Dos proyectos de ley sellan el giro a la derecha de Macron en Francia
Una prohibición para difundir imágenes de los policías y un plan que restringe el “separatismo islamista” acentúan este enfoque en la gestión del líder francés.
Desde que Emmanuel Macron resultó electo en 2017 como un Presidente “ni de izquierda ni de derecha”, han surgido versiones sobre los distintos giros en su mandato hacia ambas posiciones políticas. Ahora, con miras a las elecciones presidenciales en Francia de 2022, Macron estaría optando por situarse estos últimos meses más a la derecha, una maniobra que le resultaría provechosa para un posible segundo gobierno.
Después de un primer vuelco a la derecha en julio de este año con el nombramiento del ministro del Interior, Gérald Darmanin, exmiembro del derechista Partido Republicano y exportavoz de la campaña de Nicolas Sarkozy, son dos controvertidos proyectos de ley los que refuerzan esta idea.
Uno de ellos es el “proyecto de ley de seguridad global” que ya se discutió esta semana en la Asamblea Nacional. La polémica se centra en un artículo del proyecto que prohibiría la difusión de imágenes de agentes de la policía con la “intención de causarles daño”. Sectores de la ciudadanía han respondido a esta disposición puesto que temen que el proyecto dificulte la cobertura de las protestas por parte de la prensa y complejice el conocimiento de la eventual brutalidad policial.
El viernes pasado, en un debate en el Parlamento, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, abordó las críticas y dijo que los periodistas y el público “pueden seguir filmando y transmitiendo, pero no pueden dar los nombres y direcciones de nuestros agentes de policía que quieren servir a la República”.
Pese a que amenazar e insultar a la policía, incluso en las redes sociales, ya es punible en Francia, Le Monde asegura que la formulación de este texto fue concebida como una “respuesta clientelista a los sindicatos policiales, que desde hace tiempo han pedido que se borre a la policía de los videos publicados en las redes sociales”. Si se convierte en ley, los infractores estarían sujetos a una pena máxima de un año de prisión y una multa de $ 54.000 euros.
El otro proyecto, que responde directamente a los últimos ataques terroristas en el país, aún debe ser considerado por el Parlamento y busca mayores restricciones contra el “separatismo islamista”. Este proyecto de ley prohibiría la educación en el hogar a quienes no envían a sus hijos las escuelas, marcaría en una base de datos a aquellos que se considera que “excusan” los actos terroristas, sometería a las organizaciones que reciben subsidios gubernamentales a una prueba de lealtad a “los valores de la República” y aumentaría las restricciones a la poligamia.
“El contexto de los ataques terroristas invita a Macron a acentuar la última etapa de su estrategia lanzada en 2017: después de haber aplastado al Partido Socialista, ha estado tratando de seducir a los votantes de derecha. Este imperativo le permite reunir a los votantes preocupados por el orden público y preocupados por los ataques islamistas al secularismo”, explica a La Tercera Olivier Ihl, director del Instituto de Estudios Políticos de Grenoble.
Pero este giro a la derecha ha afectado al ala más progresista de su partido La República en Marcha! (LREM), que ha optado por retirarse de la formación. “Con el pretexto de reforzar los valores republicanos, en realidad estamos sirviendo a los oponentes de la República, que tienen una agenda xenófoba”, dijo a The New York Times Aurélien Taché, un diputado que renunció al partido de Macron. Otra diputada que dejó LREM este año, Émilie Cariou, afirmó que “no somos nosotros los que estamos traicionando. Al contrario, creemos que estamos volviendo a nuestros valores originales”.
“Esta estrategia crea tensiones entre los diputados que tienen una sensibilidad más de izquierda. Así lo atestiguan las desviaciones del movimiento o las abstenciones durante las votaciones en la Cámara de Diputados. Ante la opinión pública, el Presidente Macron sigue beneficiándose del apoyo de los votantes de izquierda, pero mucho menos que en 2017. Desde una base de izquierda, su base electoral se ha desplazado hacia la derecha, mediante la integración de votantes que no habían votado por él hace tres años”, dice Ihl.
Este cambio apunta a lo que será la primera vuelta de las presidenciales, en las que tendrá que enfrentarse a un candidato de derecha del Partido Republicano.
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