EE.UU. endurece su tono con Arabia Saudita por Khashoggi y Yemen
El asesinato de Khashoggi, residente en Estados Unidos, ocurrido en el consulado de Arabia Saudita en Estambul, Turquía, y la guerra en Yemen son dos de los principales puntos de fricción en la alianza de décadas entre Washington y Riad.
El máximo responsable de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, dijo este domingo al príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, que Washington hará rendir cuentas a todos los involucrados en la muerte del periodista crítico de Riad Jamal Khashoggi.
Pompeo dijo además al príncipe que Arabia Saudita debería "hacer lo mismo", durante una larga conversación telefónica, en la que también trataron el conflicto en Yemen.
El asesinato de Khashoggi, residente en Estados Unidos, ocurrido en el consulado de Arabia Saudita en Estambul, Turquía, y la guerra en Yemen son dos de los principales puntos de fricción en la alianza de décadas entre Washington y Riad, y el príncipe heredero está involucrado ambos. Bin Salmán ha tenido un papel directo en el control de la intervención de Arabia Saudita en Yemen y también ha sido acusado de orquestar el asesinato de Khashoggi, el 2 de octubre.
"El secretario (de Estado Mike Pompeo) enfatizó que Estados Unidos pedirá responsabilidades de todos los implicados en la muerte de Jamal Khashoggi, y que Arabia Saudita debe hacer lo mismo", dijo el domingo en un comunicado la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert.
Pompeo ya dijo antes que el asesinato de Khashoggi "viola las normas del derecho internacional" y que Estados Unidos estaba revisando las posibles sanciones a las personas involucradas.
Pero tanto Pompeo como el presidente Donald Trump, sin embargo, han remarcado también las importantes relaciones comerciales, estratégicas y de seguridad nacional de Estados Unidos con Arabia Saudita.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, aumentó la presión sobre Arabia Saudita cuando el sábado aseguró haber compartido grabaciones sobre la muerte de Khasoggi con Riad, Washington y otras capitales, aunque no dio detalles del contenido de las mismas.
Después de rechazar acusaciones sobre este aspecto, Arabia Saudita admitió que el periodista de 59 años había sido asesinado en su consulado, un acto que tildó de "repulsivo".
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