos en la acusación: tocamientos, masturbaciones, felaciones e incluso relaciones sexuales.
La declaración de Benítez está programada para el martes, aunque podría avanzarse.
"Esperamos que se haga justicia, aunque la justicia no va a reparar el daño que se ha hecho a las víctimas", aseguró antes del juicio Manuel Barbero, el padre de uno de los alumnos que destapó el caso.
Su revelación generó un torrente de acusaciones en tres escuelas Maristas de Barcelona: 43 denuncias contra una docena de profesores de los que solo Benítez y otro monitor de comedor fueron perseguidos por la justicia porque el resto estaban prescritos.
También debe declarar como testigo un dirigente de la fundación de los Maristas que solo serán responsables civiles subsidiarios en este proceso aunque las víctimas los acusan de haber encubierto los abusos.
Esta congregación católica se vio envuelta en 2017 en el gran escándalo de abusos y presunta ocultación en Chile, con decenas de causas abiertas en la justicia que allanó varias dependencias eclesiásticas.
El caso sumió a la Iglesia del país en la peor crisis de su historia y forzó la renuncia de 34 obispos chilenos.
La repercusión en España fue menor pero abrió la puerta a un goteo de revelaciones de presuntos abusos a menores - la mayoría prescritos - que ha llevado a la Iglesia española a pedir perdón y modificar sus protocolos de actuación ante estos casos.
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