Cómo es el pacto hídrico que tiene a México y Estados Unidos sumidos en una “guerra del agua”

Vista del Río Grande, el cuarto río más largo de EE.UU., ubicado en el Valle Sur de Albuquerque, Nuevo México, donde se secó por primera vez en 40 años en agosto de 2022, debido a la peor megasequía en 1.200 años atribuida al calentamiento global. Foto: Reuters

En paralelo a la crisis migratoria, la frontera entre ambos países los tiene divididos en función de un antiguo tratado de aguas que supuestamente no habría sido respetado por México, y ha tenido en sequía extrema a los pueblos estadounidenses más sureños.


Una disputa legal por el agua que está siendo arrastrada hace años por Estados Unidos y México, recientemente ha cobrado fuerza debido a que las comunidades más al sur de Texas, que dependen del río Grande -compartido por ambos países- han denunciado que viven en una sequía extrema. Frente a ello, los legisladores texanos han exigido al gobierno mexicano que comparta el agua o enfrente recortes en la ayuda estadounidense.

Una vista de dron muestra el muro fronterizo de EE.UU. mientras migrantes, separados por una valla con alambre de púas, se reúnen a lo largo de la orilla del río Grande esperando entregarse a las autoridades en El Paso, Texas, el 23 de marzo de 2024. Foto: Reuters

En esencia, lo que sucede es que, de acuerdo con el Tratado de Aguas de 1944, que regula la distribución de las aguas de los ríos Grande (conocido como río Bravo en México), Tijuana y Colorado desde Fort Quitman, Texas, hasta el golfo de México, ambos países comparten las aguas del río Colorado y del río Grande. Sin embargo, debido a la grave sequía y a las altas temperaturas, México se ha retrasado mucho en el suministro de agua a Estados Unidos.

Específicamente, el tratado establece que México está obligado a entregar 2,16 kilómetros cúbicos de agua de su parte del río Bravo a Estados Unidos en un ciclo de cinco años. El agua se almacena en las presas Falcón y Amistad, que se encuentran en la frontera que comparten los dos países. Por su parte, EE.UU. debe enviar a México 1.900 kilómetros cúbicos de agua al año desde el río Colorado.

Dos niños cargan agua potable recogida en uno de los tanques dispuestos por Médicos Sin Fronteras en el campamento informal de personas migrantes al borde del río Bravo que separa a Matamoros, Tamaulipas, de Brownsville, Texas. Foto: Archivo/Médicos sin Fronteras

Pero México lleva décadas resistiéndose al suministro de agua a Estados Unidos desde sus embalses en la cuenca del río Bravo mientras enfrenta sus propias presiones de sequía sobre cultivos valiosos y sedientos destinados a la venta al otro lado de la frontera, y esto ha desencadenado un conflicto diplomático cada vez más profundo. “Se avecina una guerra por el agua entre México y Estados Unidos. Ninguno la ganará”, escribió este lunes CNN.

Sólo hemos recibido un año de agua y ya estamos en el cuarto año”, dijo a CNN María Elena Giner, comisionada estadounidense de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), el organismo binacional que supervisa el tratado. Este año, México ha enviado sólo alrededor del 30% de sus entregas esperadas, la cantidad más baja en este momento de cualquier ciclo de cuatro o cinco años desde 1992, según datos de la CILA. El ciclo actual termina en octubre de 2025.

El problema con estos retrasos tiene estrecha relación con la megasequía que afecta a los caudales de la zona y que ha sido la más grave en 30 años, argumentan desde el lado mexicano del río Bravo. Manuel Morales, secretario de la sección mexicana de la CILA, dijo que el país está trabajando para cumplir con sus compromisos, pero que la escasez de agua se debe al cambio climático y el tratado permite más tiempo para entregar agua en caso de sequía extraordinaria.

La gente llena baldes con agua de un camión cisterna en el barrio de Azcapotzalco en Ciudad de México, el 26 de enero 2024. Foto: Reuters

La autoridad nacional del agua de México, Conagua, ha dicho que la sequía severa ha empeorado y que el país enfrenta las peores condiciones desde 2011. El agua se ha convertido en un tema cada vez más espinoso, con el temor de que las ciudades -incluida Ciudad de México- puedan precipitarse hacia un “día cero”, en el que el agua se agote. Incluso, algunos residentes han protestado en la capital mexicana después de pasar semanas sin agua corriente.

La sequía afecta a casi el 90% de los mexicanos, según datos del Monitor de Sequía de América del Norte (NADM), pero la situación es especialmente grave en el norte del país. Todo el estado de Chihuahua está en sequía desde febrero, y los datos de finales de mayo muestran que casi el 40% está en “sequía excepcional”, la denominación más grave. “El impacto se refleja en los niveles muy bajos de muchas de las presas del norte de México e incluso en los niveles de las aguas subterráneas”, explicó a CNN Víctor Magaña Rueda, climatólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Durante las primeras décadas del tratado, todo fue bien. Pero a partir de principios de los 90, “algo cambió”, dijo la comisionada Giner. Llegaba menos agua al río. El pacto de aguas entre los dos países calculó la disponibilidad de agua basándose en datos de la primera mitad del siglo XX. Preveía sequías a corto plazo, pero no megasequías plurianuales.

Pescadores navegan en una embarcación en la presa Luis L. León "El Granero" afectada por la sequía en el municipio de Aldama, en el estado de Chihuahua, México, el 3 de agosto de 2022. Foto: Reuters

Por el lado estadounidense, el problema reside en que la sequía transfronteriza deshidrató al principal motor de la economía texana: la industria azucarera. La falta de agua provocó el cierre de la única empresa azucarera estatal en febrero de este año, tras 50 años funcionando. En su época peak, la azucarera empleaba a más de 500 trabajadores a tiempo completo y temporales.

“Durante más de 30 años, los agricultores del sur de Texas han luchado contra el incumplimiento por parte de México de las disposiciones del tratado de aguas de 1944″, acusaron los propietarios de la empresa Rio Grande Valley Sugar Growers en un comunicado de prensa en el que anunciaban el cierre. Adicionalmente, la fábrica cesó sus funciones en momentos de escasez de suministros en Estados Unidos y altos precios del edulcorante.

Al suroeste de EE.UU., el condado de Hidalgo tuvo que extender una declaración de desastre por sequía en abril, según información de The Texas Tribune. Y al menos una ciudad estadounidense fronteriza enfrenta la perspectiva de detener nuevas construcciones, al menos temporalmente, por falta de agua, indica The Washington Post.

La representante Monica De La Cruz y los senadores Ted Cruz y John Cornyn -todos republicanos por Texas- se reunieron con el secretario de Estado, Antony Blinken, el pasado 11 de abril para pedirle al Departamento de Estado que hiciera más para hacer cumplir el tratado. Los legisladores afirmaron que las entregas inconsistentes desde México han exacerbado la escasez de agua que afecta a los agricultores del sur de Texas.

Los agricultores y ganaderos de todo el sur de Texas siguen bajo continua presión financiera y podrían sufrir un destino similar al de la industria azucarera, si México continúa reteniendo agua”, escribieron los legisladores en una carta a los encargados de los fondos de la Cámara y el Senado. “Esta agua está afectando no sólo a los agricultores, sino también al empleo de los ciudadanos dentro de nuestra comunidad”, señaló a Reuters la misma representante.

En la reunión con los legisladores, Blinken se comprometió a hablar con funcionarios mexicanos sobre el tema, según dijeron a la agencia de noticias dos fuentes familiarizadas con el asunto. Y un portavoz del Departamento de Estado dijo que el órgano está siguiendo de cerca la escasez de agua y ha instado a México a firmar un acuerdo de agua revisado.

Blinken también le dijo a la representante De La Cruz que México había estado concentrado en su elección presidencial, según la prensa texana. Desde entonces, se celebraron los comicios y Claudia Sheinbaum se convirtió en la primera mujer presidenta en la historia de México. “Sintieron que habría que esperar hasta después de las elecciones antes de que se pudieran entablar conversaciones reales con respecto al cumplimiento del tratado de agua de 1944″, afirmó De La Cruz a la cadena de radio Texas Farm Bureau el viernes pasado.

“Lamentablemente, no hemos tenido ningún tipo de respuesta del secretario de Estado sobre este tratado y el cumplimiento de México ante el déficit hídrico”, añadió De La Cruz, según información de Texas Agriculture Daily. El portavoz de la CILA estadounidense, Frank Fisher, dijo a Reuters que funcionarios de la comisión de ambos países se han reunido varias veces desde 2023 para renegociar aspectos del tratado con la esperanza de aumentar su confiabilidad.

En paralelo, la representante republicana por Texas añadió un texto al proyecto de ley presupuestaria 2025 de la Cámara de Representantes, que retendría la ayuda a México hasta que acepte cumplir el tratado sobre el agua. El proyecto de ley superó un obstáculo de procedimiento, aunque no es seguro que consigan los votos suficientes para ser aprobado en el Congreso.

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